Latinoamérica
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Armas versus lucha contra la pobreza
Paraguay: Gasto militar o desarrollo social
Una campaña por la reducción del presupuesto militar y la suspención del
servicio militar obligatorio podría mejorar la situación de 2 millones de pobres
y frenar la represión a los campesinos.
Por Pamela Damia
Enviada Especial a Asunción
S i bien Paraguay es un país pequeño, la cantidad de efectivos militares por
cada 10 mil habitantes es de 31, mientras en Brasil y Argentina, la relación es
de 18 efectivos por la misma cantidad de habitantes. A esto se le suma que las
Fuerzas Armadas paraguayas son una de las principales latifundistas del
territorio guaraní, ya que posee más de 285 hectáreas en todo el país.
Desde hace, 15 años el SERPAJ - PY (Servicio de Paz y Justicia del Paraguay)
viene trabajando por la No Violencia Activa, la cultura de la paz y los Derechos
Humanos, siendo uno de sus objetivos principales el desmantelamiento del
militarismo. En un material elaborado por esa organización acerca de la
ocupación militar en Paraguay, queda develado que las Fuerzas Armadas han
defendido el monopolio de la tierra reprimiendo a las organizaciones campesinas
que luchan por la Reforma Agraria, gracias al adiestramiento y el apoyo de
Washington mediante el Comando Sur del Pentágono.
La lucha por la tierra ha costado una gran cantidad de vidas paraguayas, así
como miles de heridos y afectados psicológicamente por la represión que el
Estado ha llevado a cabo, utilizando a la policía nacional y a los militares.
Hasta el momento, fallecieron 76 campesinos en cortes de ruta, desalojos y
manifestaciones, y cerca de 2 mil se encuentran imputados con "Medidas
Sustantivas", a quienes los fiscales les atribuyen la condición de no volver a
participar en las medidas de fuerza que impulsan sus organizaciones.
Sin embargo, esto viola el derecho a protestar públicamente contra las políticas
estatales que los afectan directa y negativamente. Mercedes Fleitas, secretaria
de la Mujer y miembro de la Mesa Ejecutiva de la MCNOC (Mesa Coordinadora
Nacional de Organizaciones Campesinas), una de las organizaciones que más
ocupaciones de tierras ha llevado adelante en los últimos años, dijo que "además
de dos mil compañeros imputados por los problemas sociales hay entre ellos 33
condenados y con todo esto somos acusados de terrorismo".
En efecto, las Fuerzas Armadas siguen jugando un papel muy importante en la
dinámica de control y represión social; por ello buscan una nueva legitimación
política difundiendo que las luchas campesinas representan una amenaza a la
estabilidad del país.
Orglando Castillo, miembro del SERPAJ, afirmó que "frente a esta amenaza se han
creado 18 nuevos destacamentos para reprimir a los campesinos y defender a los
latifundistas -en su mayoría extranjeros-, al el cultivo extensivo de la soja
transgénica y a la utilización de agrotóxicos, fabricados por la multinacional
norteamericana Monsanto".
Gráficamente, la presencia militar en las calles paraguayas es moneda corriente.
Cuando asumió Nicanor Duarte Frutos la presidencia del Estado guaraní, en el año
2003, se firmó un decreto por el cual se autoriza a los militares a salir a la
calle en apoyo a la policía cuando haya crisis social, pero la disposición no
tiene fecha de caducidad, territorio delimitado ni justificación.
Sin embargo, según Castillo, la Ley de Seguridad Nacional señala que para que de
las Fuerzas Armadas actúen de esa forma se debe reunir la Comisión de Crisis
integrada por el ministerio del Interior, el de Defensa, la presidencia y los
parlamentarios, dejando en claro cuántos días estarán en las calles y en que
situación.
"Ésto último no se realizó ni se investigó. La Corte Suprema no lo revocó y las
cámaras de diputados y senadores tampoco hicieron ningún informe. Pero esto
tiene que ver con una nueva doctrina de Seguridad que el Comando Sur ha
impuesto, el de la "Soberanía Eficaz" para los lugares donde hay conflicto
socioeconómico y no hay presencia estatal. El Comando Sur norteamericano, con o
sin apoyo del estado, opera como quiere. Incluso hacen operaciones fuera de las
escuelas a la hora de salida, y la gente, tristemente, lo ve como normal",
añadió Castillo.
Por ello, el SERPAJ, que lidera el Premio Nobel de la Paz, el argentino Adolfo
Pérez Esquivél, principalmente trabaja en el tema de desmilitarización donde se
plantean enfoques de trabajo que tienen que ver con las fuerzas armadas tanto a
nivel local como regional. Esa entidad actúa en la Coordinadora Nacional de
Militarismo y Objeción de Conciencia, que lucha por la no prestación del
servicio militar. Según el SERPAJ, la suspensión significaría un ahorro de más
de cien mil dólares.
En tanto, Castillo propone ir descapitalizando el monto destinado a las Fuerzas
Armadas para invertirlo en proyectos sociales: "Una Reforma Agraria efectiva,
alimentaria, de educación y salud para todos. La inversión social promedio en
América Latina se calcula en 664 dólares per capita, pensamos que podríamos
aumentarlo a 1.000 o 1.200 si redujéramos el gasto militar; teniendo en cuenta
que en el país existen 2 millones de pobres mientras la población total es de 5
millones y medio".
La Campaña llamada "Desarmemos el Presupuesto" impulsada éste año por el SERPAJ
junto con el Movimiento de Objeción de Conciencia (MOC) y Círculos y
Asociaciones de médicos y enfermeros, y apoyada por la Organización No
Gubernamental (ONG) Fe y Alegría, la CODEHUPY (Coordinadora de Derechos Humanos
del Paraguay), la Federación Estudiantil y el Sindicato de Periodistas, entre
otros, tiene como objetivo la reducción en un 32 o 42 por ciento del gasto
militar, para dirigirlo a salud materno infantil.
Teniendo en cuenta que, según cifras oficiales del ministerio de Salud Pública y
Bienestar Social, mueren 10 niños por día por diferentes razones, cerca de 35
mil se encuentran en estado de desnutrición y el mismo caso afecta a 45 mil
mujeres embarazadas (aproximadamente el 30 por ciento de las mujeres en período
de gestación a nivel nacional), medidas como la propuesta serían significativas
en materia de desarrollo social.
pdamia@perio.unlp.edu.ar
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