Latinoamérica
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João Pedro Stedile: falta coraje
André Carravilla
Correio Baziliense*
João
Pedro Stedile marchó en silencio. Mochila en la
espalda, calzando chinelas y una gorra en la cabeza, el economista postgraduado
en México se mezcló a los 12 mil sin tierra en la caminata hasta Brasília, que terminó el miércoles de la semana pasada.
Alegando que cada uno tenía su función - y la de él no era hablar - se negó a
dar entrevistas a la prensa. Cuando quebró el silencio, el gaúcho
de Lagoa Vérmela fue polémico: "Vamos a dar un
palo en Palocci", dijo, sobre la actuación de
los economistas del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) en
un posible encuentro con el ministro de Hacienda. Dos días después del fin de
la marcha, Stedile concedió, por e-mail, esta
entrevista al Correio.
Dice que las ocupaciones a propiedades
son la forma más eficaz de acelerar la reforma agraria y reclama más
inversiones del gobierno. "El Ministerio de Hacienda corta sólo los costos
sociales, pero no corta los intereses", reclama. También afirma que la
prensa brasileña es prejuiciosa con los sin tierra y critica al ministro de
Agricultura, Roberto Rodrigues: "Él se comporta mucho más como presidente
del sindicato del agronegocio de que como un ministro
de Estado". A continuación, los principales trechos de la entrevista.
- ¿La marcha mostró resultados? J- La marcha tenía como objetivos hacer con
que la reforma agraria volviese a ser debatida por la opinión pública, debatir
con la sociedad la naturaleza de los problemas brasileños y la necesidad de
alterar la política económica.
También buscábamos resolver los problemas inmediatos del atraso de la reforma
agraria en los estados y llevar al gobierno federal a implementar medidas estructuradoras. En nuestra evaluación, todos esos objetivos
fueron alcanzados. Por lo tanto, a pesar del sacrificio de la gente que
participó, fue un éxito absoluto. Demostró que existen energías en la sociedad brasileña
que pueden ser usadas para que construyamos un proyecto de desarrollo para el
país.
- ¿Cuál es su evaluación sobre la
violencia registrada en el último día de la marcha? - El MST siempre tuvo una buena relación con
la Policía Militar del Distrito Federal. Ya hasta jugamos partidas de fútbol
con ellos. Pero tenemos conciencia que hay sectores dentro de la policía del
GDF (Gran Distrito Federal) que son manejados por la derecha y por los
conservadores. Esos sectores, que avergüenzan a la policía, se quedaron todo el
tiempo provocando un clima de tensión, para generar algún conflicto que pudiese
menoscabar el éxito de la llegada de la marcha, por lo menos en la prensa.
Y, lamentablemente, consiguieron. Nosotros nos engañamos con las buenas relaciones
que hicimos con el comando y subestimamos la capacidad de esos sectores para
prepararnos una provocación. Y así lo hicieron. El episodio fue claramente
provocado. En el acto, se vio que un coche de la policía civil intentó pasar
por el medio de la multitud, aunque no tuviese nada que hacer allá. Entonces
algunos punks y sectarios agredieron el coche.
Inmediatamente, la policía reaccionó contra toda la multitud. Fue impresionante
la rapidez con que la caballería estaba preparada. Dió
la impresión de que estaban esperando una oportunidad para agredir a todos.
Enseguida, el helicóptero hizo vuelos rasantes y aumentó el clima de tensión.
- El camión de sonido no estimuló a los
manifestantes a abuchear la policía montada? - No somos idiotas. Nunca predicamos la
confrontación con la policía como forma de resolver problemas. El objetivo de
las manifestaciones del MST es presionar para resolver los problemas del país.
Los periodistas son testigos que los coches de sonido orientaron para evitar
las provocaciones de los policías y de los punks. El
episodio revela que sectores de la policía deberían volver a la escuela y tener
un poco más de dignidad con el tratamiento del pueblo.
- El acuerdo con el gobierno no falló al
presentar una lista de promesas sin indicar la fuente de recursos? - Dinero no falta, lo que falta es dar
prioridad al área social. De dónde vendrán los recursos, eso es una cuestión
técnica, menor. Eso es con los burócratas del gobierno. Pero puedo garantizar
que el gobierno recoge muchos recursos públicos de impuestos. Sin embargo,
lamentablemente, la prioridad es sólo para pagar intereses y atender los
compromisos con las elites.
Esperamos que el gobierno honre los compromisos asumidos y firmados públicamente.
Hicimos un acuerdo político con el gobierno, que reconoció estar en deuda con
los sin tierra y con el pueblo brasileño. El gobierno no venía cumpliendo la
meta de asentamientos. También no cumplía sus obligaciones en los campamentos y
asentamientos.
- ¿El gobierno no debía haber dicho cual
será el valor del proyecto de suplemento presupuestario que enviará al Congreso
hasta el día 31 de mayo? - No. Lo que
queremos es que el gobierno recomponga el Presupuesto de la Unión ya aprobado
por el Congreso, que preveía los R$ 3,7 mil millones
para reforma agraria. Lo que necesita apenas es liberar todos los recursos que son
para el área social.
- ¿Cuál su evaluación de la cobertura de
la prensa sobre el acuerdo? - El
Ministerio de la Hacienda corta apenas los costos sociales, pero no corta los
intereses. En el mismo día del final de la marcha, el Banco Central aumentó los
intereses del 19,5% para 19,75%. Eso va a aumentar los costos del gobierno
hasta el final del año en R$ 900 millones, sólo en intereses.
Pero ningún diario preguntó si el gobierno iría a enviar medidas para
suplementarias de presupuesto para la banca. Los diarios y sus propietarios
siempre son críticos con el gobierno cuando quiere hacer gastos sociales, pero
se quedan callados cuando aumentan los gastos con bancos y la transferencia de
ganancias.
- ¿Y la posición del ministro de la
Agricultura, Roberto Rodrigues, con relación a los criterios de productividad? - Hemos oído dentro del gobierno de que el
ministro de Agricultura se comporta mucho más como presidente del sindicato del
agronegocio de que como un ministro de Estado. Su
prioridad debía ser el desarrollo de todo el país y de todo el pueblo. Necesita
de unas clases sobre lo que dice la Constitución con respecto al papel de un
ministro. Están haciendo un caballo de batalla con los índices de productividad
como si fuese una agresión al latifundio. Pero no es el agronegocio
que se orgullece de haber alterado la agricultura
brasileña. Dicen haber modernizado y sostenido el país. Pues bien, los índices
utilizados por el INCRA son de 1975. La intención es actualizar los
indicadores. Usar los datos levantados por el IBGE en 1995.
Eso representa diez años de atraso. Pero incluso así, exigen. Exigen, porque quieren
mantener el latifundio intocable. Pero la Constitución es clara: toda la gran
propiedad, con más de 1.500 hectáreas, que no produzca y no cumpla su función social,
debe ser expropiada por el Estado, en nombre de la sociedad. Lo que está
faltando es un poco más de coraje al gobierno para realizar los cambios
necesarios. En teoría, todo el gobierno es a favor de combatir la pobreza y la
desigualdad, pero cada vez que uno presenta propuestas concretas que afectan la
concentración de tierra y riqueza, no dejan hacer nada.
- Usted exhortó a los militantes a que
"aumenten la conciencia e intensifiquen las invasiones". ¿Eso no
genera más violencia? - Al contrario.
Quise decir en el discurso justamente que nuestra militancia necesita estudiar
más, comprender la coyuntura política, la lucha de clases.
Eso significa conocimiento, conciencia de la realidad, para no caer en las provocaciones
rastreras de policías o de sectores conservadores. Y, por lo tanto, evitar la
violencia, evitar confrontaciones. En general, las personas de menor conciencia
son las que caen más fácilmente en las provocaciones.
Nuestro remedio contra la violencia es el estudio, el conocimiento.
- Las invasiones son realmente
necesarias ? - Mire como ustedes son
prejuiciosos. Siempre hablamos de ocupaciones, porque es bien diferente de
invasión. Invasión es un acto de apropiación indebida de un bien para
aprovechamiento privado, particular. Es lo que hacen los hacendados cuando
invaden tierra pública y tierra de indios, para su uso y enriquecimiento
personal. Ocupación es una movilización de masa, que entra en un área, para
presionar al gobierno a aplicar la ley, a expropiarla. Esos conceptos están en
la sociología política y están en un acuerdo del propio STJ (Superior Tribunal
de Justicia). Pero ustedes, periodistas, insisten en usar mal las palabras, lo
que lleva a prejuicios.
Siempre defendemos, desde el principio, desde hace 21 años, las ocupaciones masivas
realizadas por los pobres del campo. Lamentablemente es la única forma eficaz
de presionar al gobierno para aplicar la ley. Fue la forma usada por todas las
familias que hoy están asentadas. Ninguna recibió nada por bondad de algún
político o iniciativa del gobierno. Todas ellas tuvieron que organizarse,
luchar y ocupar la tierra para que, recién entonces el Estado actuara.
- ¿Usted tenía la expectativa de que, en
el gobierno de Lula, las invasiones disminuyesen? - Claro. Organizamos ocupaciones, no porque
nos gusta, porque sea un paseo, una jira, nosotros sólo organizamos ocupaciones
porque el Estado no funciona. El Estado brasileño está organizado apenas para
mantener los privilegios de los ricos. Siempre llega tarde para atender a los pobres.
A ningún pobre le gusta quedarse en la cola del INSS (Instituto Nacional de Seguro
Social) de madrugada. Lula tenía como prioridad la reforma agraria, creíamos
que las ocupaciones disminuirían. En cierta ocasión, en reunión con los
ministros, el presidente Lula dijo que sus dos prioridades máximas eran el
combate al hambre y la reforma agraria. Si él de hecho consiguiese que el Ministerio
de Hacienda pensase así también, ciertamente las ocupaciones, los conflictos
sociales en el campo, diminuirían.
Traducido para Rebelión por Hugo Scotte