Latinoam�rica
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Chile: A 40 a�os de la fundaci�n del MIR (1965-2005)
Boletin Miguel Enriquez
En su declaraci�n de principios el MIR afirm� que la tarea fundamental de
los revolucionarios era luchar por la conquista del poder para realizar una
revoluci�n socialista
El gobierno dem�crata-cristiano (per�odo presidencial 1964 - 1970) despert�
grandes esperanzas en amplios sectores populares. Entre 1966 y 1967 se vi�
favorecido por el aumento de los precios de las exportaciones en el mercado
mundial, por un importante flujo de pr�stamos e inversiones norteamericanas y
por un crecimiento de los sectores industriales. Tanto los trabajadores como la
peque�a burgues�a entraron en un per�odo de calma. Parec�a que la Democracia
Cristiana inauguraba una nueva �poca y estaba llamada a reinar por muchos a�os.
La epoca de la Alianza para el progreso,tactica del imperialismo para frenar los
tiempos de revolucion y rebelion popular por todo el continente.
La izquierda entr� en una etapa de repliegue y desconcierto, resurgiendo las
contradicciones entre las opciones estrat�gicas. El PC en su XII Congreso de
1965, reafirm� la estrategia de la v�a pac�fica, definiendo la movilizaci�n
legal y electoral de masas como el elemento central de ella. En la primera fase
del gobierno dem�cratacristiano este partido adopt� una pol�tica de apoyo
cr�tico que ahond� la confusi�n en la izquierda. El PS en su Congreso de Linares
(tambi�n en 1965) descart� la v�a electoral como estrategia para alcanzar el
poder, rescat� la legitimidad e inevitabilidad de la violencia revolucionaria,
advirti� sobre el car�cter limitado de las formas pac�ficas y legales de lucha,
y propugn� la unidad de los trabajadores para llevar a cabo la revoluci�n
socialista: sin embargo estos postulados revolucionarios no se tradujeron en una
pr�ctica.
Fue en este contexto pol�tico que surgi� el MIR, cuyo Congreso de fundaci�n se
realiz� en Santiago el 15 de Agosto de 1965. El MIR se form� a partir de la
fusi�n de varias tendencia entre ellas las peque�as organizaciones
revolucionarias: la Vanguardia Revolucionaria Marxista (VRM) y el Partido
Socialista Popular (PSP). Estas organizaciones, a su vez, se hab�an constitu�do
mediante la convergencia de diversos grupos escindidos del Partido Socialista Y
del Partido Comunista (de origen trotskista, pro-chinos o influ�dos por la
revoluci�n cubana), de militantes sindicales radicalizados,Anarquistas y de
cristianos revolucionarios. Entre ellos estaba el grupo de j�venes militantes
socialistas que, conducidos por Miguel Enr�quez, se hab�an marginado en 1964 del
PS para integrarse al VRM.
Pero m�s all� del origen de sus componentes, la fundaci�n del MIR expres� el
resurgimiento de una corriente revolucionaria despu�s de tres d�cadas de imperio
absoluto de las pol�ticas reformistas en el movimiento popular chileno. Y para
que el movimiento revolucionario se revitalizara en Chile fue necesario que se
dieran condiciones sociales y pol�ticas profundas que empujaban a ello: en la
d�cada del 60 madur� en nuestro pa�s la crisis del sistema de dominaci�n
hegemonizado por la burgues�a industrial dependiente, coincidiendo ello con el
inicio hist�rico de la crisis del neoliberalismo norteamericano en Am�rica
Latina. Son estos procesos que cuestionan la vigencia de un orden econ�mico,
social y pol�tico institucionalizado del cual la izquierda tradicional era parte
funcional, los que empujan a sectores de esos partidos de izquierda a superar
concepciones pol�ticas obsoletas que se hab�an transformado en un factor
obstruccionista de la lucha revolucionaria. El conservadurismo de los partidos
populares, el arraigo tan hondo de las concepciones reformistas, impidieron la
renovaci�n de esos partidos y forzaron, dial�cticamente, el surgimiento de un
nuevo movimiento revolucionario que rompi� radicalmente con las concepciones
program�ticas y estrat�gicas que inspiraron a la izquierda por d�cadas:
1) En su declaraci�n de principios el MIR afirm� que en Chile las condiciones
objetivas estaban maduras para el derrocamiento del sistema capitalista y
proclam� que la tarea fundamental de los revolucionarios era luchar por la
conquista del poder para realizar una revoluci�n socialista. Tal postulado
program�tico implic� un abandono del dogma de la revoluci�n por etapas que
afirma que la realizaci�n de una revoluci�n democr�tico nacional burguesa
constituye una etapa insustitu�ble para generar las condiciones objetivas que
permitir�an, en una segunda etapa materializar las revoluci�n socialista.
La caracterizaci�n que hizo el MIR de la revoluci�n chilena como una revoluci�n
socialista se sustent� en una revisi�n cientifica profunda del pensamiento
social en boga en la izquierda tradicional. Efectivamente, durante los a�os 60
una nueva generaci�n de investigadores marxistas comenzaron a cuestionar los
fundamentos te�ricos en que se respaldaban las concepciones de la izquierda
reformista, demostraron que las sociedades latinoamericanas no ten�an un
car�cter semifeudal, ya que desde las postrimer�as del colonialismo espa�ol
hab�an surgido estructuras capitalistas.
El retraso econ�mico y social no se deb�a a los obt�culos de la oligarqu�a
terrateniente semifeudal (ya que las estructuras agrarias presentes eran
esencialmente capitalistas), sino que al car�cter dependiente del capitalismo
chileno en su conjunto. Esclarecieron que en nuestro pa�s nunca se hab�a
conformado una "burgues�a nacional progresista" capaz de desarrollar una
capitalismo independiente. Es por ello que la l�nea del "Frente Popular"
impulsada por la izquierda fracas� en su prop�sito de hacer de Chile un pa�s
capitalista industrializado, no dependiente, regido por una democracia avanzada
en que el progreso social llegara a todos los sectores del pueblo. La propia
naturaleza neocolonial del capitalismo chileno hac�an y siguen haciendo
imposible que la burgues�a criolla conduzca una revoluci�n democr�tico nacional.
La prueba es que despu�s de dos d�cadas de gobiernos frentistas y populistas la
industrializaci�n se estanc�, la penetraci�n imperialista se extendi� y la
supuesta burgues�a "nacional" se asoci� m�s estrechamente con el capital
extranjero. Amplios sectores populistas quedaron marginados de todo progreso
social y la democracia se fue restringiendo. En la d�cada del 60 el capitalismo
chileno comenz� a vivir una crisis estructural que no se reflejaba s�lo en la
econom�a, sino adem�s afectaba el sistema de dominaci�n burgu�s en su conjunto,
generando las condiciones objetivas para la revoluci�n social.
La �nica respuesta realista al retraso y la dependiencia era y es la conquista
del poder por el proletariado y el pueblo para llevar a cabo una revoluci�n
socialista que incluya las tareas democr�ticas y Am�rica Latina demostr� la
invalidez de la concepci�n de la revoluci�n por etapas y comprob� que en Am�rica
Latina la revoluci�n tiene necesariamente el car�cter de un solo proceso
ininterrumpido de lucha democr�tico revolucionaria, antimperialista y
socialista.
El congreso fundacional del MIR aprob� un programa que plante� los siguientes
objetivos b�sicos:
- la expulsi�n del imperialismo: nacionalizaci�n de empresas y bancos
extranjeros; ruptura de pactos que atan al imperialismo y afectan nuestra
soberan�a nacional; desconocimiento de la deuda externa; relaciones comerciales
y diplom�ticas con todos los pa�ses del mundo.
-la revoluci�n agraria: expropiaci�n del latifundio y su entrega individual y/o
colectiva a los campesinos que trabajan la tierra.
-la construcci�n socialista: socializaci�n de sectores vitales (bancos,
transportes, salud, seguridad social, etc); expropiaci�n de f�bricas y empresas
de la burgues�a nacional y administraci�n obrera; estatizaci�n del comercio
exterior; planificaci�n y administraci�n de la econom�a con participaci�n
directa de comit�s de obreros, campesinos y empleados.
Se sostuvo que este programa s�lo podr�a realizarse "derrocando a la burgues�a e
instaurandose un gobierno revolucionario dirigido por �rganos de poder popular
de obreros y campesisno lo que implica la liquidaci�n del aparato estatal y
represivo burgu�s, y su reemplazo por la democracia directa proletaria y las
milicias armadas de obreros y campesinos".
2) La nueva concepci�n revolucionaria implic� una ruptura igualmente radical con
la pol�tica de alianzas de la izquierda tradicional que priorizaba el acuerdo
entre el proletariado, la peque�a burgues�a y la burgues�a industrial a la que
se le supon�a caracter�sticas progresistas, democr�ticas y nacionales. El MIR
rechaz� enf�ticamente toda pol�tica de colaboraci�n de clases con la burgues�a,
propiciando en cambio la unidad y movilizaci�n revolucionaria de la "mayoria
nacional compuesta por obreros, campesinos y sectores medios empobrecidos". Se
identific� al proletariado como la clase de vanguardia del proceso
revolucionario. Los pobres del campo y la ciudad los aliados principales de la
revolucion social.
En lo internacional, aunque se criticaron las deformaciones burocr�ticas de los
estados socialistas y el prop�sito de �stos de subordinar las luchas
revolucionarias en los pa�ses capitalistas a la pol�tica de coexistencia
pac�fica, el MIR proclam� claramente su apoyo al campo socialista y rechazo
categ�rico a la idea de posible neutralidad frente al choque entre el campo
socialista y el imperialista. Nuestro partido se pronunci� decididamente
solidario de las luchas antimperialistas, de liberaci�n nacional y de las
guerras revolucionarias de los pueblos oprimidos por el capitalismo. Especial
importancia a la unidad revolucionaria en Am�rica Latina, resaltando que esta
s�lo podr�a cristalizar plenamente cuando el triunfo del socialismo permitiera a
los pueblos latinoamericanos constituir esta unidad tan necesaria.
3) El MIR deslindo aguas en�rgicamente con la estrategia de "v�a pac�fica"
propugnada por la izquierda tradicional chilena, advirtiendo que la estrategia
de llevar a cabo la revoluci�n social a tr�ves de la lucha electoral y las
reformas legales dentro de los marcos de la institucionalidad burguesa era
inaplicable ya que la propia burgues�a es la que se resistir�, incluso con la
dictadura totalitaria y la guerra civil, antes que entregar pac�ficamente el
poder. Nuestro partido reafirm� el "principio leninista de que el �nico camino
para derrocar el r�gimen capitalista es la insurrecci�n popular armada".
El MIR no excluy� la movilizaci�n de las masas por sus reivindicaciones
econ�micas, sociales y pol�ticas inmediatas, pero destac� que esta lucha
reinvindicativa deb�a contribuir a elevar la movilizaci�n revolucionaria, no
limitarse a las luchas legales, sino que recurrir a las acciones directas de
masas mediante "la huelga, la ocupaci�n de tierras, f�bricas y terrenos, a los
grupos de autodefensa, etc". Las acciones directas de las masas por sus
reivindicaciones y derechos inmediatos y futuro.
4) LA fundaci�n del MIR correspondi� a la necesidad de constituir una vanguardia
pol�tica revolucionaria de la clase obrera y capas oprimidas del pueblo,
unificando "por encima de todo sectarismo a los grupos militantes
revolucionarios que est�n dispuestos a emprender r�pida, pero seriamente, la
preparaci�n y organizaci�n de la revoluci�n socialista chilena". La nueva
organizaci�n se defini� marxista-leninista y acord� regirse por los principios
del centralismo democr�tico. Al momento de su fundaci�n el MIR no agrupaba a m�s
de 600 militantes. Se eligi� Comit� Central que fu� encabezado por el Dr.
Enrique Sep�lveda, un veterano dirigente revolucionario de inspiraci�n marxista
e internacionalista.
El partido se concibi� como una organizaci�n pol�tica independiente. En lo
nacional no se plante� en lo inmediato la constituci�n de ning�n frente
pol�tico. En lo internacional rescat� su autonom�a para resolver su propia
pol�tica nacional, manifest� su disposici�n a establecer relaciones fraternales
con los partidos revolucionarios de todo el mundo, y llam� a "formar un
movimiento unificado de los grupos y partidos revolucionarios de Am�rica Latina
con el fin de coordinar y acelerar el proceso revolucionario"continental. Su
posterior embrion y iniciativa lo fue la la JCR- Cono Sur,intergrada por
losTupamaros de Uruguay,el ELN de Bolivia,PRT-ERP de Argentina y nuestro Mir de
Miguel Enriquez.
5) Durante sus dos primeros a�os de vida (1965-1967) el MIR fu� un polo de
reagrupaci�n de los sectores radicalizados de la izquierda. La unidad interna de
la nueva organizaci�n estaba dada por el rechazo al reformismo y por la com�n
identidad con la l�nea ideol�gica y program�tica global. Ello constituy� un paso
muy importante en la reconstituci�n inicial de una corriente revolucionaria
dentro del movimiento popular chileno. Pero a la vez, estos elementos eran
insuficientes para una organizaci�n que aspiraba a convertirse en una
alternativa revolucionaria para la clase obrera y el pueblo. Faltaba una
claridad y unidad de acci�n estrat�gica y t�ctica, construir un instrumento
organizado adecuado para esa acci�n revolucionaria y forjar v�nculos m�s s�lidos
y extensos con la clase obrera y el pueblo. El MIR en estos a�os no acept� a la
situaci�n general que viv�a la izquierda chilena: una etapa de repliegue, un
momento de desconcierto, de intensa discusi�n y b�squeda de nuevos caminos. Lo
valioso del MIR fue que expres� la ruptura radical con las concepciones
reformistas de la izquierda tradicional e indic�, gruesamente, la direcci�n a
seguir en la lucha revolucionaria.
Creemos que la caracterizaci�n de la revoluci�n y de sus tareas program�ticas,
as� como el camino revolucionario propuesto por el MIR desde su fundaci�n sigue
siendo hoy plenamente vigente como orientaci�n central para el movimiento
revolucionario chileno.
Solo a modo de un recuerdo del original planteamiento del MIR, que tantas luchas
y batallas dio posteriormente, en el periodo prerevolucionario y gobierno del
Presidente Salvador Allende, durante los largos a�os de la dictadura militar y
ahora en la concertacion democristiana y socialdemocrata de los nuevos
administradores del capitalismo criollo y sanguinario, del imperialismo y su
capitalismo financiero mundial.
A 40 A�os la Lucha Revolucionaria del MIR Continua.
15 de agosto-2005