Lula y el Frente Amplio
León Lev
La República
Que Lula inauguró un nuevo tiempo político en Brasil, a nadie le caben dudas.
Un obrero metalúrgico, de izquierda, cristiano, se puso la tarea al hombro de iniciar un viraje histórico con la bandera hambre cero como consigna central.
El Frente Amplio, desde siempre, mantiene excelentes relaciones con quien, hoy, es un líder de carácter mundial.
Recientemente, en Ginebra, el 30 de enero, realizó una conferencia de prensa para la creación de un Fondo Mundial de Combate a la Pobreza.
Más que la denuncia, su objetivo central es la búsqueda de soluciones y de acciones concretas para superar el desafío de la erradicación del hambre y la reducción de la pobreza.
No fue a recordar que el hambre es un arma de destrucción masiva, mortífera para 24.000 personas por día y 11 niños por minuto, y que afecta al 25% de la población mundial.
Tampoco a criticar el modelo económico preconizado en las últimas décadas, que privilegió el crecimiento económico en detrimento del desarrollo social y contribuyó al agravamiento de las desigualdades entre sociedades.
El corazón de sus preocupaciones fue conjuntar voluntades para combatir el hambre y la pobreza.
Desde el G3, junto a la India y Africa del Sur, o con el presidente de Francia, Jacques Chirac, el secretario general de Naciones Unidas, Kofii Annan, y el presidente de Chile, Ricardo Lagos, o el G20, nacido en la última reunión de la Organización Mundial del Comercio, para defender los derechos de los países menos desarrollados.
Esta metodología busca acumular fuerzas, para cambiar el cuadro político y económico internacional.
¿Dónde ubica el desafío de nuestra época? En la necesidad de conjugar estabilidad económica e inclusión social.
Si queremos un mundo seguro, tenemos que luchar por un mundo más justo, más equitativo.
La paz , el desarrollo económico y la justicia social están íntimamente relacionados.
No habrá paz sin desarrollo económico.
No habrá paz ni desarrollo económico sin justicia social.
Un multilateralismo político y económico robusto constituye un factor indispensable en un Nuevo Orden Internacional que debe virar hacia un desarrollo económico con justicia social.
Su llamado a una Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza apunta a que los países más pobres reciban un apoyo continuo por medio de un comercio más libre, al alivio de la deuda externa, la inversión directa, al incremento de la ayuda internacional y de mecanismos alternativos financieros.
Tabaré Vázquez y Lula da Silva
Pues bien, existe un cierto paralelismo entre Tabaré y Lula.
Ambos, en el proceso de aproximación al gobierno, tuvieron y tendrán que sufrir el ataque despiadado de las fuerzas conservadoras, que han usufructuado el poder y generado un bloque: poder económico-poder político-Estado, una trenza gruesa de raíces profundas que llevará tiempo desenredar.
A Lula lo acusaban de curandero, de ignorante para representar a Brasil en el mundo, de poner en peligro la estabilidad económica, que haría emigrar los capitales invertidos, de populista, de inepto para gobernar.
A Tabaré le sucede lo mismo.
Lo atacan con dureza y fiereza desde arriba, desde los partidos tradicionales, mientras recibe el apoyo desde abajo, desde la gente más necesitada, y es visto con expectativa por los empresarios internacionales serios y honestos
Es más: el caballito de batalla del Partido Colorado y del Partido Nacional es que no tenemos programa y que no hay política económica alternativa. Buscan descontrolarnos y llevarnos a la confrontación.
Pero más que enojarnos busquemos conjuntar mayorías para avanzar en la dirección correcta.
Como en el caso de la Licitación de la Terminal Granelera de La Paloma, donde la sociedad civil, en especial el sector turístico, se moviliza para impedir un desatino histórico.
Un primer paso se logró con el pronunciamiento de la Comisión Permanente del Poder Legislativo, ante el planteo del diputado Víctor Rossi, que reclamó "al Poder Ejecutivo la postergación por 30 días de la Licitación Pública Internacional Nº 25/03", y los planteos de la Junta Departamental y la Intendencia de Rocha , en la misma dirección.
El ministro de Transporte y Obras Públicas tuvo que prestar atención, parcialmente, y postergó por 15 días el llamado y eliminó la concesión de los 30.000 metros cuadrados marítimos para rellenar. Pero no modificó el plazo de 50 años, inadmisible para un gobierno al que le quedan pocos meses de mandato, que nos trae reminiscencias de la concesión del canal de Panamá a los Estados Unidos, ni la necesidad de pagar un canon anual, que permita una real competencia en la licitación.
La diferencia entre ambos modelos es, precisamente, la participación de la gente, el diálogo democrático y la creación de mayorías nacionales para gobernar.
Al actual gobierno no le interesa crear un clima de entendimiento, ni con el Frente Amplio-Encuentro Progresista, Nueva Mayoría, ni con los gobiernos vecinos de Brasil y Argentina, para fortalecer el Mercosur.
Pero nuestros desvelos apuntan a la gente y a crear un clima político de racionalidad política, y no de guerra permanente.
Como Lula lo plantea a nivel internacional y busca aplicarlo a nivel nacional, nuestro principal enemigo es el hambre y la pobreza, como lo enfocó Tabaré Vázquez en el XXXIII Aniversario del Frente Amplio. Los próximos meses definirán quién fija la agenda política del país para resolver quién vencerá en las próximas elecciones.