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Argentina: La lucha contin�a

Verg�enza

Osvaldo Bayer
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Recuerdo aquel emocionante momento hist�rico. Se inauguraba frente a la estancia La Anita, en el sur de Santa Cruz, a poca distancia del para�so de los paisajes, justo a un costado de la ruta, el monumento a los peones patag�nicos fusilados en 1921. Estaban presentes la hija de Antonio Soto, el dirigente obrero de aquellas huelgas, autoridades de la provincia, funcionarios provinciales, hombres y mujeres de la cultura y el secretario general de la Uni�n Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores. Hab�an pasado m�s de tres cuartos de siglo. Pero al fin la verdad se impon�a. Luego de desconocerse el tema durante tantos a�os (al que se le aplic� el silencio culpable del "de eso no se habla") se recordaba as� la cruel matanza cometida por el Regimiento 10 de Caballer�a.

Justo all�, a pocos metros, dentro de la estancia, est�n las tumbas masivas con los cuerpos fusilados por haber pedido un poco m�s de justicia en la paga y en las condiciones de trabajo.

Bien, all� se levant� un monumento recordatorio de los ca�dos. En el mismo se pusieron placas recordativas: de la C�mara de Diputados provincial, de la Municipalidad de El Calafate, de la escuela de esta localidad, muy pr�xima al lugar de las tumbas ocultas por el silencio de todos: gobernantes, sindicatos, iglesias.

He estado hace pocos d�as en ese lugar. Con indignaci�n y tristeza profunda pude comprobar que el monumento a los ca�dos estaba todo vejado, agraviado, ultrajado. Las placas han sido robadas o destruidas. Todo es un tembladeral donde apenas se puede avanzar por el barro y los pozos. El monumento es apenas un brazo gris, oscuro, t�trico. Todo abandonado, rodeado de soledad y mugre. No es ya un documento recordativo del comportamiento infame del Estado sino s�lo un insulto a la memoria. En cambio, a pocos metros, est�n relucientes y reci�n pintadas las instalaciones de la estancia de los �nicos que ganaron con aquella masacre cometida por el gobierno radical de Yrigoyen y el Ej�rcito Argentino hace ochenta a�os.

Ver ese monumento tan manoseado es como si ya se quisiera aceptar para siempre el pasado que nos averg�enza, en vez de aprender all� c�mo en nuestro pa�s se ha insultado a la democracia, c�mo se ha atentado contra la dignidad humana, c�mo se ha maltratado al trabajador, explot�ndolo hasta mandarlo a la muerte. El mismo ej�rcito que hab�a aniquilado, en 1879, al habitante original de esas hermosas pampas, medio siglo despu�s fue el fusilador de los trabajadores que ped�an un paquete de velas por mes para iluminar los oscuros establos donde dorm�an y viv�an y que las instrucciones del botiqu�n estuvieran en castellano y no en ingl�s, como las pon�a el capital brit�nico que se llevaba todo. No intervino el Ej�rcito Argentino para que se hiciera justicia sino que fusil� a mansalva a los que exig�an el derecho de querer vivir en dignidad.

Permanec� varias horas ante el monumento vejado. Me dice un paisano que la gente que pasa en auto se detiene aqu� para orinar porque ya ni se sabe qu� es, todo est� abandonado.

La pregunta es: �qui�n puede haber vejado de esta manera ese monumento? Y el otro interrogante que nace es: �por qu� nadie se encarga de mantenerlo en un estado de dignidad?, �qui�n se encarga del cuidado de los dem�s monumentos de la provincia de Santa Cruz?, �por qu� los otros monumentos a Roca y el Perito Moreno est�n en excelente estado? Claro, �sos s�. �Nadie se siente responsable del monumento a los peones fusilados? �Por qu� no se han iniciado las investigaciones para dar con el culpable o los culpables de estas destrucciones? Y una y otra vez renace el interrogante: �Por qu� justamente se falta el respeto a los peones patag�nicos fusilados y no a otros monumentos que emergen en las llanuras y bellezas patag�nicas? Nombres que reafirman una historia de genocidios o de mezquinos intereses gobernantes, como la de los llamados "conquistadores del desierto" o los otros que marcaron fronteras entre pa�ses que tuvieron los mismos libertadores en vez de propender en llevar a cabo el sue�o de Bol�var de los Estados Unidos Latinoamericanos, el continente sin l�mites internos.

Es incre�ble el miedo a que se investigue la verdadera historia o lo que es lo mismo, c�mo se prosigue la defensa de los intereses mezquinos. Esto del mancillamiento feroz del monumento a los ca�dos nos hace acordar de aquella ley que en R�o Gallegos promovi� en 1986 el diputado del Movimiento de Integraci�n y Desarrollo, Jos� Ram�n Graneros, quien propuso que fuera de lectura obligatoria en el quinto a�o secundario la investigaci�n hist�rica de la matanza de obreros rurales en la d�cada del veinte. La Legislatura vot� el proyecto por unanimidad, salvo la diputada radical Sureda, hija de un polic�a represor de esas huelgas, que se opuso a toda discusi�n sobre el tema. Pese a la defensa entusiasta del proyecto por la absoluta mayor�a del cuerpo legislativo, el gobernador peronista Arturo Puricelli y su ministra de Cultura y Educaci�n, Elsa Alonso de Urrusuno, vetaron la ley por el decreto 1841. De eso no se habla. La actitud del gobernador Puricelli repet�a la actitud de la bancada radical en el Congreso de la Naci�n que se neg�, en 1922, a investigar la masacre de obreros patag�nicos y dej� sin qu�rum a la C�mara de Diputados, huyendo de lo que deber�a haber sido el estudio del crimen masivo m�s sanguinario de la democracia argentina.

El tema de la lectura del tema de los fusilamientos de las peonadas rurales no se trat� m�s en las legislaturas y en los siguientes gobiernos de Santa Cruz. Pero, eso s�, cinco a�os despu�s, en 1991, se promulg� la ley 2254 por la cual se declaraba monumento hist�rico provincial el lugar enclavado en la estancia Santa Ana, donde �como decimos� descansan los restos mortales de los primeros fusilados en 1921 y 1922. Esta ley fue vetada por el gobernador H�ctor Marcelino Garc�a, pero se impuso la Legislatura al insistir en la resoluci�n.

Claro que despu�s se not� la mezquindad de quienes fueron encargados de levantar el monumento. Se construy� apenas una especie de muro gris para poner placas, sin ning�n gusto art�stico, en vez de llamar a concurso con los mejores escultores del pa�s para rendir homenaje a tanto gaucho ca�do ante la violencia de los fusiles uniformados. Y ahora esto: la vejaci�n, el querer cubrir los cr�menes oficiales con la cobard�a del accionar delictivo, el golpe en las sombras. �Habr�n sido descendientes de los due�os de la tierra los que faltaron el respeto al monumento? �Habr�n sido descendientes de los fusiladores, habr�n sido los que pese a todo se saben due�os del poder? �No s�lo explotar a los humildes sino tambi�n fusilarlos oficialmente para hacerlos callar en sus protestas de justicia? En pleno 2005 se repiten as�, simb�licamente, los cr�menes sociales de 1921. Y nadie hace nada. No se escucharon ni siquiera las protestas de gobernantes, de pol�ticos, no hubo ning�n informe policial �por supuesto� sobre los ataques contra el monumento a las v�ctimas del 21.

Se ha querido herir y humillar a la memoria y advertir que los que mandan siguen siendo aquellos que en 1921 impidieron toda investigaci�n de los cr�menes y obraron para que los diputados nacionales del radicalismo huyeran de sus bancas antes de comprobar qui�nes fueron los responsables de los cr�menes y finalmente a qui�nes favorecieron esos cr�menes a�n impunes. �La democracia argentina est� representada por dem�cratas de la sinceridad y el deber de fidelidad a las libertades o es apenas un espejo que no refleja las im�genes de sus pecados y sus ego�smos? �Por qu� ocurren estas cosas en nuestro suelo?

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