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La batalla a metros de Arafat en una ciudad cada vez más cercada
El ejército israelí aumentó su sitio sobre Ramalá y comenzó a entrar en otras ciudades cisjordanas, como Kalkilia, Tulkarem y Beit Jalá.
Adentro y afuera del cuartel de Arafat. Adentro, el líder palestino rodeado de periodistas y pacifistas. Afuera, palestinos detenidos por israelíes.
Con incursiones en más ciudades cisjordanas y una profundización de la iniciada hace cinco días en Ramalá, el ejército israelí continuó ayer su campaña contra el terrorismo, según el gobierno de Ariel Sharon, o contra Yasser Arafat y la Autoridad Palestina, según el líder palestino, quien aseguró que no teme por su vida: "Me da igual. Soy uno de los mártires de mi pueblo". Además, hubo diversos enfrentamientos en las cercanías del refugio de Arafat. El ejército israelí aseguró que no habrá cambios en su política mientras no se entreguen los hombres buscados por Israel, que, asegura, se encuentran junto a Arafat. En tanto, el canciller israelí Shimon Peres volvió a asegurar que su país no planea lastimar al líder palestino. Doce pacifistas europeos, entre ellos el líder campesino francés José Bové, fueron detenidos por fuerzas israelíes en las cercanías del cuartel de Arafat. Ramalá fue cerrada al periodismo.
Ayer, soldados israelíes continuaron registrando edificio por edificio –especialmente en el centro comercial como en la ciudad vieja– en busca de armas y atacantes palestinos. Fuentes palestinas aseguraron que los soldados ejecutaron a nueve personas en el denominado Club Islámico y en los edificios adyacentes. Los soldados israelíes también ultimaron a dos palestinos armados durante choques en el campo de refugiados de Kadura. Además, el ejército confirmó la detención de 10 palestinos buscados tras el interrogatorio de 500 habitantes de Ramalá.
La tensión principal siguió ayer concentrada en los combates que se producen sin respiro en el cuartel general de Yasser Arafat en Ramalá. Fuentes palestinas afirmaron que los intercambios de disparos se producen incluso a escasos metros de la habitación que ocupa el líder palestino. "Hay muchos hombres armados en el edificio y, cuando los soldados son blanco de disparos, responden, pero sólo cuando se encuentran bajo auténtica presión", dijo el general israelí Giora Eiland. "En el interior del edificio sigue habiendo decenas de hombres buscados. Mientras no salgan, no cambiaremos nuestra forma de proceder."
Los tanques israelíes rodearon además los cuarteles en Ramalá del jefe de Seguridad de Cisjordania, Jibril Rajub, a quien Israel acusa de esconder alrededor de sesenta militantes buscados por Israel, incluyendo a Ahmad Saadat, jefe del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y los asesinos del ministro israelí de Turismo Rehavam Zeevi, muerto el pasado 17 de octubre en Jerusalén este. El asesinato del ministro había sido reivindicado por el FPLP. La Autoridad Palestina había anunciado el arresto de Ahmad Saadat a mediados de enero.
Según fuentes palestinas, otro edificio, en el centro de Ramalá, fue ocupado por soldados israelíes, que habrían provocado la muerte de unos treinta efectivos de las fuerzas de seguridad palestinas que se encontraban en el lugar. La información no fue confirmada por los israelíes. Además, tanques israelíes ocuparon la ciudad de Beit Jalá, en el sur de Jerusalén, y luego las operaciones se extendieron a Kalkilia, donde decenas de tanques y vehículos blindados ingresaron en medio de intenso fuego de artillería. Anteriormente, dos militantes de la Jihad Islámica habían sido ultimados cerca de Tulkarem.
La cercada Ramalá no pudo recibir ayer la llegada de los jefes de la Iglesia de Jerusalén que querían visitar a Arafat. Quienes sí pudieron hacerlo fueron 13 militantes pacifistas, que tras el encuentro fueron detenidos. Los militantes, entre ellos el francés José Bové, forman parte de una misión civil internacional que expresa su apoyo al pueblo palestino. Antes de ser detenido, Bové declaró: "Estamos rompiendo el bloqueo de Ramalá con nuestra presencia forzada. Así estamos atenuando los fallos de los Estados que no han hecho nada para eso".
Periodistas extranjeros se quejaron ante las medidas del ejército israelí. Un periodista norteamericano, Anthony Shadid, fue herido de bala poco después de que se declarara a Ramalá como una zona militar cerrada. Reporteros Sin Fronteras protestó por la prohibición a los periodistas para entrar en la ciudad