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10 de abril del 2002
Una visión israelí desde
las oficinas de Arafat
¿Cuántas leyes internacionales
tiene que violar Israel?
Neta Golan e Ian Urbina
MERIP
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
No son tanto las acciones
israelíes las que han sorprendido a los observadores internacionales por la
paz que están actualmente refugiados dentro del complejo presidencial de Arafat.
Es la inacción de la comunidad internacional lo que más nos choca. Dentro del
edificio lleno de agujeros, rodeado de tanques y francotiradores israelíes,
hay una pregunta en la mente de todos nosotros; ¿cuántas leyes internacionales
tiene que violar Israel antes de que la ONU exija un retiro total e inmediato?
La lista de violaciones está alcanzando niveles sin precedentes, incluso para
un conflicto con una larga historia de mala conducta de ambos lados. La ley
internacional prohíbe totalmente la construcción de los asentamientos, pero
se han construido 34 nuevos asentamientos sólo en este año.
El castigo colectivo es ilegal. Pero Israel ha pasado ahora de la interrupción
de envíos de alimentos al corte total del agua a la ciudad palestina de Ramala,
poniendo en peligro las vidas de 120.000 personas. El bombardeo de inocuas estructuras
civiles palestinas, tales como plantas de energía eléctrica, escuelas, y alcantarillado,
ocurre a un ritmo alarmante. Están asesinado a civiles desarmados prácticamente
a diario.
También hay más y más informes sobre incursiones de tropas israelíes contra
hospitales y disparos contra ambulancias y periodistas. Estos constituyen graves
infracciones de las convenciones internacionales. La reciente experiencia del
corresponsal de periódicos estadounidenses, Anthony Shadid, no es poco común.
Primero, le dispararon mientras estaba en una zona bajo total control israelí.
El área estaba tranquila y no había fuego cruzado que hubiera podido alcanzarlo.
Shadid portaba la identificación requerida sobre su espalda y sobre su tórax
indicando que formaba parte de la prensa oficial mientras partía de una entrevista
en nuestro edificio. Poco después, cuando Shadid llegó al hospital, los soldados
israelíes lo atacaron con ametralladoras en mano. Subsecuentemente lo trasfirieron
para más tratamiento médico, y su ambulancia fue atacada a tiros por soldados
israelíes que ocupaban un puesto de control.
Israel está convirtiendo en una burla la Cuarta Convención de Ginebra, el documento
básico de la legislación internacional sobre los derechos humanos y, con su
aceptación tácita, la ONU está minando severamente su credibilidad en la región
y en todo el mundo.
Nosotros, que estamos dentro del complejo presidencial, necesitamos desesperadamente
ayuda. Pero ni una fracción de lo que la necesitan los que están afuera, que
están confrontando todo el peso de las redadas masivas y de las incursiones
casa por casa. La situación ya no puede deteriorarse mucho más. Los suministros
médicos se han acabado. La comida escasea.
Es esencial que haya presión desde afuera, aunque sea sobre una base de persona
a persona. Los boicots y las cartas funcionan. La presencia de "escudos
humanos" internacionales en todos los Territorios Ocupados ha sido muy
importante en la limitación de la naturaleza indiscriminada de las acciones
militares israelíes.
Pero lo único que tendrá éxito en la restauración de la calma y en la apertura
del camino hacia negociaciones de paz será la exigencia de la ONU de un retiro
total a las fronteras de 1967 reconocidas por la ONU. Sólo entonces podrá haber
una discusión sobre el estatus de Jerusalén y los refugiados palestinos. No
bastará si se retiran los soldados de las regiones recientemente invadidas.
No son sólo los palestinos y los extranjeros dentro del complejo que han estado
llamando a un retiro total. Incluso sectores dentro de los militares israelíes
han presentado esta opción como la única posibilidad para la paz y seguridad
del pueblo israelí. En una formal "Carta de Denegación" a Sharon,
varios cientos de soldados israelíes, la mayor parte con experiencia de combate,
abogaron por un retiro total, y han declarado su negativa a servir en Cisjordania
o en la Franja de Gaza.
Pero Sharon no quiere escuchar. Y mientras tanto, los que estamos en el complejo
nos quedamos, no sin temor, preguntándonos si la comunidad internacional permitirá
la permanente expansión de la ya ilegal ocupación y el exilio, si no el asesinato,
del líder palestino.
Sábado 6 de abril de 2002
Neta Golan, una israelí, está entre los 40 observadores internacionales por
la paz, que ocupan la oficina sitiada de Arafat.
Ian Urbina, es Editor Asociado de Middle East Report, una revista de política
extranjera en Washington DC.