Latinoamérica
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Plan Cóndor: Una Sobreviviente
uruguaya denuncia el terrorismo
Osvaldo Burgos
PL
Una de las pocas sobrevivientes al represivo Plan Cóndor, Sara Méndez, viajó a
Cuba para asistir a partir de hoy a actividades previas al Encuentro
Internacional contra el Terrorismo, por la Verdad y la Justicia.
Méndez fue detenida en Buenos Aires, la capital argentina, en la madrugada del
14 de julio de 1976, año considerado como inicio de los secuestros masivos de
extranjeros, en la vecina orilla del Río de la Plata.
Junto a otros detenidos, fue trasladada al argentino centro clandestino de
torturas Automotores Orletti, que dependió de campo de Mayo.
En ese lugar sufrió las mas duras torturas físicas y psicológicas, así como
confirmó el asesinato de uno de los prisioneros tras haber sido torturado.
En diálogo exclusivo con Prensa Latina, la sobreviviente relató que esa
madrugada, cuando fue apresada junto a otros 24 uruguayos y le fue arrebatado su
hijo Simón Riquelo, quien solo contaba con 20 días de nacido, el operativo era
encabezado por el militar uruguayo (José) Nino Gavazzo.
El mismo represor fue quien le preguntó a nuestra entrevistada si lo reconocía.
Al recibir una respuesta negativa, el acusado de violar los derechos humanos le
informó su nombre que, por cierto, Sara Méndez conocía mas que bien por las
denuncias en su país.
Por su lucha constante de 25 años en la búsqueda de su hijo, y por como fue
capaz de transmitir a su pueblo y otros del mundo los hechos terribles durante
tantos años, a Méndez muchos la llaman Madre Esperanza o Coraje.
Luego de secuestrada en la casa donde residía en Argentina, país donde se
instaló tras la dura persecusión que sobre ella ejercía la dictadura uruguaya
(1973-1985), fue trasladada en forma clandestina a Uruguay (1976).
En este país se le mantuvo oculta en diversos centros clandestinos de represión,
entre los que se encuentran la llamada Casona de Punta Gorda y el Servicio de
Inteligencia de Defensa (SID), ubicado sobre la calles Bulevard Artigas y
Palmar, en Montevideo.
Méndez y otros prisioneros fueron utilizados también por los represores para
tratar de fundamentar ante el mundo que durante el año 1976 aún se mantenían
guerrilleros actuando.
Para ello, los multares represores organizaron una supuesta detención en una
casa que ellos mismos habían preparado en el balneario Sangrilá, a pocos minutos
de esta capital.
Para hacerlo creíble, también las fuerzas del Plan Cóndor prepararon un supuesto
ingreso a Montevideo de Sara Méndez y otros militantes de izquierda.
Para ello, utilizaron los llamados dobles. Eran represores militares de gran
parecido físico con los que en realidad estaban en sus manos secuestrados, los
que utilizaban documentos falsos con los nombres de los presos.
Luego, la farsa. Un operativo militar rodeando viviendas e interrumpiendo el
tránsito, para mostrar al mundo que en la casa del balneario Sangrilá estaban
siendo supuestamente detenidos guerrilleros.
Las organizaciones revolucionarias y partidos de izquierda habían sido duramente
golpeados por las fuerzas represivas y, en el caso de los guerrilleros, la
mayoría de sus dirigentes y militantes se encontraban presos, asesinados o en el
exilio.
Posterior a esos hechos, Sara Méndez, igual que muchos de sus compañeras de
lucha, sufrió largos años de prisión, hasta que en 1985 se declaró una Amnistía,
tras la instalación de un gobierno civil en Uruguay.
Desde aquella fecha hasta hoy los acusados de violar los derechos humanos se
mantienen libres en las calles de esta nación sudamericana, gracias a la llamada
Ley de Impunidad.
A pesar de ello, testimonios vivos como el de Méndez caerán cada mañana sobre
los responsables de los secuestros y desapariciones de mayores y niños, en
América Latina.
El año 1976 parece haber sido cuando el Plan Cóndor funcionaba a todo vapor. En
ese período los terroristas de origen cubano Orlando Bosh y Luis Posada Carriles
hicieron estallar en pleno vuelo un avión de Cubana de Aviación, que costó la
muerte de 73 personas.
Además, fueron asesinados los opositores políticos uruguayos Zelmar Michelini y
Héctor Gutiérrez Ruiz en Buenos Aires, mientras también aparecían los cuerpos
torturados y destrozados de los ex militantes tupamaros Rosario Barredo y
William Whitelaw.