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Latinoamérica

Delito Político e Insurgencia

Los pueblos han hecho uso de ese derecho y mediante huelgas generales y movimientos de masas, han obligado a renunciar a gobiernos corruptos y asesinos. Cuando los gobernantes han apelado al terrorismo de Estado, encarcelando, torturando y asesinando a los opositores, los pueblos se han levantado en armas.

Juan Leonel García/Luis Pedro Sandoval
ANNCOL

Michael Früling [ONU] y Alfonso Cano dirigente de las FARC en un encuentro internacional en San Vicente de Caguán, municipio de Colombia

La Declaración de los Derechos del Hombre afirma que todos los seres humanos tienen derecho a levantarse contra el Estado, cuando consideren que no está representando sus intereses económicos, sociales y políticos y no permite por medios pacíficos luchar contra él. Por eso en las Constituciones y en los Códigos Penales se tipifica la Rebelión como delito político.
Los pueblos han hecho uso de ese derecho y mediante huelgas generales y movimientos de masas, han obligado a renunciar a gobiernos corruptos y asesinos. Cuando los gobernantes han apelado al terrorismo de Estado, encarcelando, torturando y asesinando a los opositores, los pueblos se han levantado en armas.
Eso hicieron los pueblos de Europa en la II Guerra Mundial. Ante la brutalidad del fascismo se organizaron en guerrillas y jugaron un papel importante. Junto a los ejércitos aliados derrotaron al Nazismo y el Fascismo de Adolfo Hitler y Benito Mussolini. En aquella época, no eran terroristas, eran partisanos (guerrilleros) que combatieron por la libertad.
El pueblo vietnamita tuvo que enfrentar a dos imperios: el francés y al estadounidense. Luchó usando desde la flecha hasta el misil; combatió en el campo de batalla y dialogó en la mesa de negociaciones. Los vietnamitas triunfaron. Le propinaron la mayor derrota que haya sufrido el Imperialismo Yanqui en toda su historia. La solidaridad recibida fue un factor definitivo para alcanzar la victoria. Por ejemplo, la movilización de millones de personas en las principales ciudades de Estados Unidos pidiendo el fin de la guerra, ayudó al triunfo de los vietnamitas.
En Centro América se presentó el mismo fenómeno. El pueblo de Nicaragua se levantó en armas contra la dictadura de Anastasio Somoza. El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) fue reconocido por la mayoría de gobiernos de Europa, América del Sur, Centro y Norte América. Si bien, no lo fue de derecho lo fue de hecho. Ningún Gobierno se atrevió y tal vez ni siquiera pensó declarar sus militantes como subversivos. Se les reconoció el derecho a levantarse contra el terror implantado por la dictadura durante varias décadas, desde luego con el beneplácito del Gobierno de Estados Unidos cuyos gobernantes decían: "Somoza es un hijo de perra, pero es nuestro hijo de perra".
En Guatemala y El Salvador, la guerra contra el pueblo la desarrollaron los militares por medio de golpes de Estado. Todo en nombre de la democracia y la lucha contra el comunismo. Encarcelaron, torturaron y asesinaron a dirigentes sociales y políticos. Los escuadrones de la muerte se convirtieron en el terror de todos. Hasta que no tuvieron otra alternativa que tomar las armas para defender la vida, la de sus familias y la de todo el pueblo. La solidaridad se hizo sentir en todo el mundo y jugó un papel importante para derrotar las hordas fascistas.
En Colombia hay un nuevo experimento del Imperialismo que lo podemos dividir en cinco grandes estrategias:
1º. Deslegitimar el movimiento insurgente, acusándolo de haber cambiado su proyecto político y su lucha revolucionaria por el negocio del narcotráfico y las acciones terroristas. Para esto realiza una campaña publicitaria permanente a través de los grandes medios con el fin de pasarle al país y al mundo esa visión como si fuese la realidad e impedir la solidaridad y el apoyo de los pueblos.
2º. Aislar el movimiento insurgente de la población, las organizaciones sociales, los partidos de izquierda y progresistas. Esto lo ha hecho por medio del terror, asesinando a miles de dirigentes de los partidos y de las organizaciones sociales, acusándolos de tener relaciones con el movimiento insurgente. Han obtenido resultados. Muchos partidos, movimientos y organizaciones sociales vienen abandonando la lucha, tratan de cambiar de lenguaje, dan declaraciones de prensa congraciándose con el régimen con tal que no los vinculen con la guerrilla. El final es nefasto: 1.200 sindicatos, centenas de cooperativas, asociaciones, juntas comunales, han desaparecido en detrimento del tejido social del pueblo colombiano.
3º. Con una campaña mediática en el exterior intenta aislar al movimiento insurgente de las organizaciones progresistas y revolucionarias de los países fronterizos y del Continente.
4º. Aislando al movimiento insurgente de las grandes organizaciones colegiadas y de representación en el Mundo: como los parlamentos, la Iglesia, la Cruz Roja Internacional, la ONU. etc. Esto ha sido muy rentable para Uribe y el Imperialismo, ya que en el exterior lo único que se escucha, se lee y se ve en las televisiones es la versión del imperio y la oligarquía colombiana. Ocultando la situación social y económica que vive el país, donde 30 millones de personas están en la pobreza y más de 15 millones en la miseria absoluta.
5º. Ocultando la masacre contra el movimiento político de oposición y el movimiento social. La masacre que se inició en la década del 80 contra la Unión Patriótica, el Partido Comunista, A luchar y el Frente Popular persiste; del año (1998 - 2003) los paramilitares del Estado asesinaron a 14.200 victimas; solo en el movimiento sindical en la década del 90 desaparecieron 1.200 sindicatos, y más de 3.000 dirigentes fueron asesinados; en el año 2004 fueron asesinados 90 dirigentes sindicales. Desde que comenzó la negociación con los paramilitares han asesinado 1.200 personas y han desaparecido a 300 más. En estos mismos años han sido asesinados: dirigentes políticos, indígenas, campesinos, sacerdotes, estudiantes que han tenido la osadía de denunciar al sistema y al Presidente paramilitar Álvaro Uribe Vélez.
La represión contra el pueblo que no está organizado, que nadie lo reclama -excepto sus familiares- es brutal, las estadísticas muestran que cada año son asesinados 35 mil seres humanos, están siendo asesinados por la policía, el ejército, los paramilitares y el narcotráfico. Como no tienen quien los reclame lo único que les queda a los familiares es el dolor y el resentimiento contra la sociedad.
Las cárceles están llenas de presos políticos y dirigentes de las organizaciones sociales, el secuestro oficial se ha puesto en práctica, en Quito secuestraron a Simón Trinidad y en Caracas a Rodrigo Granda.
La extradición es una nueva arma del Terrorismo de Estado, los casos de Simón Trinidad y Sonia combatientes de las FARC, secuestrado el primero en territorio ecuatoriano y, extraditados los dos con montajes fabricados por la Fiscalía de Colombia y la de Estados Unidos, se convierten en un llamado de atención a todo el movimiento popular de América. Todo el que proteste sea cual fuere el medio que utilice va a ser acusado de terrorismo y puede correr la misma suerte de los compañeros.
El objetivo de todo este comportamiento político del sistema, es desviar la atención del verdadero conflicto de clases que está viviendo Colombia. Los responsables de la violencia son:

a.- Los terratenientes, grandes ganaderos, industriales y comerciantes, que financian sus paramilitares para que asesinen dirigentes sindicales intimidando a los trabajadores para que no reclamen mejores condiciones de vida, ni reclamen los derechos conquistados.
b.- El sector financiero, que usa el dinero del narcotráfico para aumentar sus jugosas utilidades. Por eso se ha convertido en el sector que más utilidades ha registrado en los últimos años.
c.- Los dirigentes políticos, que usan a los paramilitares para sacar de la escena política a sus rivales ya sean de la oposición o de sus mismos partidos.
d.- El responsable de todo es el Imperialismo Yanqui, que usa a los industriales, terratenientes, banqueros, comerciantes, políticos, militares, paramilitares, narcotraficantes y porqué no decirlo, algunas organizaciones sindicales, para imponer sus políticas, saquear nuestras riquezas y convertir a Colombia en punta de lanza para agredir a Venezuela y América Latina.
Caso elocuente, Luís Carlos Galán, asesinado por la clase política que no le convenía que (él) llegara a la presidencia, pues estaba dispuesto a destapar la corrupción de muchos políticos. Por eso lo asesinaron. Y qué mejor que usar el narcotráfico y el paramilitarismo para cometer el magnicidio. Pero los verdaderos mentores y gestores fueron los políticos. Ojalá la justicia llegue hasta el final en este caso, ya tiene preso a uno de los supuestos autores intelectuales, Alberto Santofimio Botero, ex Ministro, ex Senador y dirigente del mismo partido al que perteneció el asesinado dirigente.
Por lo anterior el sistema crea una cortina de humo al vender al país y al Mundo que el problema en Colombia es el narcotráfico y el terrorismo. Con esta teoría queda exculpada la clase que ha gobernado en las últimas décadas al país en lo político y en lo económico y queda exculpado el Imperialismo Yanqui que son los verdaderos responsables de la violencia.