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Nuevo escenario en la crisis política brasileña
Abel Sardiña
La dimisión del ministro José Dirceu, para regresar al Congreso a combatir a
quienes quieren interrumpir el proceso político-democrático y desestabilizar al
gobierno, acapara hoy la atención nacional en medio de la crisis política en
Brasil.
Dirceu, con cuya dimisión se especulaba hace días, fue jefe de la campaña
electoral del presidente Luiz Inacio Lula da Silva y uno de sus más cercanos
colaboradores en casi dos años y medio de gobierno, como ministro-jefe de la
Casa Civil de la Presidencia.
Al hacer el anuncio anoche, el político dijo que ocupará su bancada en la Cámara
de Diputados el miércoles para defender al gobierno, al Partido de los
Trabajadores (PT) y a su persona de las acusaciones formuladas en los últimos
días y ayudar en la investigación de estas.
'Voy a movilizar el PT para dar combate a aquellos que quieren interrumpir el
proceso político-democrático del país y quieren desestabilizar al gobierno del
presidente Lula', remarcó y dijo que se sigue sintiendo parte del gobierno.
La salida de Dirceu debe marcar el inicio de una reestructuración ministerial
que hace días se espera realice Lula y que hoy se estima debe implicar la salida
de otros tres ministros que son diputados, para que regresen a la Cámara a
reforzar la posición del gobierno.
Se trata de los titulares de Coordinación Política, Aldo Rebelo; de Trabajo,
Ricardo Berzoini, y Ciencia y Tecnología, Eduardo Campos.
Dirceu fue uno de los blancos principales de los ataques del presidente del
Partido Trabalhista Brasileiro (PTB), Roberto Jefferson, en sus acusaciones sin
pruebas de que el PT pagó a diputados de otros partidos para que apoyaran al
gobierno.
Las afirmaciones de Jefferson agravaron una crisis política creada a partir de
grabaciones hechas públicas el 14 de mayo último sobre supuesta corrupción en la
Empresa de Correos.
Uno de los sospechosos en ese caso, el ex agente del desaparecido Servicio
Nacional de Informaciones (SNI) José Fortuna, declaró el jueves que la Casa
Civil dirigida por Dirceu estaba detrás de una supuesta actuación de la Agencia
Brasileña de Informaciones en los Correos.
En carta de respuesta a la dimisión, Lula expresó confianza en que como diputado
Dirceu será capaz de 'deshacer las infundadas acusaciones lanzadas por aquellos
que quieren destruir nuestra historia y nuestro proyecto de cambio social'.
Frente a similares expresiones generalizadas de respaldo y reconocimiento al
desprendimiento del político, la oposición no ocultó su regocijo con la
consecución de uno de sus objetivos y reiteró sus ataques contra éste.
El vicelíder del derechista Partido Frente Liberal en la Cámara, José Carlos
Machado, atacó abiertamente al ministro renunciante diciendo que su salida
'significa apenas un sospechoso menos en el gobierno y un diputado sospechoso
más en la Cámara'.
Dirceu debe participar hoy en Sao Paulo, junto a otros dirigentes del PT, en una
reunión del Campo Mayoritario, corriente que tiene más del 60 por ciento de los
cargos partidistas, y en la noche en un acto nacional en defensa del partido,
del gobierno y de la democracia.
Ambas actividades son previas a una reunión del Directorio Nacional petista el
sábado y domingo, para evaluar la actual situación política.
El acto de esta noche tendrá el apoyo de la Coordinación de Movimientos
Sociales, la mayoritaria Central Unica de Trabajadores (CUT), el Movimiento de
Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) y
otras organizaciones.
Estas entidades acaban de aprobar el inicio de una movilización nacional contra
el golpismo y la corrupción, por cambios en la política económica y una reforma
política democrática, en alusión al proyecto al respecto que está a
consideración del Congreso.
La movilización incluirá una carta dirigida al pueblo, al gobierno y al
Congreso, un acto político el día 28 y una marcha de más de 20.000 personas el 1
de julio en Goiania, en ocasión del congreso de la UNE.
Dos encuestas reflejan la incidencia de la crisis política
La influencia de la crisis política sobre el respaldo al gobierno y al
presidente Luiz Inacio Lula da Silva, fue reflejada por dos encuestas, aunque
con algunas diferencias.
Ambos sondeos se realizaron después de la denuncia de supuesta corrupción en la
Empresa de Correos y de la acusación sin pruebas del controvertido político
Roberto Jefferson.
Sin embargo, la firma Ibope lo efectuó antes de una exposición de Jefferson ante
el Consejo de Etica de la Cámara de Diputados, y el de Datafolha fue posterior a
ese hecho.
Según Ibope, la confianza en Lula disminuyó de 60% en marzo al 56% ahora,
mientras quienes no confían subieron del 34% al 38%.
Para Datafolha, la valoración del desempeño del mandatario como óptima o buena
bajó, entre períodos similares, del 60% al 49%, y subieron del 28% al 38%
quienes lo califican de regular y del 9% al 10% los que lo consideran pésimo.
En cuanto al gobierno, la calificación de óptimo o bueno disminuyó del 39% al
35%, la de malo o pésimo aumentó del 17% al 22% y la de regular se mantuvo en el
41%, constató Ibope.
Según Datafolha, la apreciación de óptimo o bueno le fue dado al gobierno por el
36% de los consultados, frente al 35% en el muestreo anterior, quienes lo
consideran regular pasaron del 45% al 44% y la estimación de malo o pésimo subió
del 18% al 19%.
Esta firma constató que Lula sigue siendo favorito para reelegirse en octubre
del 2006 frente a todos los posibles candidatos, y las pequeñas bajas respecto a
un sondeo similar el día primero están dentro del margen de error de dos puntos,
hacia arriba o abajo.
Una situación bien distinta presenta el Congreso Nacional, cuya evaluación de
malo o pésimo subió del 36% al 42% en estos 15 días, mientras la de regular cayó
del 42% al 38% y la de bueno u óptimo permaneció en 15%.
En cuanto a las próximas elecciones presidenciales, en todas las variantes
presentadas aumentaron los electores que votarán en blanco o nulo, lo que 'puede
ser un reflejo del descrédito general de los políticos', opinó el director de
Datafolha, Mauro Paulino.
Según Ibope, además de las denuncias de supuesta corrupción, otros elementos que
incidieron negativamente sobre el gobierno fueron las alzas de la tasa de
interés y de los impuestos y los problemas de seguridad pública.
No obstante ello, la evaluación del Ejecutivo registró mejorías entre las
personas consultadas en la empobrecida región Nordeste y entre quienes ganan
hasta un salario mínimo (120 dólares mensuales).
La encuesta de Ibope también indica que el 31% de las personas estima que el
gobierno está mejor de lo que esperaban, para el 33% está dentro de sus
expectativas, y quienes consideran sus acciones por debajo de lo esperado
subieron del 29% al 34%.
Un reflejo más directo de la incidencia de las denuncias es la percepción de los
encuestados sobre si existe corrupción en el actual gobierno: en marzo del 2004
un 32% creía que sí, número que se duplicó al 65% el pasado día primero y llega
al 70% ahora, según Datafolha.
Ibope comprobó a su vez que el 58% de los entrevistados tenían conocimiento de
las denuncias, y de estos el 46% las consideran totalmente verdaderas y otro 30%
las calificó de más verdaderas que falsas.
De cada 100 que las conocían, 11 las consideraron más falsas que verdaderas, 5
totalmente falsas, y 8 no respondieron.