De como las autoridades mexicanas "desaparecían" guerrilleros
La Jornada
Partes policiacos prueban la participación oficial en la desaparición de
guerrilleros
"Yo sé que a la larga ustedes van a ganar, pero yo voy a hacer hasta lo
imposible por retrasar ese momento", dijo sin titubeos, amenazante, Miguel Nazar
Haro, entonces subdirector de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS).
Lo escuchaba José Luis Moreno Borbolla, militante de la Liga Comunista 23 de
Septiembre, en un interrogatorio mientras se encontraba desaparecido en manos de
la policía política del régimen de Luis Echeverría Alvarez.
La escena ocurrió en junio de 1975, en plena guerra sucia, en las oficinas del
general Daniel Gutiérrez Santos, titular de la Dirección General de Policía y
Tránsito del Distrito Federal (DGPT).
Un expediente elaborado por la Dirección de Investigaciones para la Prevención
de la Delincuencia (DIPD) de esta dependencia, ahora en manos de La Jornada,
contiene las fichas y placas de 27 guerrilleros, 25 de los cuales fueron
fotografiados en los separos del cuartel del Batallón de Granaderos de
Tlatelolco, entre mayo y agosto de 1975. Ahí aparecen registradas 10 personas
que están reportadas como desaparecidos políticos. Sus fotos son prueba de que
fueron detenidos antes de desaparecer en cárceles clandestinas.
El expediente lleva el logotipo de la DGPT y carece de sellos y de firmas, pero
este diario verificó su autenticidad con distintos testigos y fuentes.
José Luis Moreno es uno de los guerrilleros que aparecen en el documento. Fue
desaparecido político durante un mes, pero sobrevivió y estuvo encarcelado
durante cuatro años. Había caído en manos de la DFS el 19 de mayo de ese año.
Desde ese momento fue sometido a brutales torturas dirigidas y ejecutadas por
José Salomón Tanús -que comandaba a la DIPD- en las caballerizas del Campo
Militar Número Uno, donde permaneció hasta el 16 de junio.
Este torturador tenía fama de cruel y de un proceder salvaje: "Yo soy Salomón
Tanús, el que te puede dar o quitar la vida; si quieres vivir tienes que
hablar", una frase que todavía recuerda Mario Alvaro Cartagena López, militante
de la liga detenido y torturado tres años después en el mismo lugar.
"El bueno"
Miguel Nazar Haro completaba la "labor investigadora" de Tanús. Esos días
interrogó personalmente muchas veces a José Luis Moreno, pero no recurrió a los
golpes, "prefirió presentarse como el 'policía bueno'", que le mostraba las
fotos de sus compañeros para identificarlos.
El temido Nazar Haro, interrogador profesional, era uno de los hombres fuertes
de la Brigada Blanca, una especie de escuadrón de la muerte encargado del
exterminio de la guerrilla. Hoy es procesado por un juez federal que lo acusa de
la desaparición forzada en esos años de varios guerrilleros.
Durante el tiempo en que José Luis Moreno estuvo detenido, fue llevado a los
sótanos y celdas del cuartel del Batallón de Granaderos de Tlatelolco (otro de
los sitios de tortura de la DIPD y de la DFS), donde fue fotografiado y fichado.
Luego lo trasladaron a los separos y oficinas del director de la DGPT, donde
tuvo varias "sesiones" con Nazar.
En ese periodo que coincide con la desaparición de Moreno, cayeron otros 22
militantes de la liga y dos que nada tenían que ver. Todos ellos estuvieron en
los mismos lugares: una red de instalaciones policiacas y militares que
sirvieron como centros de detención clandestina y de tortura de decenas de
militantes de grupos armados y de sus familiares en los años setenta y ochenta.
Moreno Borbolla salvó la vida y fue consignado el 22 de junio de 1975 ante un
juez en la Penitenciaría de Lecumberri. "Antes del traslado a la cárcel -relata
José Luis a La Jornada-, Nazar me separó del grupo y me dijo: 'Te voy a dar dos
mensajes, uno para la gente de adentro y otro para la gente de afuera. Yo sé que
vas a tener comunicación con la gente de fuera. El primero es que quien sale
libre y se vuelve a meter, no regresa. El segundo es que éste es el último grupo
que llega a la cárcel'. Nosotros llegamos 13 a la cárcel (10 hombres y tres
mujeres), fuimos los últimos en caer en grupo. Después de nosotros la mayoría
cae muerta en enfrentamientos o son desaparecidos; sólo unos pocos llegan a la
cárcel. A partir de mediados de 1975, el gobierno comienza la guerra de
exterminio contra la Liga Comunista 23 de septiembre".
Moreno Borbolla recuerda: "Nazar cumplió su amenaza".
El tenebroso documento
De su detención y la de sus compañeros, además del recuerdo de los
sobrevivientes, quedó un registro oficial de la policía capitalina y varios
informes de la DFS. El más revelador es un expediente de la Dirección General de
Policía y Tránsito del DF, elaborado por la siniestra Dirección de
Investigaciones para la Prevención de la Delincuencia en 1975, cuyo original
tiene hoy La Jornada, y que confirma la participación gubernamental en la
desaparición forzada de guerrilleros.
El legajo oficial tiene impreso en portada y contraportada el nombre de la
dependencia y el escudo de armas del Distrito Federal. Su contenido abarca las
detenciones y bajas de la Liga Comunista 23 de Septiembre de mayo a agosto de
ese año. Incluye fichas y fotografías de 24 personas acusadas de pertenecer a la
organización guerrillera. Es un parte de guerra que atestigua cómo se les
mantuvo prisioneros y se les torturó.
Entre los fotografiados aparecen seis hombres y cuatro mujeres que todavía hoy
están desaparecidos: David Jiménez Fragoso, Adolfo Tecla Parra, Violeta Tecla
Parra, Mario Domínguez Avila, Leonardo Jiménez Alvarado, Carmen Vargas Pérez,
Francisco Avelino Gallangos, Araceli Ramos Watanabe y Delia Morales López.
También se reporta la detención de Joaquín Porras Baños -aunque no aparece su
foto-, donde se consigna que permanece herido en el Hospital Militar tras un
enfrentamiento con la DFS.
Esas imágenes prueban que estaban vivos y detenidos dentro de un recinto
oficial, en manos de la DFS, antes de que la maquinaria antisubversiva montada
por el régimen que encabezaba el presidente Luis Echeverría los borrara del
mapa.
De los 27 registrados -detenidos o muertos entre mayo y agosto de 1975-, 14
fueron consignados a la penitenciaría de Lecumberri: Carlos Conde López o Carlos
Gómez (José Luis o El Compadre); Ignacio Abel Chávez Velázquez (Jorge o Pablo);
Víctor Manuel Mendoza Sánchez (El Pelé); Antonio Licenco Licea Verdugo (Mario);
Juan Escamilla Escobedo (Julio o Emilio); Jorge Manuel Torres Cedillo (Oscar);
Alfredo Tecla Parra (Rafael); José Luis Moreno Borbolla (Adolfo); Norma Martínez
Watanabe (Nora); Trinidad León Zempoaltécatl (Sandra); Manuel Anzaldo Meneses, y
David Zaragoza Jiménez (José).
También Arcadio Iturbide Hernández y Ricardo Ocampo Moronatti, originarios de
Morelos, quienes no tenían nada que ver con la guerrilla, fueron torturados
salvajemente como los demás. A pesar de su probada inocencia, pasaron un año
presos en Lecumberri.
Cada ficha contiene un resumen escrito a máquina de la información obtenida por
la DFS durante las sesiones de tortura y los interrogatorios. Ahí se establece
el papel que cada uno de los detenidos tenía en la organización guerrillera, sus
relaciones, las acciones armadas en las que presuntamente habían participado. Y
registra la fecha y la circunstancia de la detención.
En el expediente se hallan las fichas de tres guerrilleros muertos en dos
enfrentamientos ocurridos en esos meses: Adolfo Lozano Pérez, Mariano, Teresa
Hernández Antonio, Alejandra, y Jacinto, a quien sólo se identifica por su
seudónimo. Sus fotos fueron captadas en las planchas del Servicio Médico
Forense. Los tres recibieron el tiro de gracia, de acuerdo con diversos
testimonios.
Mariano y Alejandra fueron abatidos por la Brigada Blanca el 15 de junio de ese
año en Ciudad Universitaria, cuando asistían a un encuentro con David Jiménez
Sarmiento, uno de los dirigentes de la liga. El enfrentamiento tuvo mucha
resonancia, pues ocurrió en las islas de CU, donde se celebraba una exposición
canina y en la que todos los asistentes fueron testigos de la balacera.