Latinoam�rica
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Por un ba�o de transparencia
Los trabajos en el Batall�n 13
La investigaci�n sobre la existencia de un cementerio clandestino en el
Batall�n 13 debi� sortear m�ltiples escollos, desde aquel inicial intento del
juez Alberto Reyes, abortado por Julio Mar�a Sanguinetti, hasta el del juez
Alejandro Recarey, abortado por Jorge Batlle.
Samuel Blixen
Brecha
Ahora, finalmente, tras el anuncio de Tabar� V�zquez, un equipo de cient�ficos
est� buscando las pruebas de los enterramientos clandestinos y de las
posteriores exhumaciones.
Todo indica que una prueba muy importante fue hallada a fines de abril, unos
diez d�as despu�s de iniciados los trabajos, cuando unos sondeos permitieron
encontrar ocho fragmentos de huesos. Tama�a sorpresa: nadie esperaba resultados
tan r�pidamente, menos aun algunos militares, que apostaban a que nunca se iban
a encontrar restos y por lo tanto jugaban a que la informaci�n sobre la
identidad de quienes fueron sepultados all� depender�a exclusivamente de las
"fuentes militares".
El hallazgo de los huesos provoc� un terremoto en la interna militar.
El secretario de la Presidencia, Gonzalo Fern�ndez, quien recibi� los huesos, se
tom� m�s de 40 d�as para averiguar si los mismos correspond�an a humanos o a
animales. Finalmente, se qued� con la opini�n de un t�cnico que reconoci� su
incapacidad para despejar la inc�gnita, que otros estiman como una tarea muy
f�cil. Reci�n a comienzos de junio los huesos fueron entregados al juez que
entiende en el asunto, Juan Carlos Fern�ndez Lechini, quien hasta ahora no ha
tomado, seg�n trascendi�, ninguna iniciativa.
Ahora bien: todo esto, �no se hizo a los solos efectos de encontrar restos que
pudieran dar pistas sobre la identidad de los desaparecidos? Resulta que desde
el momento que se logra el hallazgo, se hace todo lo posible por ignorar de qu�
se trata. Al juez no se le ocurri� ordenar un an�lisis de adn, como al
secretario de la Presidencia no se le ocurri� entregar los huesos a la Facultad
de Ciencias para su an�lisis, a pesar del convenio suscrito con el rector de la
Universidad. Desde hace dos meses los huesos pasan de una mano a otra, duermen
en diferentes cajones, y nadie hace lo que debe hacer. Est� instalado un gran
coro que canta: "Yo, argentino".
Sorpresivamente se anuncia "la tercera y �ltima fase de los trabajos", es decir,
las excavaciones, que se efect�an a marcha cami�n, aunque pasados dos meses y
medio a�n no ha aparecido el georradar que los antrop�logos argentinos estimaban
como indispensable. Un gran apuro por excavar, pero una sorprendente lentitud
para investigar el origen de los huesos hallados.
�Por qu�? �Qu� peligro pueden encerrar esos huesos? �Qu� cosa nos pueden contar
que no se sepa ya? Quiz�s esos huesos encierren secretos todav�a no admitidos.
En este asunto, como en otros aspectos de esta historia, vendr�a bien un ba�o de
transparencia.