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16 de abril del 2002
Modos, valores y escenarios del Imperio (II)
Palestina, proyecto de expansión y estrategia militar
Antonio Maira
Cádiz rebelde
El Muro
El "Muro Defensivo" de Israel es el desarrollo de la estrategia militar de un
proyecto de expansión.
Ya tenemos una idea muy aproximada de la evolución de la operación
del ejército de Israel contra los pueblos y ciudades palestinos. El "Muro
Defensivo" de Sharon, su protección de "los hogares israelíes",
es muy peculiar. Consiste en la ocupación de los pueblos y ciudades,
el establecimiento del estado de sitio, y el allanamiento integral de los hogares
palestinos. Claro que el primer ministro israelí, cuando habla de familias
y de viviendas israelíes está pensando en los cientos de asentamientos
de los territorios ocupados. Por eso el Muro constituido por tanques y vehículos
blindados, por helicópteros, bulldozers y soldados de infantería,
por ametrallamientos y bombazos, por allanamientos y detenciones, tiene que
penetrar en el corazón de Cisjordania, serpentear entre sus guetos palestinos,
penetrar el las ciudades, aldeas y campos de refugiados, dibujar la maraña
entre asentamientos y "batustanes".
El ejército de Sharon le ha dado la vuelta como a un calcetín
a Cisjordania, ha echado unas enormes redes de malla estrecha para revisar a
todos los habitantes: con "edad de combatir de una manera o de otra", deben
decir las ordenes de operaciones. Entre los jóvenes de 15 o 16 años
y los adultos de 60, echados de sus casas, golpeados y alineados, el Muro de
Sharon selecciona y captura a los "fichados" y a los sospechosos. Por centenares,
jóvenes y adultos palestinos han sido amarrados, marcados y arrodillados.
Además de esa operación de criba brutal con derribo de puertas,
paredes y casas completas, el ejército ha ametrallado las calles y las
viviendas y bombardeado masivamente los barrios y los campos de refugiados cuando
se ha dejado ver u oír alguna resistencia. También ha destruido
los edificios e instalaciones de la Autoridad Palestina. Los allanamientos han
ido acompañados de saqueos y de la destrucción sistemática
de muebles y enseres. Algunas pequeñas aldeas han desaparecido convertidas
en escombros.
Tenemos datos de la magnitud de las operaciones, de sus métodos y consecuencias:
más de doscientos muertos en el momento de escribir estas líneas,
cerca de 2000 heridos, por encima de un millar de detenidos, arrasamiento masivo
de viviendas, incendios en Yenín y Balata, campos de concentración
en el Neguev, asesinatos selectivos -ejecuciones sumarias- en Ramalah (denunciadas
por el israelí, Avi Shalain), destrucción de depósitos
y conducciones de agua, estado de sitio permanente, tiroteo de ambulancias,
humillación y castigo de la población: sin luz, sin medicamentos,
sin comida, 400.000 personas sin agua. Se habla además de un comportamiento
ocasionalmente descontrolado de los soldados y de la especial saña con
la que se aplican cuando realizan de manera premeditada castigos colectivos
para vengarse de los familiares, amigos y vecinos de las "bombas humanas", como
en el campo de refugiados de Deheisha.
Sharon
Es militar de cinco guerras. Un terrorista de uniforme que se ha especializado
desde el primer momento en el "desarraigo" de palestinos, en los ataques masivos
a la población civil, y en la aplicación del criterio de universalidad
para determinar quienes son los combatientes. Aplica al conflicto con los palestinos
una estrategia militar.
¿Qué podemos conseguir? ¿Cómo consolidar lo conseguido?, son las
preguntas del General- primer ministro. Ariel no se ha preguntado nunca: ¿qué
podemos hacer para conseguir la paz?
Sin embargo la estrategia militar de Sharon no puede tener éxito porque
sus oponentes no constituyen una fuerza armada antagonista. Los palestinos concentran
sus energías en la resistencia porque no tienen retaguardia. Sus acciones
son realizadas por individuos aislados, siempre muy jóvenes, hombres
y mujeres, que no son combatientes antes de los atentados y que no pueden ser
perseguidos después, sólo tienen un instante de combate. Por eso
Ariel Sharon guerrea con sus familiares y sus vecinos.
Posiblemente Sharon acabará recurriendo a la ocupación prolongada
y a la represión policial extrema, a la guerra sucia.
Hace algún tiempo confesó que lamentaba no haber matado a Arafat.
Ahora dice que sólo dejará salir a Arafat de su encarcelamiento
para un exilio definitivo. "No podrá sacar a ninguno de los asesinos
que le rodean" dice un Ariel Sharon que califica de asesinos a todos los responsables
de la ANP por debajo de Arafat y a éste de terrorista. En realidad así
sitúa la estrategia militar de Israel a todo el pueblo palestino.
James Petras ha metido el dedo en la llaga cuando ha formulado la siguiente
pregunta: "La libertad de irse sin posibilidad de regreso que Sharon concede
a Arafat ¿Está diseñada para todo el pueblo palestino?
Simón Peres
Si algo ha demostrado la rebelión palestina es lo estrecha que es la
franja que marca las diferencias entre el fácil genocida Sharon y el
premio Nobel de la Paz, Simón Peres. El ministro de asuntos exteriores
de Israel ha dejado ya de simular una discordancia con la furiosa política
del primer ministro. Ahora Peres, seguro del apoyo definitivo de los EEUU, sostiene
con elocuencia la estrategia de reocupación de las ciudades de autonomía
parcial palestina. En primer lugar, afirmando que no suponen un riesgo capaz
de provocar una guerra abierta en la región, en segundo lugar insistiendo,
al unísono con Sharon, en el carácter defensivo de una operación
militar que tiene todas las características de las feroces campañas
de castigo coloniales.
Haciendo eco al General- primer ministro, el jefe de la diplomacia israelí
afirma que la operación que lleva a cabo el ejército israelí
en Cisjordania está destinada a "defender la existencia y supervivencia
de Israel y de su pueblo".
Además el canciller israelí, Shimon Peres, situó la represión
israelí en el gran escenario de la "guerra universal antiterrorista"
cuando advirtió que ataques de estas características se extenderán
por todo el orbe, a menos que el mundo luche contra el terrorismo. "Siento pena
al ver el precio que también deben pagar palestinos inocentes sin necesidad
alguna... porque lo que están tratando de lograr mediante asesinatos
podrían haberlo logrado con negociaciones honestas". Nada menos.
Robert Fisk denuncia la burda comedia que ha escenificado Simón en los
últimos tiempos. En un documento publicado recientemente por el ministerio
israelí de Asuntos Exteriores se plantea la siguiente pregunta: "¿Es
el antisionismo diferente del antisemitismo?". Y así contesta Simón
Peres: "Así como el antisemitismo niega a los judíos sus derechos
como individuos en la sociedad, el antisionismo ataca a los judíos como
nación... no es coincidencia que las recientes censuras a Israel en foros
internacionales y en medios de comunicación vengan acompañadas
de un considerable incremento en incidentes antisemitas...". De modo que la
crítica a Israel implica necesariamente una actitud racista. El holocausto
como paraguas para la brutalidad de Israel, para su propio racismo antipalestino.
Que se lo digan sino a Saramago que se ganó la animadversión general
en Israel cuando identificó, con tristeza, el espíritu de la represión
en Cisjordania y Gaza con el que hizo posible el campo de exterminio de Auschwitz,
y que más tarde explicó: "Un sentimiento de impunidad caracteriza
hoy al pueblo israelí y a su ejército. Se han convertido en rentistas
del holocausto. Con todo el respeto por la gente asesinada, torturada y gaseada".
Tío Sam- Bush
El gobierno de Bush ha jugado con el desconcierto y sobre todo con el tiempo.
Los EEUU apoyaron una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU solicitando
la retirada de Israel de las ciudades ocupadas. Al mismo tiempo e inmediatamente
después de eso, el presidente de los EEUU siguió repitiendo que
Israel está legitimada para lo que hace como reacción a los atentados
terroristas.
Además de licuar una resolución ya muy poco densa de contenido,
el presidente estadounidense reafirmó una postura tradicional -y de extremada
falta de respeto a los palestinos- de Sharon, al señalar que el conflicto
en Medio Oriente puede solucionarse sin Yaser Arafat, el líder de la
Autoridad Nacional Palestina. A la vista de que la intensa búsqueda de
posibles líderes palestinos, capaces de seguir un juego de sustitución
de Arafat que desde hace meses proclamó Sharon con la complacencia de
los halcones de Washington, ha fracasado, Bush ha ampliado el abanico hasta
entrar de lleno en el territorio de la humillación y el desprecio.
Yaser Arafat, afirmó el presidente de los EEUU, puede ser sustituido
en las negociaciones con Israel por "otros líderes" regionales, tales
como el rey de Jordania; el príncipe Abdalah, heredero de Arabia Saudita;
o el presidente egipcio, Hosni Mubarak.
Confirmando que la democracia está en su palabra, el presidente norteamericano
cansado de interpretar a Dios se convirtió en portavoz de la voluntad
palestina: "Mi preocupación es que Yaser Arafat no pueda actuar. Se le
han dado muchas oportunidades y ha decepcionado a su gente; además de
que hay otros en la región que pueden dirigir". Después desde
su propia estatura política midió al líder de la Autoridad
Palestina: "el presidente palestino no está a la altura para lograr un
acuerdo de paz con Israel".
Los EEUU, en concierto pleno con Sharon, han jugado con el factor tiempo. Algunos
analistas decían, una semana después de iniciada la reocupación
militar de las ciudades "autónomas" que Bush le había dado a Sharon
de 7 a 10 días para culminar la ofensiva.
El mismo Powell, la supuesta paloma del gabinete había afirmado: "creo
que la ocupación se prolongará durante dos semanas". El plazo
preciso, al parecer, para establecer el Muro en las previsiones del estado mayor
israelí.
Palabras las demandas de "retirada inmediata", "retirada sin demora" y "retirada
ahora", de las resoluciones 1402 y 1403 del Consejo de Seguridad, y de las periódicas
declaraciones del presidente de los EEUU.
La Europa-Nada
Europa, sometida al desprecio de Sharon, se ha convertido en un centro de estudios:
"La Unión Europea estudia aplicar sanciones si la violencia no cesa en
los próximos días".
En boca de Aznar y de Solana, la paupérrima Unión Europea, que
ha olvidado completamente la resolución 242 del Consejo de seguridad
y la ocupación como el origen del conflicto, se reconoce obedeciendo
a los Estados Unidos. Ahora ya no pide la intervención de la ONU sino
el "fin de la pasividad diplomática de Washington".
Entre balbuceos, Piqué expresa su absoluta perplejidad ante las "contradicciones"
de Washington cuando afirma que a Europa le preocupa que se confundan dos objetivos:
"una cosa es luchar contra el terrorismo y otra desmantelar las estructuras
de poder de la AP".
Algunas voces
Edward W. Said ha destacado que el clima moral y político en el que se
desarrolla el conflicto después del 11 de septiembre es un factor de
agravamiento. Tiene razón el escritor palestino, la gigantesca e irracional
campaña de movilización militar de Washington no podía
dejar de favorecer a los aliados belicistas de los Estados Unidos. Sharon explotó,
sin dudarlo ni un instante, la nueva coyuntura.
También nos dice Said otra cosa fundamental. Ese clima bélico
y maniqueo ha tenido dos consecuencias. Una que Sharon puede reprimir más
ferozmente bajo la cobertura de la "campaña antiterrorista", ha aumentado
su impunidad; otra que, sin embargo, su política está mucho más
minada. Tal vez sirvan para explicar las razones de esa fragilidad las siguientes
palabras del propio Said:
"La lección más importante de todas las que tenemos que entender
acerca de nosotros mismos se manifiesta en las terribles tragedias que Israel
está causando en los territorios ocupados. Somos un pueblo y una sociedad,
y pese al feroz ataque israelí contra la Autoridad Nacional Palestina,
nuestra sociedad sigue funcionando. Somos un pueblo porque mantenemos funcionando
una sociedad -y lo hemos logrado durante 54 años- a contrapelo de toda
clase de abusos, de los crueles giros de la historia, de cada infortunio padecido,
de las tragedias que hemos atravesado como pueblo.
Las nuestras
Para alcanzar la paz tenemos que colocar a los ciudadanos ante una situación
que ocultan los medios. Lo hacían, dirigiéndose a esos medios
de comunicación, aquellos manifestantes internacionales, que colocaban
una pancarta en algún lugar de Cisjordania. Su leyenda decía:
¡Es la ocupación, imbécil!
Efectivamente la ocupación es el origen del problema.
El gabinete Bush y los Derechos Humanos
Los EEUU buscan denodadamente a un estado satélite que presente ante
la Comisión de Derechos Humanos de la ONU una condena contra Cuba.
El presidente Bush ha situado en cargos de enorme responsabilidad en la política
exterior a algunos de los partidarios y agentes más fervientes del terrorismo,
la guerra sucia y los escuadrones de la muerte. Entre todos acumulan experiencia
como para hacer sonrojar de timidez al mismísimo Bin Laden y a todo el
comando superior de Al Queda.
Tales son los casos de Otto Reich, Richard Perle, Paul Wolfowitz, John Negroponte,
Elliott Abrams y Lino Gutiérrez; tal como recordó el gran escritor
e investigador norteamericano Edward Herman.
Pero no hay en ello escándalo alguno, los políticos y los medios
de comunicación occidentales activan o desactivan a voluntad el resorte
de la indignación y los recursos de la memoria.
Esa falta de escándalo, esa naturalidad en la convivencia con los grandes
genocidas y criminales de nuestra era, y con sus propagandistas y encubridores,
permite a uno de ellos, Otto Reich, realizar declaraciones tan esperpénticas
como la siguiente: "EEUU no va a involucrase en contrainsurgencia en Colombia
porque en Colombia no hay insurgentes. Hay criminales y terroristas financiados
por el narcotráfico, y por eso tenemos la responsabilidad de ayudarles
a defender la democracia". "Las FARC, el ELN y las AUC son simples terroristas
que asesinan civiles, secuestran, sabotean y extorsionan..."
Otto Reich, anticastrista fanático, íntimo de Mas Canosa, co-redactor
de la Ley Helms-Burton, vinculado al escándalo Irán-Contra, es,
sin duda, un experto en terrorismo. En tiempos de la administración Reagan
fue propagandista, desde la Oficina de Diplomacia Pública, de las actividades
de la "contra" nicaragüense y de los "escuadrones de la muerte" en El Salvador.
Más tarde, con el primero de los Bush, favoreció la entrada en
Estados Unidos de Orlando Bosh el responsable directo del atentado terrorista
que derribó un avión comercial cubano.
Ahora Reich convertido nada menos que en el Secretario de Estado Asistente para
Asuntos del Hemisferio Occidental, dirigirá los asuntos Interamericanos.
Para ello ha empezado a establecer los mismos principios que organizaron la
guerra sucia y la manipulación informativa en la década de los
ochenta.
En las declaraciones citadas anteriormente restablece la "lógica del
tercer actor" que tan buenos resultados le dio a su Oficina de la Diplomacia
Pública -una verdadera central de contrainformación y propaganda-
en el apoyo y la defensa pública de la guerra sucia en El Salvador y
Nicaragua, y del genocidio en Guatemala. El objetivo principal es colocar al
actual gobierno de Pastrana y al futuro gobierno de Uribe -un ultraderechista
que pretende poner en marcha un gigantesco ejército irregular para la
guerra sucia- en una posición neutral entre las guerrillas y las milicias
de la oligarquía, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Este recurso ideológico tiene, como le asegura su experiencia a Reich,
una eficacia extraordinaria. El gobierno colombiano, como antaño el salvadoreño
y el guatemalteco, puede organizar y financiar, con ayuda y asesoramiento de
los Estados Unidos, la ampliación sin límites de la guerra sucia.
De modo que cuanto más asesinan las AUC -un instrumento armado del ejército
colombiano- más terroristas son las FARC y más justificada está
la intervención de EEUU.
Venezuela y la verdad en los "media"
El mito de la libertad de prensa se sostiene en proclamaciones ostentosas en
los medios de comunicación. Son los delincuentes-jueces proclamando su
inocencia.
Los "media" son uno de los principales instrumentos cotidianos de poder. Fabrican
la opinión pública en el sentido favorable a la política
de los EEUU y sus aliados y a los intereses de las multinacionales. Deforman
la realidad, la encubren y la interpretan de manera coherente con las determinaciones
y objetivos de los grandes centros de poder mundiales. Cuando Bush decreta la
existencia de una frontera entre el Bien indiscutible y el Mal absoluto, declara
la guerra universal contra el terrorismo, publica listas de países y
organizaciones "enemigas del género humano", y ordena la movilización
general en todo el mundo, los medios de comunicación asumen los grandes
principios de la contienda y las delineaciones de los frentes de batalla. La
memoria de los procesos históricos, el relato de los últimos acontecimientos,
la información cotidiana y el análisis de todos esos datos se
amoldan al discurso maniqueísta de los Estados Unidos, a la orden de
movilización sin exclusiones. Todos los conflictos sociales importantes
reproducen esa dualidad simplificadora, en todos se afirma la disciplina mediática
del Imperio.
La distribución de la "verdad" es en líneas generales la misma
que la de las armas y su poder discursivo. Los EEUU, cuyo presupuesto de Defensa
supera el de los ocho países que le siguen en esa escala específica
de los gastos en armamento, monopoliza en la práctica el poder militar
y la Verdad universal.
Washington proclama la verdad sin más resquicios que aquellos que permiten
algunos desahogos sin importancia de los aliados y el tributo obligado ante
opiniones públicas no totalmente domesticadas. La verdad de los EEUU,
la verdad de todos, sólo admite algunos matices colaterales.
En Venezuela esa gran verdad de los EEUU ha generado espectáculos grotescos.
La estrategia para la preparación de un golpe militar -cuyo resultado
cuenta ya con la promesa de apoyo del FMI- ha utilizado como punta de lanza
la supuesta violación de la libertad de prensa por parte del presidente
bolivariano. Los medios de comunicación que castigan diariamente con
toda clase de injurias desmedidas al presidente Chávez se quejan amargamente
de la persecución a la que los somete el gobierno. Pese a que esa realidad
de impunidad absoluta y de monopolio informativo de la oposición es totalmente
verificable:
"Mientras tanto, el reducto más sólido de la oposición
está en los medios de difusión. Este corresponsal no registra
antecedente alguno de una militancia tan virulenta, agresiva, ofensiva y machacante
como la que se ejerce por conducto de la totalidad de la prensa escrita y todos
los canales de televisión, con excepción del canal oficial. En
ese terreno, la oposición tiene una supremacía incontestable aunque
camina sobre un piso resbaladizo: es imposible acusar al gobierno de autoritarismo
y ataques a la libertad de expresión cuando se asiste a semejante espectáculo.".
(Luis Bilbao, La Jornada 20 de marzo)
Los medios de comunicación internacionales reproducen, en su mayoría,
la contienda de acuerdo con las consignas generales.
Véase la muestra:
"Ante las amenazas de muerte recibidas, que parecen procedentes del Gobierno
venezolano, las periodistas y editoras Patricia Poleo e Ibeyise Pacheco se refugiaron
en la Embajada de EEUU para pedir su protección..." (Luzmila Vinogradoff,
El País 21 de marzo). La obediencia es la única norma imperativa
del código ético de la comunicación en nuestros días,
la desvergüenza es su forma particular de encubrimiento.