Latinoamérica
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"Un momento de alivio"
Pep Valenzuela
Rebelión
Momentos de alivio en la crisis política que atormenta desde hace semanas al
gobierno Lula y, más todavía, al Partido de los Trabajadores. Para el lector
habitual de los periódicos ese "momento de alivio" que hasta editoriales
reconocen ya se hace evidente desde el inicio de la semana por la caída de
tensión e "informaciones". La detención el último viernes de un asesor del
diputado Guimarães, hermano del todavía presidente del PT, José Genoino, puso la
guinda y, según parece, el límite.
El susodicho cargaba 100.000 dólares embutidos en los calzoncillos y 200.000
reales más en una bolsa. Esperpéntico, el hecho precipitó la dimisión de
Genuino. Con él, son cuatro los dirigentes del PT apartados como consecuencia de
la crisis de las "mensualidades" extras que, según acusaciones no comprobadas
todavía, habrían sido pagadas a diputados de la base del gobierno para que
votasen favorablemente en el Parlamento.
El fin de semana, como en tantas casas, limpieza y renovación también en el PT y
el gobierno. Mientras Lula ultimaba la formación del nuevo ministerio, en el
partido del presidente de la República, un nuevo y flamante equipo sustituía a
los acusados en la cúpula de la organización.
La renovación del equipo ministerial fortalece el lado más conservador del
gobierno Lula. De un lado, porque como resultado de la caída de José Dirceu,
identificado como el cerebro del equipo de Lula y defensor de una política menos
"ortodoxa" y favorecedora del capital financiero que la que ha venido realizando
el gobierno, quien se ha fortalecido dentro del gobierno y, específicamente, en
el grupo más cercano a Lula, es el neoliberal ministro de Hacienda, Antonio
Palocci. Del otro, porque quien ha ganado espacio han sido partidos de centro,
el contorsionista PMDB (que ha estado en todos los gobierno desde 1985), y, si
todavía aceptase, de derecha, el Partido Progresista.
La reforma ha tenido también algún guiño para los movimientos sociales. Se
mantiene, hasta el día de hoy por lo menos, el ministro Miguel Rosseto, de
Desarrollo Agrario, la ministra Marina da Silva, de Medio Ambiente, y, novedad,
la cartera de Trabajo ha sido ocupada por el hasta antes de ayer presidente de
la Central Única de los Trabajadores-CUT, Luiz Marinho. La Presidencia mantendrá
abiertos canales de diálogo con los movimientos sociales. Es, de hecho, marca de
este gobierno esa relación estrecha con aquéllos. Nada indica, sin embargo, que,
del mismo modo que hasta hoy nada ocurrió, eso vaya a comportar cambios en la
política económica.
La renovación de la cúpula del PT, en combinación con la anterior, pone en
evidencia la voluntad de recuperarse del grave deterioro sufrido estas semanas
y, al mismo tiempo, ofrecer la imagen de un nuevo período para el partido. De
los cuatro nuevos, tres son ministros de alto perfil y que han realizado una
gestión considerada mayoritariamente como exitosa. Humberto Costa deja Salud
para asumir la secretaría de Comunicación, Ricardo Berzoini deja Trabajo para
asumir la secretaría general, y Tarso Genro deja Educación para presidir el
partido en esta "nueva fase". El cuarto, José Pimentel, diputado federal, asume
la Tesorería.
El mismo día de la detención del asesor antes citado, que imposibilitó la
continuidad de Genuino en la presidencia del PT. Tarso Genro, que ya estaba
siendo indicado para el cargo, apuntaba la justificación de la necesidad del
cambio en un artículo de opinión publicado por un diario paulistano. El partido
no tenía una "agenda necesaria que pudiese contribuir con el gobierno en lo que
se refiere a las propuestas de transformación de la realidad brasileña". Aunque
en el plano programático se avanzó en relación al gobierno anterior, continúa,
"no conseguimos una alternativa que despertase los mejores sentimientos de
solidaridad y humanismo, vetados por el economicismo neoliberal. Avanzamos, pero
quedamos parados a mitad de camino: no entre el progresismo y la
socialdemocracia, sino entre el progresismo moderado y el neoliberalismo dotado
de falsa modernidad".
Por esas razones, concluye, el PT habría "sometido" su programa "al relativismo
del mercado financiero". De ahí vendrían los problemas y la crisis actual, se
desprende del texto, pues a continuación señala las siguientes propuestas: "(…)
el PT debe reformarse profundamente, investigando, por medio de sus instancias
internas"; y además: "Necesitamos en el PT, de una reforma política,
programática y de métodos de dirección para reasumir las responsabilidades con
Brasil y con la democracia".
No debe faltarle razón a Genro. Claro que a esta altura del campeonato llegar a
esa conclusión, después de tanta discusión y debate, encuentros, seminarios y
congresos, gobiernos municipales y estatales y un sin fin de experiencias en
políticas públicas… hasta pudiera parecer excusa de mal pagador.
Ya como presidente del partido y en su primera entrevista a un medio informativo
de la capital paulista, Genro afirma que el momento que vive el PT es
"dramático" y que marca un "límite". Añade que "si no supiésemos responder a esa
cuestión, esa notable experiencia democrática y progresista –que es el PT-
podría ser desconstituida". Plantea la necesidad de "reorganizar los mecanismos
internos", reconocer los "errores políticos", verificar las "ilegalidades, si
las hubo, y lavar la ropa sucia fuera de casa. Públicamente."
Discursos a parte, sectores de la llamada "izquierda petista" no están nada
contentos ni con la manera en que se hizo la reestructuración de la dirección ni
con las personas elegidas. Nuevamente, denuncian, los miembros de la tendencia
mayoritaria se habría reunido a parte, discutido y decidido, para después
comunicárselo al Directorio Nacional.
Aun con esas críticas, al cambiar su dirección, como afirma el sociólogo Emir
Sader, el PT "ganó una nueva oportunidad, tal vez la última, de rescatar su
bella trayectoria histórica". Pero, añade, "sólo existe una salida positiva de
la crisis", y ésta "pasa por la reafirmación de la izquierda con perfil y
características propias", "reconociendo el agotamiento de la política económica"
actual y "abriendo el debate sobre una plataforma de izquierda". En esto,
coincide con los sectores críticos del partido.
Después de lo visto, parece que se amplia, al menos en el PT y áreas próximas,
el consenso sobre la necesidad de abrir una nueva etapa, como el propio Genro
apunta y las áreas críticas del partido, los movimientos sociales y sectores de
la intelectualidad progresista reclaman. Y no es cualquier cosa, además, que el
presidente del partido apunte explícitamente la relación entre línea política y
programática y los eventuales casos de corrupción o falta de ética. El proceso
de elecciones directas (PED) de las direcciones del partido en todos los niveles
(nacional, estatal y municipal), ya en curso y que finaliza el 18 de septiembre
puede ser la gran oportunidad, "tal vez la última", como dice Sader.
De todos modos, y para que nadie se anime demasiado, no se puede perder de vista
la ya señalada reforma conservadora del gobierno que, como mínimo, mantendrá la
actual línea económica de ajuste fiscal. Si Genro no va de farol y tiene
escondido algún as en la manga, lo que vendría es una situación de contradicción
fuerte entre la línea del gobierno, donde el PT tiene mayoría, al menos en el
número de miembros, y la del propio partido.
Hoy por hoy, sin embargo, ese escenario parece poco probable. Aunque, hay varias
cuentas pendientes a corto y medio plazo que van a ser decisivas.
Principalmente, la responsabilidad o no de los dirigentes bajo acusación.
Simultáneamente, hay un agotamiento y desencanto de parte importante de la
militancia que difícilmente pueda resolverse con parches o maquillajes.
En contra de los que quieren cambio, sin embargo, un elemento de fuerza para la
"línea-gobierno": sorpresivamente, el miércoles 13 de julio, fueron publicados
los resultados de una encuesta de opinión sobre valoración popular del
presidente Lula y su gobierno, según la cual lejos de caer la credibilidad de
Lula, ésta se recupera y avanza en poco más de dos puntos porcentuales entre
mayo y julio. La valoración del gobierno se mantiene estable.