Latinoamérica
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La defenestración de José Bayardi:
¿Uruguay sigue bajo tutela militar?
Andrés Capelán
Comcosur al día
Plenario Nacional del Frente Amplio.
Los dirigentes Hugo Cores (PVP) y Eduardo Rubio (26M) piden la remoción de los comandantes en Jefe de las tres armas por entender que -al haber sido arte y parte de la dictadura- no están en condiciones objetivas de permanecer en el mando.
El viceministro de Defensa Nacional, José Bayardi (VA), pide la palabra, y en
tono coloquial defiende la política militar del gobierno y explica las razones
por las que dicha remoción sería inconveniente. ¡Error! Una jerarquía del Estado
no puede hablar nunca "en tono coloquial" o "en confianza". Debe hablar siempre
como si lo estuviera haciendo para la televisión, y teniendo en claro que todo
lo que diga, no sólo "puede ser" usado en su contra, sino que lisa y
llanamente "va a ser" usado en su contra...
HUMILLADOS Y OFENDIDOS
Hasta el jueves 8, parecía que las palabras de Bayardi no habían llamado la
atención a nadie. Sin embargo, bastó que el semanario BÚSQUEDA las hiciera
públicas para que los acontecimientos se precipitaran abruptamente en un espiral
que todo indica que terminará con su renuncia. Según la reconstrucción de los
hechos que se puede hacer siguiendo las notas de prensa, varios militares
hicieron saber al comandante en jefe del Ejército, el general Angel Bertolotti,
que se sentían humillados y ofendidos por los dichos de Bayardi (ver Comcosur al
Día Nº 1099), y algunos marinos incluso pidieron se les formara Tribunal de
Honor para juzgar su conducta. Molesto él mismo, Bertolotti pidió a la ministra
de Defensa Nacional, Azucena Berrutti, que Bayardi rectificara sus dichos o él
presentaba su renuncia.
La secretaria de Estado trasladó esa inquietud al presidente Tabaré Vázquez,
quien rápidamente se alineó con Bertolotti y obligó a Bayardi a hacer un
lamentable "mea culpa" en el que se esforzó inútilmente por explicar que no dijo
lo que dijo. ¡Segundo error! En su intervención en el Plenario, desde el punto
de vista conceptual, Bayardi no dijo nada que no fuera verdad. Ni siquiera
utilizó la palabra "maricón" en su acepción homofóbica, sino en la acepción
coloquial con la que se designa a una persona temerosa. No tenía nada de qué
disculparse (a no ser que la sinceridad sea considerada algo indecoroso).
Acto seguido, curiosamente, la ministra Berrutti pide licencia, abandonando el
barco en medio de esta tormenta (¿tercer error o movimiento fríamente
calculado?), y el presidente Vázquez, antes de irse de viaje a los Estados
Unidos, desautoriza a Bayardi designando al ministro de Educación y Cultura,
Jorge Brovetto para sustituirla (¿cuarto error o también otro movimiento
fríamente calculado?). Ahí, Bayardi comete el quinto error de esta serie: no
renuncia. En la noche de ayer, la dirección del grupo político al que pertenece,
la Vertiente Artiguista, se reunió en forma grave y urgente, y con dignidad y
firmeza reafirmó su confianza y su apoyo a Bayardi. Sin embargo, cuando la
prensa preguntó anoche el viceministro de Defensa si pensaba renunciar, al
negarse a contestar esa pregunta Bayardi dejó entrever que sí al decir que "No
sería conveniente generar un hecho político sin la presencia del presidente y de
la ministra".
LAS LECCIONES DE LA HISTORIA
De todo esto se puede comenzar a sacar algunas cosas en claro. Por un lado,
es evidente que dentro del Encuentro Progresista hay quienes han montado una
"operación" contra la Vertiente Artiguista, que en esta nueva etapa resultó más
"radical" de lo que se esperaba. Las dos últimas crisis en el equipo de gobierno
han tenido a hombres suyos como protagonistas (Bayardi en ésta, y el economista
Ricardo Viera en la del Presupuesto Quinquenal); y la VA también será
protagonista de la tercer crisis si es que el Senado no aprueba sin
modificaciones sustanciales la Ley de Libertad Sindical redactada por el
diputado Juan José Bentancor.
Por otro lado, es preocupante que a nadie preocupe que los militares estén en un
permanente "estado deliberativo", opinando sobre las acciones del gobierno hasta
el punto de haber presionado para sacar a Bayardi del medio, y lograrlo. Pero
además, con Bayardi no se está yendo solamente un viceministro, sino que se está
yendo quien -de acuerdo al cronograma diseñado por el presidente Vázquez- el
próximo año debería asumir la titularidad de la cartera. Para eso se estuvo
preparando Bayardi durante todos estos años en los que fue figura destacada de
la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados.
El asunto es más preocupante todavía si recordamos que la injerencia militar en
la designación de su jefe civil fue el inicio de la Dictadura. En efecto, el "pre-golpe"
de febrero de 1973 se generó por el rechazo del Ejército y la Fuerza Aérea a la
designación del general retirado Antonio Francese como ministro de Defensa
Nacional. Treinta años después de aquellos acontecimientos, el semanario BRECHA
publicaba la cronología de esos hechos.
Vale la pena recordarla: Jueves 8 de febrero de 1973: -Con el propósito de
controlar la efervescente situación militar, a primera hora el presidente Juan
María Bordaberry sustituye al abogado Armando Malet por el general retirado
Antonio Francese al frente del Ministerio de Defensa Nacional. En la mañana de
ese día el nuevo ministro se reúne con los mandos de las tres fuerzas y sólo
encuentra respaldo en la Armada.
-A las ocho de la noche, desde el canal oficial -en el espacio reservado a las
Fuerzas Conjuntas- los jefes del Ejército y la Fuerza Aérea anuncian que
desconocerían las órdenes de Francese y reclaman a Bordaberry su relevo.
-A las diez y media de la noche, desde Canal 4, Bordaberry anuncia que mantendrá
a Francese en el ministerio y convoca a la ciudadanía a reunirse en la plaza
Independencia, frente a la Casa de Gobierno. Allí le acompañaban los ruralistas
Juan José Gari y Olga Clérici (viuda de Benito Nardone) y varios otros
dirigentes blancos y colorados de poco peso. A la convocatoria a la plaza
responden unos 200 ciudadanos.
Viernes 9 de febrero de 1973: -En las primeras horas de la madrugada los
fusileros de la Armada, mediante barricadas, cierran la entrada a la Ciudad
Vieja. En respuesta, el Ejército saca sus tanques a las calles.
-Por la mañana, el Ejército ocupa varias emisoras de radio, desde las cuales
exhorta a los miembros de la Armada a unirse a sus planteos: -Se emite el
comunicado número 4, firmado sólo por los mandos del Ejército y la Fuerza Aérea,
cuyo contenido es evaluado, según la primera lectura de varias agencias de
prensa, como de contenido "peruanista".
-El presidente acepta el planteo castrense y releva al general Francese como
ministro de Defensa Nacional.
Sábado 10 de febrero de 1973: -En nombre de Bordaberry, tres miembros de su
gabinete -entre ellos Juan Carlos Blanco- intentan un acercamiento con las
posiciones de los mandos militares insurrectos; que le permita conservar el
cargo.
-Por la noche, los comandantes del Ejército y la Fuerza Aérea emiten el
comunicado número 7, una especie de agregado al de la víspera.
Domingo 11 de febrero de 1973: -La Armada se pliega a la posición del Ejército y
la Fuerza Aérea.
Lunes 12 de febrero de 1973: -Bordaberry concurre a la base Boisso Lanza, acepta
todas las exigencias de los mandos militares y pacta su continuidad en la
Presidencia.
13 de febrero de 1973 -El Doctor Walter Ravenna asume como ministro de Defensa
Nacional Claro está que las épocas son distintas. Hoy día el modelo impuesto por
los centros del poder ecuménico no es el de la dictadura militar, sino el del
progresismo socialdemócrata, o como quiera llamársele a estos gobiernos del cono
sur y sus adyacencias. Sin embargo, el huevo de la serpiente sigue estando
fértil y sólo se necesita incubarlo para que eclosione. Es que entre aquellas
Fuerzas Armadas de 1973 y éstas del 2005 no hay ninguna ruptura, por el
contrario: hay una absoluta continuidad. De eso hablaba Bayardi el pasado sábado
3 de agosto, y los hechos posteriores han dado prueba fehaciente de que ello es
así. Puestas así las cosas, la pregunta surge sola: ¿Todavía seguimos viviendo
en una "democracia tutelada"? Hasta el momento y por lo que se vé, la respuesta
no puede ser otra que "sí".