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La izquierda en proceso de fusión
Para afinar la orquesta
Un secretariado que contemple todas las vertientes del progresismo aparece como el primer paso para dinamizar una fuerza política aletargada. Para algunos esa iniciativa no es más que un esfuerzo por eliminar las voces discordantes en el FA; para otros es la culminación de un proceso que permitió la victoria en octubre.
Víctor H Abelando
Brecha
En medio de una percepción bastante generalizada de que las cosas no pueden
seguir así, la fuerza política de gobierno encara un proceso de reestructura
cuyo eje principal es la unificación en una sola estructura del FA, el EP y el
Nuevo Espacio (NE). El primer paso en esa dirección será la creación de un
secretariado, tal como lo habilita el artículo 92 de los estatutos
frenteamplistas, con integración de representantes del EP, el NE, los sectores
del FA que tienen representación en el Senado –Asamblea Uruguay, Espacio 90,
Vertiente Artiguista, MPP, y 1001– y tres delegados en representación de las
bases de Montevideo, Canelones e Interior. De dicho ámbito quedarán excluidos
los sectores minoritarios de la izquierda.
Lo curioso de esta iniciativa es que la conformación del nuevo organismo se
lograría al amparo de un estatuto propio del FA, incorporando sectores no
frenteamplistas sin que previamente se produzca el ingreso de los mismos a su
orgánica, señaló a BRECHA el dirigente del PVP Carlos Coitiño. (En concreto, su
creación depende de una decisión del Plenario Nacional, que sesionará los días 3
y 4 de setiembre.)
La singularidad del hecho es fruto de los necesarios reacomodos que la
organización progresista enfrenta a la hora de gobernar, o también de la
adecuación de la fuerza política a las circunstancias, a juicio del diputado del
NE Diego Cánepa. "Lo que está haciendo el EP-FA-NM es ir detrás de la realidad,
porque la gente ya saldó el tema. La izquierda está unida y falta que la
orgánica tenga una sola expresión, con la diversidad característica de su pasado
y la concepción histórica de la unidad sin exclusiones", precisó el legislador.
No obstante, lo que aparece como un hecho natural después del 31 de octubre
último tiene, en la interna frenteamplista, distintas lecturas, a pesar de que
la iniciativa del secretariado aparenta partir de un diagnóstico compartido: la
actual anomia de la fuerza política.
Para el dirigente socialista José Nunes es "necesario unificar la conducción de
la fuerza, si se quiere que ella juegue un rol trascendente en la conducción del
proceso político y que de ese papel participen todas las fuerzas que
contribuyeron a que se ganara el gobierno, porque la actual estructura no es
adecuada". Nunes agregó que "si las decisiones se toman en el FA, eso condiciona
a los aliados y se les imponen las resoluciones; por el contrario, si ellas se
concretan con el EP y la NM, no hay la discusión amplia que garantiza la
estructura del FA. De ahí que sea necesaria la unificación para analizar los
temas en los plazos que la acción de gobierno exige y en un ámbito donde estén
todas las fuerzas que respaldan el programa que se está instrumentando".
En opinión de Nunes esa unidad ya se registra en otros ámbitos, por ejemplo en
las instancia institucionales de las bancadas del Parlamento y las juntas
departamentales.
"La idea es que la unidad, la incorporación de todos en la estructura del FA y
por tanto la aceptación de una modalidad acorde a los criterios de
participación, de elección interna, de representación proporcional, de
convivencia de partidos políticos con las coordinadoras y departamentales, sea
la salvaguarda de la continuidad de la fuerza política y su vida interna
democrática. No queremos que por la vía de las necesidades del gobierno se
consolide una cúpula de conducción política que no sea reflejo de una vida
orgánica democrática. La garantía de que ello no suceda es que la integración se
dé a todos los niveles", señaló Nunes.
SIN ENTUSIASMARSE. Desde los sectores minoritarios de la coalición, la visión de
los problemas es menos instrumental y más de línea política. En esa dirección,
Coitiño señaló que la principal ausencia del EP-FA es la falta de una discusión
que construya síntesis. Se ha entendido, comentó, "que la dificultad está en el
hecho de que hay tres fuerzas con distintas orgánicas, cuando ellas tienen
ámbitos de discusión que han fracasado en la intención de construir opiniones
comunes, llevando a la confusión con el debate público de sus diferencias". De
ahí que en su opinión sea un "tremendo error, que reitera una tendencia
verticalista", pensar que la creación de una dirección única resolverá la
realidad que viven los adherentes encuentristas. Para Coitiño, la realidad
compleja que padecen los frenteamplistas está abonada por un proceso que se
inició en la etapa de transición cuando, por ejemplo, las unidades temáticas
fueron disueltas y se crearon los grupos operativos y comenzó el gobierno a
transitar un camino que muchas veces no coincidía con las definiciones
programáticas.
"Es una fuerza política que no está discutiendo bien; el programa no está
colectivizado y el grueso de la población lo intuye porque tiene una voluntad de
cambio, pero en la realidad hay una ausencia de significado que impide a la
ciudadanía comparar el programa con las decisiones que el gobierno toma",
advirtió el dirigente del PVP. Algo similar, comentó, ocurre con los militantes
que ante la falta de colectivización reciben la información como cualquier
ciudadano a través de los medios. Coitiño señaló que la propia Mesa Política
recibe formalmente la información de los gobernantes sin que se produzca un
debate profundo, como debería haberse dado, por ejemplo, en torno al presupuesto
quinquenal.
Un razonamiento similar esbozó el dirigente del 26 de Marzo Fernando Vázquez,
para quien la fuerza política que gestó todo este proceso está muy desflecada,
con escasas iniciativas de actividades hacia el pueblo. "Desde nuestro punto de
vista este es un problema político y no estrictamente organizativo", subrayó.
Según el dirigente del 26 de Marzo, esa desorientación la vive en sus propias
filas, en particular por la confusión que generan algunos actos de gobierno,
como "la actitud continuista ante la deuda externa. Esas son cosas muy difíciles
de entender y defender para el militante, cuando antes la crítica a esas
actitudes fueron lugar común del discurso de la izquierda".
LOS BEMOLES. Las sospechas del PVP y el 26 de Marzo se dirigen a un posible
disciplinamiento de la fuerza política respecto al gobierno, en el entendido del
que el FA es concebido, a partir de esa reestructura, exclusivamente como una
fuerza de choque del Poder Ejecutivo.
Un extremo que Nunes descarta, afirmando lo que en la última Mesa Política
expresó el presidente del FA, Jorge Brovetto. "Él decía que la fuerza política
debe acompañar al gobierno, no ir ni más adelante ni más atrás. Eso quiere decir
defenderlo, respaldarlo, vigilarlo, criticarlo si corresponde, y tener
iniciativa política y proponerle cosas si se entiende pertinente. De ninguna
manera pensamos que el papel de la fuerza política se reduzca a hacer propaganda
de las cosas buenas que hace el gobierno, por más que esa sea una tarea
fundamental. Tiene que interactuar con la sociedad para trasladarle al gobierno
su percepción de lo que está pasando, tiene que contribuir a articular", afirmó
el dirigente socialista.
En tanto, las estructuras frenteamplistas ensayan una comunicación con la gente
que, por ahora, aborda las medidas de gobierno más consensuadas. Distintos
miembros de los ministerios concurren a los comités de base a explicar tanto la
ley de cárceles como la marcha del Plan de Emergencia.
La sensación de un apartamiento del gobierno de los lineamientos programáticos
del FA no es parte del bagaje de los militantes frenteamplistas, al menos no
afecta las esperanzas depositadas en la actual administración como agente del
cambio. Sin embargo, recordaron Vázquez y Coitiño, no se abordan los temas más
polémicos, y no hay desde la estructura del FA una trasmisión hacia la
ciudadanía de las razones que llevaron a la firma de la carta de intención o al
pago puntual de la deuda externa.
De todas formas, unos y otros observan que la fuerza política no cumple el papel
que, en las discusiones del Congreso, se le adjudicó a partir del documento de
relacionamiento gobierno-EP-FA-sociedad civil. En ese cuadro la unificación
aparece como natural, pero todos entienden que deberán darse otros pasos para
que la nueva estructura dinamice la relación con la población, aunque algunos
acentúen la función de vigilancia crítica del programa que le asignó Tabaré
Vázquez y otros prefieran que se discipline en la función de propagandista.