Argentina: La lucha continúa
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Mabel Bellucci
Allá por 1840 arriba a la vieja aldea de Buenos Aires el 'Circo Olímpico' de Juan Lippolis. Sin imaginar lo que significaría luego para su vida, un jovenzuelo, Sebastián Suárez, concurrió a la estación de Retiro para ver el evento. De aquel encuentro, como mágico, terminó sintiendo que el circo sería vital en sus correrías futuras. Dos décadas después, confeccionó una rústica carpa con cañas, alfajías, palos y maderas variadas. .
Armado el precario sitio, a la entrada colgó un cartel - escrito con letras relucientes, brillantes -,que rezaba: 'Flor América'. Con ropas estrafalarias y la cara pintarrajeada, el joven Suárez se transformó en Tony Panchito, un payaso que además hacía sus piruetas acrobáticas. Así, de este modo sencillo, nació el primer circo criollo que asombró y deleitó al público en territorio argentino. .
Con el tiempo, otras versiones circenses van saliendo a escena. En 1866, los hermanos José Antonio (Pepe) y Gerónimo representan la obra de 'El Juan Moreira', de Eduardo Gutiérrez. Luego, en el agreste pueblito rural de Chivilcoy se eleva otro circo criollo. .
Pero las versiones no concluyen aquí. Se sabe de la iniciativa de un caballero inglés, Santiago Spencer Wilde, de instalar- entre las calles Florida y Córdoba- el 'Parque Argentino'. Corría el año 1827 y este espacio cobró notoriedad por su arte lúdico, continuando las funciones del espectáculo circense con artistas nativos. Wilde se caracterizó por ser un amable anfitrión de cuanto circo extranjero llegara por estas tierras. Y qué hablar de los famosos hermanos Podestá, aunque muchos especialistas los identifiquen más a las tablas del teatro que al mundo del circo. No obstante, los Podestá le dan una vuelta de tuerca al mundillo circense que imperaba en ese entonces: comienzan a difundir música telúrica a lo largo y ancho del país, rescatan una diversidad de canciones que habían caído en el olvido, al tiempo que se mueven con coreografías y danzas tradicionales. En suma: el punto distintivo de este espectáculo concluye siendo su temática gauchesca. .
Puede decirse entonces que el circo en la Argentina dispone de un tinte propio: la impronta de su 'criolledad'. En cuanto al formato utilizado, se trata de una carpa redonda de lona blanca y rústica que dispone en su interior de dos escenarios de acción: la pista y el tabladito. En ellos, se mueven diferentes personajes, alejados del conocido clown sajón de peluca azafranada, como es el payaso que parodiando al gaucho en un estilo picaresco, satiriza a fondo la vida política de entonces. .
En verdad, el drama gauchesco entrecruza la pantomima circense naturalmente improvisada junto con técnicas tradicionales del teatro. En el circo criollo se ofrecen números de acrobacia, trapecio y clown como primera parte del espectáculo, y luego se representan obras teatrales. .
Entre la mímica y la composición plástica de las escenas denunciativas, el circo criollo ocupa un lugar preponderante en el espectáculo público desde mitad del siglo XIX en adelante. En su condición de arte popular, representa el triunfo de la dramática rioplatense. .
De aquellos primeros tiempos del circo criollo a estos días, muchas otras cosas han sucedido tanto en la historia circense como en nuestro país. Como eslabones de esa cadena original, el circo se va recreando no sólo para su perduración sino también para convertirse en una herramienta educativa de contención de aquellos sectores de riesgo social, tales como los niños y niñas en condiciones de vulnerabilidad. En la actualidad, el ejemplo más significativo está representado por el Circo Social del Sur. .
A través de las destrezas de malabares, zancos, acrobacias, trapecio, danza, música y expresión plástica, esta asociación- integrada por artistas de circo, comunicadores y trabajadores sociales- implementa técnicas de pedagogía lúdica. Partiendo de una noción grupal, trabaja con una clara intención de generar un espacio de aprendizaje mediante la utilización responsable y creativa del tiempo libre. En tal contexto, sus actividades se presentan como un modelo alternativo de intervención y prevención, así como también de educación, comunicación artística y construcción comunitaria. .
Para ello, disponen de módulos formativos en torno a cuatro áreas temáticas prioritarias que funcionan de manera articulada: la pedagógica, lo social, lo artístico y las relaciones internacionales. De esta forma, se trasmiten reglas, puntos de referencia y valores de notable importancia social, quebrantados por la lógica capitalista neoliberal, como la solidaridad, el respeto y la confianza para que los niños y jóvenes alcancen mejores niveles de vida cotidiana, afectiva y pública. .
En una sociedad capturada por la enajenación del mercado donde cada quien tiene un precio en el marco de una guerra civil permanente y silenciosa, los jóvenes son las víctimas anónimas de nuestra Argentina democrática y republicana. .
Ellas y ellos están cruzados por una violencia naturalizada y sin mediaciones que se expresa por igual en las relaciones íntimas, familiares y sociales. Dentro de tal escenario, las lógicas de vivir o morir están por fuera de sus propias decisiones individuales. En rigor, se trata de almas abandonadas a su suerte. .
Sus aventuras y desventuras suelen ser desconocidas por la llamada democracia y recordadas por los guardianes del orden, toda vez que, hasta aquí, fueron y son los jóvenes de sectores humildes los blancos preferidos de cualquier tipo de agresión. Y es por eso que el barrio concluye convirtiéndose en una fortaleza amurallada, difícil de traspasar o con un franqueo militarizado, en donde la tentación es demasiado grande para esos adolescentes que no disponen más que de sus cuerpos. .
El Circo Social del Sur, al estar inserto dentro de un espacio socio-familiar de los chicos/as, permite utilizar una metodología de trabajo acorde al propio escenario de los jóvenes que participan de la iniciativa. De esta manera, por un lado establecen una interacción directa tanto con los otros actores de la comunidad que influyen en sus vidas (las familias, las escuelas y los amigos), por otro les permite hacer realidad una amplia red con los comedores comunitarios, las organizaciones de base y las instituciones dedicadas a la niñez en riesgo que también arriman el hombro en el territorio barrial. .
Sus orígenes se remontan hacia 1991, cuando el Circo Social del Sur empieza a organizar un taller de zancos para muchachos/as en edad escolar en Florencio Varela, un barrio muy carenciado del cordón suburbano del Gran Buenos Aires. Y desde ese momento los trabajos solidarios continuaron en diferentes lugares marginales de Capital Federal y Gran Buenos, en colaboración con otras organizaciones de base, como el SERPAJ. Así, intervienen en varias villas de emergencias como la de Zabaleta, o la 31 del barrio de Retiro, y la 21 y 24 de Barracas. .
En 1996, frente a los excelentes resultados logrados, el Circo Social del Sur participa de la primera y segunda 'Convención Argentina de Malabares, Circo y Espectáculos Callejeros'.También interviene del primer 'Encuentro Latinoamericano de Circo Social' convocado por Circo del Mundo, en Santiago de Chile y, en 2000, organiza el 'Segundo Encuentro Latinoamericano de Circo Social' en Buenos Aires. .
Desde mediados de 2004, junto con el 'Instituto de Cooperación Económica Internacional' (ICEI) realizan sus actividades en la Fundación PUPI y en el hogar 'La Casita'; coordinando talleres semanales para 50 niños y niñas - entre 6 y 15 años - provenientes del viejo arrabal obrero de Barracas. .
En verdad, todo un logro a imitar en estos tiempos. .