Napoleón Valiente Castillo

Como legítima sorpresa, los salvadoreños oímos un slogan político que dice: "LO MEJOR DEL PAÍS ESTÁ POR VENIR", pero que cosa puede ser la que está por venir; ya tenemos la Privatización de todos los bienes-servicios estatales, que eran el sostén de nuestro Presupuesto General de la Nación, fuente permanente de trabajo y tesoro útil para las presentes y futuras generaciones; por otro lado, estamos en crisis.
Luego, tenemos una desocupación masiva nunca vista en nuestra historia; contamos con altos porcentajes en desnutrición infantil, deficientes servicios médico-hospitalarios y unidades de salud pública; así como educación y vivienda indigna para miles de campesinos y zonas marginales de numerosas ciudades, un alto grado de delincuencia organizada y ocasional, que nos coloca en uno de los países mas violentos del mundo.
Si esta situación la hemos padecido 15 años, ¿Qué es lo mejor en desgracia que nos espera en el siguiente período presidencial del 2004, en caso ganara las elecciones el partido político gobernante que se ha destacado en la privatización? La Repuesta es muy sencilla, aumentará la extrema pobreza, crecerán en forma alarmante los males endémicos, la mortalidad infantil, la desocupación masiva y la delincuencia alcanzará su máxima expresión, debido a la falta de trabajo bien remunerado.
Predecimos estas condiciones, porque es los últimos 15 años, el costo de la vida se fue hasta las nubes y no hay esperanzas de su reducción, debido a que la Política Económica Neoliberal que se nos impuso a partir del gobierno de Alfredo Cristiani; así lo determina para poder hacer más ricos a los ricos y mas pobres a los pobres. Como "chonga" de esta situación se nos impuso la dolarización, que vino a desplazar el colón salvadoreño, introducción que vino a aumentar la pobreza en la clase trabajadora, micro, pequeña y mediana empresa, pero favoreció notablemente a la banca y sistema financiero de El Salvador.
Ahora que estamos hundidos económicamente, con todos los servicios públicos privatizados y altas tarifas en utilización de los mismos, que esperanzas tenemos para que esta tortura financiera, hambruna y desocupación, termine su cometido.