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Latinoam�rica

Las Tentaciones de Mesa

Arturo von Vacano
Rebeli�n

En teor�a, al menos, la principal obligaci�n del Presidente es obedecer, cumplir y ejecutar la voluntad soberana(en teor�a, al menos)del pueblo que le gobierna. Tal es tambi�n la principal obligaci�n del Congreso (sea el Congreso que sea), encargado de traducir en sabias leyes la voluntad soberana del pueblo.
Se da el accidente esta vez, o as� aparece desde lejos, de que el pueblo boliviano ha decidido cerrar un episodio de hambrunas, matanzas, miseria, ignorancia y explotaci�n que dura ya dos siglos.
Quiere, en su voluntad soberana, negociar esta vez su gas y su petr�leo con ventaja o, de no entenderlo as� el mundo exterior, quiere guardarse ese gas y ese petr�leo hasta que al mundo le venga en gana un ambiente negociador m�s apropiado.
Enti�ndase esto bien: el pueblo boliviano no quiere vivir sin trabajar (como lo hizo el pueblo �rabe saudita durante d�cadas) gracias a su gas y su petr�leo: s�lo quiere que ese gas y ese petr�leo le den una oportunidad de comer tres veces al d�a, educar mas o menos bien a sus hijos y dejar de vestir harapos y de comer el amargo pan de los despojados.
(Los �rabes sauditas han minado sus campos petroleros con explosivos y Semtex, un material nuclear que enviar� esos campos a la luna y a sus invasores al carajo si alguien intenta invadirlos, pero nadie les critica esas cosas porque son amigos del Rey Jorge.)
Si el pueblo boliviano grita y protesta hoy decidido a cambiar su historia dejando de lado a todos sus dirigentes porque todos son unos vendidos, es porque tiene memoria: le robaron la plata, el esta�o, buena parte de su petr�leo, gran parte de su territorio porque siempre fue humilde, silencioso y paciente, y siempre esper� la buena voluntad de sus enemigos. Esper� 200 a�os, y hoy vemos lo que sac� con esa sufrida espera.
No que usara mal ese esperar angustiado: hoy es un pueblo "subdesarrollado" que demuestra al mundo la calidad despreciable de sus "dirigentes" y "gobernantes" vendidos al oro for�neo y la evidencia indiscutible de su propia madurez pol�tica: se ha lanzado a las calles para reclamar lo suyo sin m�s camisa que la del hombre feliz original.
Desde su punto de vista, la coyuntura es clara como el agua de lluvia: si muere lentamente de hambre, no tiene techo, no tiene pan desde hace dos siglos y la esperanza se le ha muerto� �qu� m�s puede perder?
Muchos le acusan de ignorante: confunden la habilidad de hablar ingl�s con cierta "educaci�n". No quieren ver la educaci�n pol�tica que ese mismo pueblo se ha dado mientras sufr�a y que le hace ejemplo de sus hermanos en Latinoam�rica. S�lo ayer celebraba elecciones municipales que fueron ejemplo de civismo para el mundo. Hay 50 a�os ya desde su Revoluci�n Nacional traicionada. Ya vemos todos los frutos de la fe desperdiciada en traidores y vendedores de la Patria.
Ahora, despu�s de intentar todo tipo de milagros y de maniobras, el Presidente Mesa (representante no s�lo de las "elites" del pa�s, sino de su burgues�a (si es que existe) y de su cultura, que es algo m�s que su folklore) se ha quedado sin patas en que apoyarse, a no ser los cuchillos largos, que le ayudar�an a violar su m�s solemne promesa, la de no mancharse las manos con sangre boliviana.
Es una promesa que se le hace m�s dif�cil de cumplir con cada segundo que pasa. Un milagro le ayuda hasta ahora a cumplirla: los militares, portento de siglos es este, se niegan a matar civiles esta vez. Es decir, algunos militares; no debe de faltar uno decidido ya a "liberar" a los bolivianos y hacerse de una fortuna en siete meses.
Pero, a�n si los militares hubieran cambiado su sempiterna vocaci�n genocida (�esa s� que seria la noticia del siglo!) las presiones que sufre Mesa, ya sin patas, son enormes.
Vienen de Washington, de Madrid, de Brasilia, de Santiago, de Buenos Aires�. Y todas vienen envueltas en papel moneda fuerte como anuncio de que obedecer la voluntad soberana de los bolivianos involucra la intervenci�n armada de la OEA, la ONU y otros instrumentos similares del Rey Jorge. Ese ser� el d�a en que se haga literal realidad el "morir antes que esclavos vivir" con que recibir�an los bolivianos a cualquier invasor.
Son presiones que ponen a Mesa, un intelectual, no un hombre de acci�n, en una ir�nica disyuntiva harto boliviana: o es Busch el M�rtir, o es Banzer, el tirano asesino. O acaba muerto por intentar cumplir la voluntad soberana de su pueblo, o acaba ametrallando al pueblo.
Mesa es un burgu�s educado de buen pasar y muchos privilegios; es en verdad estudioso de la historia y no es como el gobernante anterior, que era buen cineasta como filosofo y mal filosofo como cineasta, lo cual no le impedir� llevarse mil muerte bolivianas en la conciencia y m�s de cien millones de d�lares en la chequera.
A�n as�, Mesa tiene plata y es "elite". Si tales no son los argumentos para negar al pueblo lo que la voluntad soberana del pueblo le exige, �cu�l otra raz�n tendr�a el Presidente Mesa para continuar burlando esa voluntad?
El Congreso es una casa de putas, es cierto, pero� �hubo alg�n congreso, alguna vez y en alguna parte, que fuera otra cosa? El Congreso no puede ser disculpa que impida que al Presidente el ponerse del lado del pueblo que le gobierna.
Verdad es que el gobernante anterior se r�e de los bolivianos: no le han tocado un pelo y nadie sue�a con recuperar la fortuna que asegura un pasar millonario a diez de sus generaciones� Puede vivir como un rey en Miami entre otros empresarios del mismo calibre antes de estirar la pata ma�ana o pasado.
La raza de Mesa, evidente en su rostro y en sus manos, le hacen m�s dif�cil ese papel de ap�trida. No puede disfrazarse de gringo aunque robe cien fortunas para vivir "feliz" en USA. Todos lo ver�an for�neo, a�n en Miami.
Pero la tentaci�n es grande: diez generaciones de Mesas viviendo como reyes, as� sea en el exterior: si se mira a los Banzer, millonarios hoy en diez capitales del mundo, se ve las ventajas de seguir esa senda.
Por esos motivos es tal vez prudente sugerir al Presidente que adopte la m�s saludable de sus alternativas: sonr�a una vez m�s para consumo popular, tan simp�tico �l, con esos dientes tan sanos, y vuelva al estudio de televisi�n del que jam�s debi� salir.
Es posible que encuentre una vocaci�n para hacer cine del bueno (sabemos que eso, puede) y filosof�a del poder (ahora, la conoce mejor que muchos). Pero, y es lo m�s importante: se llevar� la conciencia limpia y la bendici�n de sus compatriotas. Lo cual ser�a, en su cargo, otro milagro: �a cu�ntos Presidentes del pasado bendicen hoy los bolivianos?
 

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