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Latinoamérica

Se agudiza crisis en Haití; grupos armados dominan 11 localidades

El primer ministro reitera que se combatirá "a los terroristas"; la capital, en relativa calma
Crece el descontento: "Aristide nos ha abandonado; es hora de un cambio", dicen pobladores

REUTERS, AFP Y DPA

Puerto Principe, 9 de febrero. La crisis haitiana se profundizó aún más luego que la policía falló hoy en su intento por retomar el control de la ciudad de San Marcos, controlada por el Reagrupamiento de Militantes Consecuentes con San Marcos, opuesto al gobierno del presidente Jean Bertrand Aristide, mientras 10 comisarías abandonadas por la policía entre el jueves y este lunes continuaban en poder de grupos armados, y el saldo de los enfrentamientos de los últimos cinco días se elevó a 41 muertos.
Hacia el mediodía, la policía intentó recuperar el control de San Marcos, que desde el pasado sábado se encuentra en poder del Reagrupamiento de Militantes Consecuentes con San Marcos (Ramicos, por sus siglas en creolé, lengua haitiana).
El primer ministro, Yvon Neptune, viajó a San Marcos, a unos 100 kilómetros de Puerto Príncipe, para demostrar que la ciudad había sido recuperada por la policía. Tras hacer una breve aparición ante seguidores de Aristide, Neptune regresó a Puerto Príncipe, donde reiteró que su gobierno combatirá a "los terroristas".
Sin embargo, informes de la agencia Haiti Press Network desmintieron la información gubernamental al señalar que la policía sólo controla algunos sectores de la ciudad, incluido el palacio de gobierno, mientras otros sectores están bajo control de la organización popular pro Aristide Bale Rouzé, y por Ramicos. La misma agencia informó que el operativo policial para retomar la ciudad, de 160 mil habitantes, fue apoyado por un helicóptero que desde tempranas horas sobrevoló diferentes barrios.
La agencia Reuters dio cuenta de que en el lugar en el que se presentó Neptune ante un grupo de simpatizantes de Lavalás (movimiento político formado por Aristide) había un muerto y numerosos casquillos de bala, resultado de los enfrentamientos entre la policía y los grupos armados.
La policía abandonó sus cuarteles en al menos otras nueve localidades y, según radiodifusoras, los uniformados están cada vez más renuentes a enfrentar a los opositores. Haití no tiene ejército, ya que fue abolido en 1995 por un decreto de Aristide, una vez que retomó el poder al amparo de una intervención militar de Estados Unidos. En 1991, ocho meses después de asumir el poder por primera vez, Aristide fue derrocado por un golpe de Estado militar -el número 32 en la historia haitiana- encabezado por el general Raoul Cedras.
Las localidades en poder de grupos armados son Gonaives, Gros Morne, Ennery, La Esteré, Petite Riviere de l'Artibonite, Trou du Nord, Anse Rouge, Grande Goave, San Rafael y Dondon. En esta última la comisaría fue incendiada por un enfurecido grupo de residentes de la localidad.
Gonaives, cuarta ciudad en importancia del país, sigue bajo control del Frente de Resistencia Revolucionario de Artibonite, encabezado por Butuer Métayer, hermano de Amiot Métayer, ex tonton macoute (grupos represores organizados por el ex dictador Francois Duvalier) asesinado en septiembre pasado.
Según partidos políticos de oposición, Amiot Métayer recibió el encargo de Aristide para organizar un grupo de choque contra opositores al gobierno.
Esa organización fue conocida como el Ejército Caníbal, pero rompió con Aristide luego que el pasado 22 de septiembre fue encontrado el cadáver de Amiot Métayer.
Gonaives, de 200 mil habitantes, es la capital de la provincia de Artibonite, y tiene gran importancia histórica, ya que ahí se proclamó la independencia de Haití en 1804 tras la derrota del ejército napoleónico.
La noche del domingo al lunes hubo enfrentamientos en la norteña ciudad de Cabo Haitiano y reportes periodísticos dieron cuenta de que las casas de numerosos líderes opositores al presidente Aristide fueron blanco de ataques.
La central que provee de electricidad a esta ciudad detuvo sus actividades por falta de combustible debido a que los caminos que van de Puerto Príncipe al norte del país están bloqueados en diferentes puntos.
Desde el pasado jueves, cuando comenzó la revuelta armada del Frente de Resistencia Revolucionario de Artibonite contra el gobierno de Aristide en el norte del país, se han reportado 41 muertos, según conteo de la agencia Afp, pero reportes radiales estiman que el número de víctimas es mayor.
Grupos pro Aristide también se movilizaron para evitar que continúen las tomas de comisarías policiales, particularmente en el sur. En el puerto sureño de Jacmel, donde se planean las principales celebraciones del carnaval el próximo fin de semana, reportes radiofónicos dan cuenta de que pobladores levantan barricadas en los principales accesos de la ciudad para evitar el ingreso de rebeldes, luego que el pasado fin de semana testigos vieron grupos armados en las inmediaciones.
Preparan transferencias de presos Las autoridades penitenciarias iniciaron la transferencia de una treintena de reos de alta peligrosidad de la cárcel de Jacmel a la penitenciaría central de Puerto Príncipe para prevenir cualquier fuga como las ocurridas en Gonaives y San Marcos durante la toma de los grupos armados. En próximos días se espera una transferencia de presos de alta peligrosidad de diferentes cárceles del interior del país a la capital.
Puerto Príncipe se mantiene en calma luego de que seis opositores fueron asesinados el domingo por la noche en el barrio marginal de Ciudad del Sol y de levantamientos de barricadas en diferentes puntos de la ciudad.
La oposición política a Aristide mantiene cautela ante los enfrentamientos de la policía con los grupos armados. "Ahora es un conflicto abierto. No es un juego", declaró el secretario general de la Asociación de Periodistas Haitianos, Guy Delva.
Diferentes organizaciones opositoras mantenían consultas para ver si se adherían a los "rebeldes". "La oposición tiene un grito único: están cansados de Aristide. Pero si ganan (los "rebeldes"), probablemente luego se fragmentarán y estaremos peor que ahora", declaró Leslie Maximilien, líder del Frente Nacional para la Salvación de Haití.
Por su parte, Evans Paul, dirigente de la opositora Plataforma Democrática, pidió la salida de Aristide para evitar que la violencia se siga propagando en el país. "A esta altura, es toda la población la que pide la salida de Aristide del poder", dijo.
Testimonios recogidos en las calles de Puerto Príncipe por la agencia Reuters muestran el creciente malestar contra el presidente. "Nosotros ayudamos a Aristide a llegar al poder, pero nos ha abandonado. No sé lo que va a pasar mañana, pero ya es hora de un cambio", declaró un hombre entrevistado por Reuters Televisión.
El gobierno acusa a la oposición de la violencia y considera que los "rebeldes" y los opositores representan los intereses de la rica elite mulata del país.
El domingo, el gobierno responsabilizó a la oposición de tramar un golpe de Estado.
Aristide, de 50 años, es un ex sacerdote salesiano de origen humilde que estuvo vinculado con la teología de la liberación. En 1988 fue excluido de la orden salesiana acusado por la jerarquía católica de "incitación al odio y la violencia, y exaltar la lucha de clases", por su postura progresista en favor de los marginados de la capital haitiana.
Aristide, el progresista Durante años Aristide fue el personaje carismático y progresista en torno al cual se aglutinaron las fuerzas que deseaban cambiar el país heredado después de tres décadas de poder despótico de la familia Duvalier.
Fue electo presidente con el abrumador apoyo popular que obtuvo su movimiento Lavalás (avalancha en creolé). Tras el golpe de Estado en su contra, en 1991, se exilió primero en Venezuela y más tarde en Washington.
Fue restituido como presidente en 1994 gracias a la intervención de Estados Unidos. Terminó su primer mandato en 1996 al traspasar el poder a su delfín René Preval.
Aristide fue relecto en noviembre de 2000 y comenzó su segundo mandato en 2001. En este periodo fue acusado de autoritario y neoliberal por numerosos partidarios de izquierda que optaron por alejarse y crear movimientos opositores, ausándolo a él y a sus principales colaboradores de "corruptos, ineficientes y autoritarios.
Aristide aún se asume como progresista; sin embargo, ha adoptado un programa económico neoliberal respaldado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.
La crisis haitiana comenzó con las elecciones legislativas de 1999, calificadas de fraudulentas por la oposición, y actualmente el presidente gobierna por decreto al quedarse sin Parlamento el pasado 13 de enero, ante la imposibilidad de que se reaizaran nuevos comicios. El problema se intensificó en los últimos meses a raíz de una ola de manifestaciones de la oposición, que desde octubre exige la renuncia de Aristide.
Desde 1999 Haití tiene bloqueado el acceso a los préstamos internacionales.
El pasado noviembre el BID autorizó a Haití créditos blandos por 123 millones de dólares; sin embargo, el Congreso de Estados Unidos frenó el arribo del crédito a Puerto Príncipe al considerar que la situación política en el país era delicada y que el gobierno de Aristide tiene un mal historial en materia de derechos humanos.