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Latinoamérica

Tropas del Pentágono entran en el país sudamericano
 

Paraguay reitera que en su territorio no se instalará base militar de EE.UU.

Stella Calloni,
corresponsal de La Jornada

Paraguay insistió en desmentir hoy que la presencia escalonada de tropas estadounidenses, que ya comenzaron a ingresar en ese país con autorización del Congreso, signifique la instalación de una base militar de Estados Unidos en zonas cercanas a la frontera con Bolivia, como denunciaron legisladores y analistas paraguayos, bolivianos y brasileños.
En un clima de inquietud que ha tensado a todos los países limítrofes, el Congreso paraguayo autorizó el pasado 26 de mayo el ingreso y libre tránsito de esas tropas hasta diciembre de 2006 —tal como lo adelantó La Jornada—, con la posibilidad de prórrogas, y les otorgó un trato similar al de los funcionarios diplomáticos administrativos, es decir, con permiso para usar armas, equipos militares y realizar cualquier tipo de trasiego y "acción cívica" —que se interpreta como contrainsurgencia básica— a lo largo de todo el país.
Para diversos analistas, Washington logró un objetivo que persigue desde hace tiempo: tener abiertas las puertas para armar algún tipo de provocación en la llamada Triple Frontera que une Brasil, Paraguay y Argentina, donde la Agencia Central de Inteligencia (CIA) intenta establecer que allí habitan células terroristas islámicas y que en Paraguay habría operativos de secuestros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
Las agencias de inteligencia de Brasil, Argentina y Paraguay sostienen que no hay prueba alguna sobre la existencia de tales células, pero Estados Unidos e Israel — de los países más activos en difundir estos argumentos— insisten en el tema y en que desde ese lugar parte ayuda económica para presuntos terroristas de Líbano y otros países.
Viejas familias árabes de la zona son impedidas de enviar ayuda mínima a sus parientes, son víctimas de espionaje y también han sufrido allanamientos y detenciones en Ciudad del Este, enclavada en la zona paraguaya de la Triple Frontera, que se ha destacado por escándalos de corrupción y contrabando.
En los Archivos del Horror de la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989) se sugiere que la Triple Frontera fue uno de los lugares por donde transitó parte de las armas del Irangate en los años 80, en el tráfico manejado por la CIA en el esquema de la venta de armas a Irán para "ayudar" a la contra nicaragüense, un ejército mercenario de Estados Unidos.
Para Washington, la Triple Frontera es una posición estratégica en el esquema de la guerra de baja intensidad y la guerra preventiva, como todo lugar fronterizo. Además, en el extenso subsuelo de este enclave se encuentra el acuífero Guaraní, la mayor reserva de agua dulce del mundo.
Las tropas podrán fácilmente recibir armas y equipos y es total su facilidad para acceder en un aeropuerto en la población de Mariscal Estigarribia, a unos 250 kilómetros de la frontera con Bolivia, construido por Estados Unidos hace tiempo y con una larga pista de 3 800 metros, donde pueden aterrizar aviones B-52 y Galaxy, entre otros, para desembarcar material bélico pesado.
Esto significa para muchos analistas que se instalarán una o dos bases; además, en la estrategia de la guerra de baja intensidad tienen ya posibilidades de movilizar rápidamente fuerzas de despliegue rápido "para controlar situaciones desbordadas". Asimismo, se acaba de anunciar que el próximo año se instalará en Asunción, la capital paraguaya, una oficina abierta de la Agencia Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), que podría ser clave para toda la región.
En 1997 el abogado Martín Almada, quien descubrió los Archivos del Horror de la dictadura de Stroessner, denunció con pruebas el envío de un fax por el ejército paraguayo a la secretaría de la Conferencia de Ejércitos Americanos (CEA) en Quito, Ecuador, con una lista sobre el estado de la "subversión" en el país en el primer semestre del año.
Allí aparecía un listado de "subversivos": los movimientos sociales, sindicales, estudiantiles, campesinos, indigenistas y de derechos humanos, considerados las "nuevas insurgencias".
El militar que firmó este envío fue citado por un juez y confirmó que ese listado y el término "subversivo" —que remitía a los tiempos de la guerra fría— es el que enviaban al CEA todos los ejércitos de la región.
De hecho, los acuerdos para todo esto se concretaron durante la visita a Washington en mayo pasado del vicepresidente paraguayo, Luis Castiglioni, quien se entrevistó con su colega estadounidense, Dick Cheney; el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y el jefe de la diplomacia para Latinoamérica, Roger Noriega, donde se habló de seguridad hemisférica y lucha antiterrorista, principalmente.