Latinoamérica
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Asesinatos de las tropas de ocupación Brasileñas
Aporrea
La MINUSTAH (Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización de Haití), atacó una barriada de Puerto Príncipe -capital de Haití- en busca de lo que denominan "bandidos". En la acción asesinaron entre 23 y 50 personas, muchos de ellos niños, mujeres, trabajadores que concurrían a realizar sus labores. Para el teniente general brasileño Augusto Heleno, la operación fue: "un éxito".
Al mejor estilo de las operaciones de las dictaduras o de los marines yanquis, las tropas brasileñas, al mando del teniente general Augusto Heleno, entraron en la madrugada del 6 de julio en Cité Soleil (la barriada popular más grande de Puerto Príncipe, la capital de Haití). El objetivo oficial era detener a Emmanuel Wilner " alias Dread Wilmé", un supuesto jefe de "bandidos" que - según el gobierno de facto de Haití y los jefes de la MINUSTAH - con sus lugartenientes siembran el terror en la capital y otras regiones del país.
Montados en 40 blindados, 2 helicópteros, los 350 hombres fuertemente armados atacaron a la población civil, con fuego de ametralladoras, tanques y gases lacrimógenos. La ofensiva "de los pacificadores brasileños" , que contó con el apoyo en la retaguardia de la policía haitiana, llegó al interior de las humildes viviendas de la barriada -muchas de ellas están construidas con chapas de cartón y latas-; también atacaron galpones, una iglesia y una escuela. Al mismo tiempo que desataban el brutal ataque las tropas bloquearon los callejones de la barriada encerrando en una trampa de fuego y plomo a sus habitantes, según los testigos muchos que intentaban huir los soldados les disparaban por la espalda. Entre los muertos se cuentan niños, mujeres, trabajadores que a esa hora iban a sus lugares de labor. Los heridos se cuentan por cientos.
Haití, el país más pobre de América, tiene una élite económica-mafiosa con probadas relaciones con el imperialismo estadounidense. La misión de la ONU, los famosos Cascos Azules, bajo los cuales marchan tropas de Brasil, Chile y Argentina, están lejos de resolver los problemas de violencia generados por los paramilitares y las bandas apoyadas por Washington. En junio más de 100 personas fueron secuestradas en Puerto Príncipe. Y ya se adelanta que julio marcará un nuevo récord en secuestros y asesinatos. Al mismo tiempo el hambre endémica, el analfabetismo, las muertes por desnutrición y enfermedades derivadas de la pobreza azotan a la inmensa mayoría de los 8 millones de haitianos.
Este es el país que los mercenarios argentinos, brasileño y chilenos fueron a "pacificar". Luego de la masacre el Teniente General Augusto Heleno reivindicó la operación como un "éxito", y horas más tarde fue entrevistado por el profesor de colegio de San Francisco Seth Donnelly, que estaba en Haití participando en una delegación por los derechos humanos. Donnelly dijo: "el Teniente General Augusto Heleno inicialmente nos desafió preguntando para qué nos preocupábamos de lo derechos de los ´bandidos´ y no de la ´fuerza legal´" Pareció desdeñar los testimonios de la comunidad ligándolos a la hostilidad y los ataques de "bandas" a las fuerzas de la ONU. En el fondo, dice que la comunidad de Puerto Príncipe es en sí una ´comunidad bandida´. Además de Donnelly, la organización humanitaria estadounidens e Labor Human Rights fue también testigo de la acción pacificadora de los invasores.