Latinoamérica
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"Por aquí, tristeando"
Bolivia invertebrada
Manuel Leguineche
Política Cono Sur
El escritor y diplomático español Agustín de Foxá le preguntó a un peón indio
del altiplano boliviano: «¿Qué haces?» «Por aquí, tristeando» le respondió al
convertir un adjetivo en verbo.
Los indios de la República de Bolivar, el 65% de la población, llevan siglos
tristeando. El indio se defendía con la hoja de coca para engañar el hambre y
con el silencio, hasta que ha pasado a la acción armado de cartuchos de
dinamita. Una vez más el problema es la pobreza. Las reformas de cuño liberal
han enriquecido a los ricos y empobrecido a los indigentes.
El papel de los indígenas ha crecido desde la salida del presidente Sánchez de
Lozada que fue en gran medida resultado de sus manifestaciones y protestas.
Bolivia tuvo en su primer siglo de vida 40 presidentes, seis de ellos asesinados
en su mandato, y vivió 187 sublevaciones armadas. Desde el balcón del palacio de
gobierno, el Quemado, el presidente Belzú lanzó una proclama anterior a Marx:
"¡Abajo la propiedad privada!". El presidente Melgarejo subió al embajador de la
Gran Bretaña a lomos de un borrico y de un palmetazo lo envió a dar tres vueltas
a la plaza Murillo. Como represalia, la emperatriz Victoria ordenó el inmediato
bombardeo de La Paz por la flota británica. Los edecanes tuvieron que explicar a
la emperatriz que La Paz no estaba a tiro. "Bolivia no existe", exclamó entonces
la reina Victoria, y suprimió el país de un plumazo sobre el mapa. Sin salida al
mar Bolivia mantiene una flota y un ministerio de Marina.
El presidente Belzú hubo de hacer frente a cuarenta levantamientos sociales y
militares en sus siete años de mandato. "Bolivia es ingobernable", sentenció
mientras tomaba el camino del exilio europeo. Era uno de los "caudillos
bárbaros" de Alcíades Arguedas, como Melgarejo, al que Napoleón le parecía mejor
general que Bonaparte.
El golpe de 1940 llevó al palacio Quemado al presidente Enrique Peñaranda. Su
madre, al conocer la noticia, pronunció esta frase para la historia: "Si llego a
saber que mi hijo Enrique sería un día presidente, lo habría enviado a la
escuela". A otro presidente, Gualberto Villaroel, lo arrancaron de su despacho,
lo desnudaron, lo colgaron boca abajo de un farol de la plaza Murillo en 1946.
Era el día de la Bastilla.
Y así sucesivamente. 200 golpes de Estado en 180 años de República. "Es un país
melodramático" dijo un viajero norteamericano. El más pobre de América junto con
Haití, con los segundos yacimientos de gas natural, del que dependen Chile y
Argentina para pasar el invierno.
Hay varias Bolivias enfrentadas, la del este y el sur, la de los indios y los
blancos, la de El Alto (los pobres viven arriba, los ricos abajo, donde se
respira mejor) y la de Santa Cruz que reclamaba autonomía para gestionar sus
hidrocarburos, la del altiplano y la de las Yungas, la de los ricos y los
pobres. Los partidos tradicionales ya no sirven.
El problema es de vacío de poder, de crisis de autoridad nacida de los
diferentes puntos de vista sobre el uso de los recursos energéticos. La mayoría
pide la nacionalización, aunque el líder indígena Evo Morales se haya moderado
en este sentido.¿Cómo nacionalizar de golpe los yacimientos de gas si las
compañías extranjeras han invertido 3.500 millones de dólares?
La situación -prerevolucionaria- se ha calmado a última hora. La elección del
abogado tímido Eugenio Rodríguez que convocará elecciones para antes de
diciembre, ha sido el bálsamo de Fierabrás después de tres semanas de agitación
social. Vamos a ver cuánto dura.
La clave está en que los grupos sindicales y la oposición, que tienen su cuartel
general en el Alto, junto al aeropuerto de La Paz y frente al monte Ilimani,
entiendan que el país necesita una tregua. Y una refundación porque el modelo de
Lozada y Mesa está acabado.