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Aviones, tanques, soldados y hasta misiles
desde barcos sobre Belén
La Plaza de Manger en Belén. Detrás del humo de las explosiones,
la Iglesia de la Natividad.
Por Peter Beaumont*
Desde Belén
Aviones de guerra, blindados y tropas de infantería lanzaron ayer un
ataque masivo a la ciudad cisjordana de Belén, mientras el premier israelí
Ariel Sharon siguió adelante con la segunda fase de su ataque de cinco
días sobre blancos palestinos. El ataque fue abierto por helicópteros
israelíes a la una de la mañana del martes mientras los buques
de guerra lanzaban misiles sobre un número de objetivos alrededor de
la Plaza de Manger y la Iglesia de la Natividad. Dos horas más tarde,
docenas de tanques israelíes y un número similar de transportes
blindados de personal entraron a la ciudad desde la vecina ciudad de Beit Jalá,
en la dirección de la Tumba de Raquel, cerca de los límites de
la ciudad. El ejército israelí dijo que estaba buscando militantes
en la ciudad. Por otro lado, la organización Reporteros Sin Fronteras
denunció que 30 periodistas ya fueron heridos, expulsados o detenidos
de las zonas del conflicto. En Belén, unos 40 pacifistas europeos quedaron
atrapados en un hotel, y uno está herido. Un palestino muerto en la Franja
de Gaza y alertas de la ONU en esa zona sugieren que se está preparando
una invasión allí.
Los testigos describieron luchas desesperadas en barrios cerrados en la vieja
parte de Belén, una madriguera de angostas callejuelas y calles de piedra
detrás de la Plaza Manger, mientras las fuerzas israelíes iban
de casa en casa y entraban a los edificios religiosos buscando combatientes
palestinos. Superados por las fuerzas israelíes, los palestinos lucharon
desesperadamente para mantener a las tropas israelíes alejadas de la
plaza. Los hombres armados palestinos frecuentemente han usado el área
alrededor de la Iglesia de la Natividad como refugio, con la esperanza que Israel
evitará luchar cerca de ella. Durante el ataque, los helicópteros
israelíes dispararon deliberadamente por primera vez a la plaza misma,
mientras los hombres armados corrían a cubrirse.
Las fuentes palestinas dijeron que los hombres armados, incluyendo el líder
local de la brigada de los Mártires de Al Aqsa, se habían refugiado
en áreas cercanas a las iglesias de la ciudad durante el fin de semana,
mientras Israel apretaba su lazo alrededor de Belén y Beit Jalá.
Ayer a la tarde el sonido de fuego cruzado podía escucharse en las desiertas
calles de Belén mientras los tanques y los transportes blindados disparaban
granadas y usaban ametralladoras sobre los blancos palestinos. Las tropas israelíes
también tomaron posiciones de francotiradores en los edificios altos
que dan sobre varios campos de refugiados de Belén.
Adentro de un monasterio cerca de la Plaza Manger, el padre Severino, un sacerdote
católico, dijo que la Iglesia de la Natividad estaba bajo el "bombardeo
israelí". Añadió: "Desde donde estoy puedo ver a los tanques
israelíes a pocos metros. En este momento está tranquilo, pero
estamos muy asustados". A pesar de los informes de que un número de muertos
de la pelea incluyendo a una monja, a la que según los palestinos le
habían disparado y herido cuando trataba de impedir el paso por la puerta
de su fundación religiosa a los soldados israelíes, las fuerzas
israelíes impidieron que las ambulancias recuperaran los muertos y los
heridos.
Más temprano ese día había habido confusión sobre
los informes de que un sacerdote italiano de 62 años, el padre Giacomo
Amateis, había muerto de un disparo en un convento católico romano
en Belén. El jefe regional de la orden salesiana dijo que el padre Giacomo
había hablado por teléfono con su madre y con miembros de la delegación
apostólica del Vaticano en Jerusalén para informar que estaba
sano y salvo. A medida que crecían los temores y la confusión,
los medios italianos informaban que el sacerdote franco-libanés, padre
Jacques Assad, de 54 años había sido asesinado en Belén.
Más tarde se confirmó que estaba vivo.
Mientras Israel seguía adelante con el ataque, las cabezas de todas las
iglesias cristianas en Jerusalén apelaron al presidente de Estados Unidos,
George Bush, para que detenga el ataque. Los líderes de la iglesia en
Jerusalén le pidieron al presidente que "detenga inmediatamente lainhumana
tragedia que está teniendo lugar en esta Tierra Santa". Dijeron que muchos
residentes de Belén estaban privados de agua, electricidad, alimentos
y medicinas y que varias instituciones religiosas había sido ocupadas
por las tropas y dañadas. "Apelamos a su conciencia cristiana. Usted
es el único que puede detener esta tragedia inmediatamente", le escribieron
a Bush los líderes de las iglesias. "Nosotros, a cambio, haremos nuestra
parte mediando por la paz y la seguridad de toda la gente de esta tierra, tanto
israelíes como palestinos."
* The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: C.D.