|
7 de abril del 2002
Informes directos de Ramala
¡Nos están disparando!
Traducidos para Rebelión por Germán Leyens
2) Comunicación de una ciudadano estadounidense desde frente de la Presidencia Palestina
1 de abril de 2002
Por las preguntas y los llamados telefónicos que he estado recibiendo me doy más y más cuenta de que estamos aquí solos, que no se nos escucha, no se nos ve y la mayor parte de nosotros estamos en la oscuridad total. La única compañía que tenemos son los espantosos sonidos de las explosiones y los ruidos monótonos de las cadenas de los tanques destrozando las calles.
El sábado por la miré al complejo de Arafat y me encontró con que había 9 tanques estacionados, y que las calles estaban repletas de tanques que aceleraban constantemente sus motores y se movían ligeramente hacia delante y atrás. El movimiento de los tanques hacía estremecer la casa de piedra hasta el punto que pequeños objetos se caían.
A mediodía (exactamente a las 12) los tanques en el complejo comenzaron a moverse. Pude ver que 3 de ellos retrocedían por el hoyo (el que deben haber visto un millón de veces en la televisión en el complejo de Arafat) cargando soldados. Sentí alivio y comencé a hacer llamados telefónicos a gente en la ciudad. ¿Se van? Pensaba en serio que se había acabado. Uno por uno, los tanques cargaron los soldados israelíes y salieron del complejo, para ser reemplazados por otros tres.
Todos los tanques se movían en todas direcciones, dos de ellos vinieron a la cada de mi vecino de al lado. Uno de ellos simplemente retrocedió hasta la casa y abrió su puerta trasera (o delantera, no estoy segura). Los soldados salieron rápidamente uno tras otro y simplemente se apoderaron de la casa de la misma manera como se apoderaron de la mía 24 horas antes. Las noticias decían que estaban saliendo del complejo pero nadie mostraba a dónde se habían ido en realidad (a unos 30 metros de distancia).
Empezaron a pasar furgones de la televisión y coches. Vi a los niños pequeños en la casa al otro lado de la calle silbando para lograr su atención. La casa al otro lado de la calle fue ocupada hace dos días por los mismos soldados que abandonaron mi casa. Llamé al equipo de camarógrafos y los invité a mi casa. Les informamos de lo que había estado ocurriendo y utilizaron mi techo para filmar el complejo. Más tarde el mismo equipo (gracias equipo de CBS) volvió con pan fresco y cigarrillos para algunas de las familias del vecindario. Estaba oscureciendo y vi que los soldados volvían y reocupaban la casa de la familia con niños pequeños (el más grande tenía unos 13 años, y el más pequeño 2).
Fue una noche muy intranquila. Mi marido y yo hicimos turnos para dormir brevemente. Dormimos con la ropa puesta, para que estemos listos en caso de que los soldados reocuparan la casa. La ciudad está sin electricidad, pero tenemos un generador. Utilizamos la electricidad y el agua con moderación porque no tenemos idea de cuánto va a durar esta pesadilla.
Ayer, (domingo), fue algo borroso, tanques y más tanques. Pasé la mayor parte del día informando a nuestro Presidente en president@whitehouse.gov , Recibí una respuesta automática agradeciéndome e informándome de que el Presidente se interesa por lo que le comunico.
Mis vecinos de abajo tuvieron por fin el coraje de acercarse a la ventana en la escalera. Ella estaba llorando y totalmente aterrorizada. Ella y su marido tienen cerca de ochenta años, ella me llevó a su cocina para mostrarme lo que habían hecho los soldados. Estaba llorando y estremeciéndose; me pidió que les ayudara. Les aseguré que ellos no volverían y puse letreros en todas las puertas con la bandera de EE.UU. y escribí algunos letreros que decían "Esta casa pertenece a Ciudadanos de EE.UU. El Gobierno de Estados Unidos nos protege. FAVOR DE NO ENTRAR". No estoy segura si esto servirá para algo, pero igual lo hice.
Los vecinos se llaman mutuamente desde las ventanas, con un murmullo, llamándose por sus nombres para preguntar si están bien, para ver si aún están vivos, para tratar de conseguir algo de consuelo. Todos están tratando de mostrarse valientes ante los otros, pero todos saben que son impotentes y están aterrorizados.
Recibí un llamado de una gente en el centro de Ramala ayer por la noche como a las 11.30. Me dio pánico y pensé que podría ayudar (ya que soy estadounidense). Me dijeron que hay un edificio (el edificio Draghmeh, de 6 pisos, con 60 departamentos repletos de familias) que está rodeado por tanques, exigiéndole a la gente que salga de sus hogares y amenazando con volar el edificio. Nadie salió porque temían porque acababan de oír de los 30 policías prisioneros que fueron asesinados a sangre fría después de haber sido hechos prisioneros de guerra. Y viendo en la televisión a los 5 que fueron masacrados, 4 de los cuales de más de 50 años. Nadie quería arriesgar esa suerte.
Yo (como buena ciudadana estadounidense) llamé inmediatamente al consulado estadounidense en Jerusalén y al Servicio de Ciudadanos Estadounidenses, y finalmente utilicé el móvil para llamar al Cónsul General– Ninguna de las líneas respondió. Podría haber dejado un mensaje si hubiera querido, pero pensé que no valía la pena. Probablemente me habrían agradecido por la llamada igual como el correo electrónico automático que recibí de mi Presidente antes el mismo día. Los motores de los tanques estuvieron resonando toda la noche, y estoy segura de que nadie pudo dormir.
Hoy (lunes) hubo otro tipo de actividad. Desde las 5.30 de la mañana, los tanques comenzaron a moverse por las calles. No iban a ninguna parte, sólo en círculos. Aceleraban y frenaban. Uno derribó el poste telefónico en la mitad de la calle. Otro le pasó por encima. La preocupación principal del soldado fue sacar los cables de las cadenas de los tanques. Ni se preocuparon, ni pensaron en lo más mínimo en que acababan de cortar casi todos los teléfonos en el vecindario. Más tarde vi una camioneta de reparaciones con la bandera de la ONU y que los soldados israelíes la obligaban a volver a irse. Ahora la mayor parte de la gente en el vecindario no tiene ni electricidad, ni líneas telefónicas.
Vemos jeeps israelíes marcados "Policía", y que los soldados caminan por las calles a pié ostentando orgullosamente sus ametralladoras. Vi que venían coches de la televisión y que los soldados los obligaban a irse diciéndoles "No se permite el ingreso a equipos de televisión". Un miembro del equipo trató de convencerlos, sin éxito.
Vino la ambulancia y me alegré ya que a mi marido prácticamente se la habían acabado las medicinas. Prácticamente salté por la ventana para lograr su atención, pero no se dieron cuenta, ya que los jeeps israelíes los rodearon y les estaban diciendo que se fueran. El soldado utilizaba su micrófono para decirle a la gente que se quedara en su sitio y no saliera, como si alguno se fuera a atrever.
Traté de hablar hoy con los funcionarios de EE.UU. para ver si puedo salir. Me dijeron que los estadounidenses están 'negociando' con los israelíes para sacar a los ciudadanos de EE.UU. No estoy segura hasta qué punto van a ir bien las 'negociaciones' con nuestros 'amigos y aliados', pero es seguro que si nuestros cónyuges o niños no son estadounidenses, tendremos que dejarlos atrás.
Oímos todo el tiempo noticias sobre más atentados suicidas. Esto en sí mismo es espantoso, y me pregunto todo el tiempo cuál es la diferencia entre el terrorismo organizado estatal y el terrorismo individual. La respuesta que se me presenta todo el tiempo es lo que repite todo el tiempo mi Gobierno. El terrorismo organizado de estado israelí es definido por EE.UU. como autodefensa; los individuos que protestan contra la ocupación son llamados terroristas. ¡Yo digo que todo es terrorismo! Tenemos que dejar de pretender que una clase de terrorismo es buena y la otra es mala. Matar a un civil, es matar a un civil, pero hay una gran diferencia si el asesinato es apoyado por un estado.
La verdad es que el terrorismo organizado de estado de Israel y la ocupación están generando a los terroristas individuales.
Maha Sbitani
Una estadounidense en Ramala.