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Latinoamérica

¿Emparedar a Lula?


Leonardo Boff *
Adital

Luis Gonzaga de Souza Lima, brillante científico político de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro, hace años trabaja la hipótesis interpretativa según la cual nuestro país sería mejor comprendido históricamente se partiésemos de la constatación de que desde sus primordios fue y continúa siendo una empresa privada multinacional, de las más bien sucedidas que se tiene noticia en el Occidente. Hubo épocas en que su moneda era de lejos la más valorizada del mundo. Por el hecho de ser empresa privada jamás pudo construir de verdad un sociedad organizada ni crear un estado que realizase un proyecto colectivo. Elites portuguesas, españolas e inglesas, articuladas con elites criollas ocuparon el ensayo de Estado en beneficio propio, manteniendo el 50-60% de la población en régimen de  esclavitud y empobrecida. Espíritu privatista de las Capitanías Hereditarias, Del esclavagismo, de la pose de tierras por compra en dinero, el asalto organizado a los bienes del simulacro de Estado, confusión Del público con el privado, el patrimonialismo, los compadríos, la falsificación de documentos y la corrupción más deslavada son propias de la lógica de esta empresa. Cada generación le dio un rostro, pero su estructura de base permaneció sin alteraciones hasta nuestros días. Una clase política se formó con ese tipo de ethos de salteadores. Consideran la República una cosa propia. Llegando al poder siéntense en el derecho de depredarlo para sí. Se puede decir que hay quien no lo haga, hasta para no caer en un error metafísico del mal absoluto y de las honrosas excepciones.
 
¿Cuál es el escándalo actual? ¿Que un metalúrgico, un sobreviviente del hambre, firmado en un vasto movimiento social que se oponía siempre a ese descalabro, consiguió romper el blindaje político-institucional y ser elegido Presidente? Las clases pudientes jamás lo aceptaron pero tuvieron que tragarlo política y económicamente. Con una estrategia sutil, avalizada por los organismos Del orden económica mundial, consiguieron mantener el proyecto de macroeconomía bajo pretexto de evitar el caos sistémico y de garantizar la gobernabilidad. Pero esta estrategia no tranquilizó a las elites. Sospechan que los movimientos sociales podrán, en un momento crítico, presionar el Gobierno a cambiar las reglas Del juego económico dando centralidad al social. ¡Hay que emparedar a Lula!, proclaman. Él es un obstáculo al retorno de las elites al poder. Es barrera a su enriquecimiento perverso. Hay que eliminarlo.
 
El lugar de un obrero es en la fábrica, en la producción, no en el gobierno y en la gerencia de la cosa pública. Y esa es una cuestión de cultura de clase. El hecho de la corrupción que debe ser investigada y condenada ofreció ahora la ocasión que faltaba para suscitar el viejo sueño traicionero de las elites.
 
¿Cómo realizarlo? Políticos Del Partido Frente Liberal (PFL) y del Partido Social Democrático Brasilero (PSDB), generalmente muchachos, sin sentido de responsabilidad por el país ya hablan de un proceso de impeachment. Otra estrategia ya fue enunciada por uno de los íconos de la vieja, carcomida y corrupta política, cuando dijo con todas las letras: "No queremos el impeachment de Lula, queremos desmoralizarlo, desangrarlo y liquidarlo para que sea avergonzado públicamente y derrotado en las elecciones para desaparecer por siempre del escenario político". Estoy convencido que esos políticos manejan viejos esquemas. Ahora no será así. El pueblo sabrá, a los millares, defender su conquista histórica. Van echar a correr aquellos vendedores, como Jesús o hizo en el templo de Jerusalén. "Que se vayan, que se vayan todos".