Latinoamérica
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Las zonas maquiladoras, bajo presión
La Jornada/ The Economist
En México, la diversificación de esa actividad no ha logrado establecer lazos con el resto de la economía
En las décadas de 1980 y 1990 las zonas maquiladoras para la exportación (ZME)
proliferaron en Latinoamérica debido a que los gobiernos de la región
buscaban promover la diversificación de las exportaciones y apoyar el desarrollo
económico. Contribuyeron a diversificar la base de exportaciones más allá de los
bienes básicos de consumo y a compensar la pérdida de empleos en las industrias
que habían sobrevivido tras protectoras barreras comerciales. Pero muchas ZME se
encuentran bajo presión al intensificarse la competencia de los productores que
pagan salarios bajos, en particular China.
Las ZME, también conocidas como zonas de libre comercio o maquiladoras, se
encuentran en República Dominicana, Centroamérica y, en particular, México
(donde se concentra 65% de los empleos de maquila de la región). Países como
Costa Rica, El Salvador y República Dominicana, tradicionales exportadores de
café, azúcar, plátanos y otros bienes básicos, han construido nuevas industrias
orientadas a la exportación, centradas sobre todo en la manufactura de ropa,
basándose en el modelo maquilador.
En 2001 las operaciones de las maquiladoras dieron empleo a más de 109 mil
trabajadores en Honduras, 86 mil en El Salvador, 37 mil en Nicaragua y 35 mil en
Costa Rica. Su participación en el total de ingresos por exportaciones ha
crecido de manera significativa: por ejemplo, en El Salvador la contribución de
las maquiladoras al total de las exportaciones se elevó de 28.1% en 1993 a 55.3
en 2004.
Intenso trabajo en maquiladoras de ropa
La mayor parte de las actividades de las maquiladoras permanecen concentradas en
el trabajo que produce bajo valor agregado, sobre todo ropa. Estas actividades
se caracterizan por una oferta global excesiva. Los países en desarrollo sólo
pueden expandir su aportación al mercado global del vestido si desplazan a otras
naciones en desarrollo. En este escenario, los países con salarios en verdad
bajos (como China) se vuelven difíciles de desplazar. China en particular, se ha
convertido en el exportador de ropa más grande del mundo. Sus exportaciones a
Estados Unidos sumaron más de 8 mil 900 mdd en 2004.
¿Excepciones que confirman la regla?
Los dos países donde la actividad maquiladora se ha diversificado de manera más
notable son México (donde los electrónicos y la manufactura pesada son las
actividades más importantes) y Costa Rica (donde ha florecido la maquila de
tecnología de punta). Lo que distingue a México del resto de los países de la
región es su acceso privilegiado al mercado estadunidense, tanto por ser miembro
del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) como por su vecindad
geográfica. Un resultado de esto es que muchas actividades de la maquila
mexicana se han venido integrando a las cadenas de abastecimiento de las
compañías estadunidenses, dueñas de la mayor parte de las maquiladoras de la
franja fronteriza entre ambos países.
Aun así, no se han establecido lazos con el resto de la economía mexicana, con
algunas excepciones, sobre todo en los estados del centro, donde algunas
maquiladoras se han beneficiado de la existencia de proveedores locales,
surgidos durante el periodo de la sustitución de importaciones. Así, en los
estados de Guanajuato, San Luis Potosí, México, Puebla y Jalisco las compras
locales realizadas por maquiladoras representaron 32.1%, 28.6%, 25.7%, 15% y
10.2% de los insumos (datos de 2004). Sin embargo, en las maquiladoras mexicanas
en conjunto, las compras locales representan sólo 3.1% del total de insumos.
Costa Rica es el ejemplo más interesante entre los países pequeños. Ha
desarrollado una base de personal muy capacitado, que le ha permitido fomentar
la maquila de tecnología de punta durante la década pasada. Pero aun en este
país el desarrollo de enlaces entre las maquiladoras y la economía doméstica ha
sido mínimo. Estadísticas gubernamentales del periodo 1994-2001 muestran que las
compras locales han sido bajas entre los insumos totales, y luego han disminuido
de manera significativa.
''Paquete completo'', una solución
En los últimos cinco a ocho años, un número creciente de empresas de ropa en
República Dominicana, México y Honduras han empezado a buscar soluciones que las
ayuden a lidiar con la competencia. Una de esas soluciones es la producción del
''paquete completo''. Esto permite al productor fabricar sus propias telas,
cortarlas, coserlas, añadir los acabados y mandar el producto terminado al
cliente. De hacer esto, estarían respondiendo a las nuevas demandas de algunas
de las firmas de ropa más grandes del mundo, a las cuales ya no les interesa
controlar cada eslabón de la cadena de producción, sino concentrarse en las
actividades más lucrativas del diseño y la comercialización.
La producción del paquete completo ha ayudado a mover a los productores
participantes más arriba en la cadena. Las compañías más exitosas incluso
ofrecen apoyo a los diseñadores mediante servicios de preproducción, como el
desarrollo de patrones. Muchos ponen énfasis en la calidad y el control de
calidad cuando se provee a marcas de prestigio.
Sin embargo, las operaciones de paquete completo incrementan el riesgo
financiero que corren los productores de las zonas maquiladoras. También
incrementan el capital de trabajo que requieren. En consecuencia, el
financiamiento pudiera ser un obstáculo en tales operaciones. Y, debido a que
las telas y muchos de los accesorios que usan los productores son importados, el
incremento en el valor agregado doméstico que pudiera generarse con la
introducción del paquete completo es aún limitado.
¿TLCCA al rescate?
Los gobiernos y las asociaciones de las zonas maquiladoras en Centroamérica y
República Dominicana han promovido el Tratado de Libre Comercio de Centroamérica
(TLCCA) con Estados Unidos como mecanismo para enfrentarse a la amenaza de
China. Al garantizar el acceso permanente del mercado a las preferencias
aduanales, permitiendo el uso de hilo y telas producidos en la región y
simplificando el régimen de exportaciones, el tratado intentaría ayudar a los
países de Centroamérica y a la República Dominicana a mantener su participación
en el mercado del vestido.
Esta esperanza, sin embargo, podría frustrarse porque todavía está en duda si el
Congreso de Estados Unidos votará a favor del tratado, dada la oposición de la
mayoría de los demócratas. Aun si se ratifica, podría no ser suficiente para
acabar con las ventajas de China. El principal problema es que, excepto en
Nicaragua, el TLCCA conserva normas restrictivas de origen, así que el acceso
libre de aranceles a Estados Unidos se aplica sólo a ropa hecha con hilo
producido en la región, el cual es más caro que el que fabrican China y otros
países del este asiático.
Los productores del TLCCA podrían tratar de especializarse en categorías de
productos en las cuales China paga los impuestos más altos. Aún más, poco a poco
irán cambiando hacia la producción de artículos de alta moda que requieren
producción y distribución más rápidas, y es ahí donde la distancia entre China y
Estados Unidos se convierte en una gran desventaja.
Se empollan nuevas políticas
La mejor estrategia para las zonas maquiladoras en América Latina es ascender de
manera paulatina en la cadena productiva. Sin embargo, en contraste con la
experiencia de muchos países asiáticos, la mayor parte de las operaciones de las
maquiladoras en América Latina han fracasado de manera significativa en dicha
ascensión.
Esto se debe a la falta de capacitación, así como de políticas. La inversión
pública en educación y capacitación, en particular en el uso de tecnologías, ha
sido deficiente. Los consecuentes bajos niveles de valor agregado y la
predominancia de la producción de ropa (México y Costa Rica son las principales
excepciones) significan que muchos de los bienes producidos en las zonas
maquiladoras de Latinoamérica comparten características con los productos
básicos: ambos padecen un declive muy prolongado en sus términos de comercio,
así como un número cada vez mayor de competidores en el mercado mundial. Estas
características conforman la vulnerabilidad de las zonas maquiladoras de la
región y les dificultan la competencia con productores de bajo costo. Elevar la
capacitación de los trabajadores (y ampliar la gama posible de actividades de
las maquiladoras) será posible sólo a largo plazo en la mayoría de estos países.
La eliminación de subsidios remanentes a la exportación de manufacturas en 2007,
conforme a las normas de la Organización Mundial de Comercio, amenazará más a
los países que dependen de las zonas maquiladoras para promover sus
exportaciones. Esto requerirá que los gobiernos reconsideren la existencia de
dichas zonas.