Medio Oriente
|
7 de octubre del 2002
Nace una nueva Intifada
Daoud Kuttab
Toronto Globe & Mail
Traducido para Rebelión por Germán Leyens
Era casi medianoche, el 20 de septiembre, cuando varias estaciones de televisión por satélite interrumpieron sus programas normales para anunciar que los soldados israelíes habían advertido a los palestinos que viven cerca de las oficinas de Yasir Arafat en Ramala que el edificio sería volado dentro de 15 minutos si los que estaban en su interior no salían.
Dentro de esos tensos minutos, las calles de Ramala se repletaron de palestinos. Los manifestantes, a menudo dirigidos por mujeres, aumentaron en cantidad cuando la gente atrapada en sus casas durante interminables días decidió que bastaba de injusticia. Muchos manifestaron más en defensa de su honor nacional que en apoyo de Arafat.
El levantamiento popular que comenzó en el vecindario de Ramala de Umm al Sharit se extendió rápidamente a Nablús, Tulkarem, Gaza y Belén. Al día siguiente, mujeres y hombres salieron con cacerolas y potes, batiendo sus utensilios caseros en señal de cólera y protesta. 24 horas más tarde, se realizó una vigilia con velas como una manera de romper lo que la gente consideraba un toque de queda represivo.
En 1987, los palestinos introdujeron la expresión Intifada al léxico internacional, cuando miles de jóvenes armados sólo con piedras se alzaron contra los fusiles y los tanques israelíes. En el otoño de 2000, cuando estallaron los disturbios después de la visita de Ariel Sharon al área alrededor de la mezquita al Aqsa en Jerusalén, muchos bautizaron esas protestas como la Intifada al Aqsa, o segunda Intifada. Ahora, con lo que sucedió en la noche del 20 de septiembre en Ramala, creo que estamos viviendo el nacimiento de la tercera Intifada.
Desde esa noche, las escuelas en muchas ciudades de Cisjordania han permanecido abiertas, desafiando los toques de queda israelíes. Ciertas áreas están organizando escuelas populares. Algunas de las escuelas más ricas envían las tareas a sus estudiantes por correo electrónico. Los días de toque de queda se han convertido en días de mucho tráfico por Internet, ya que la mayor parte de la gente está haciendo su trabajo para la oficina o para la escuela desde sus casas. Se está escribiendo, registrando, fotografiando y divulgando una importante cultura por el ciberespacio sobre la vida bajo toque de queda.
Lo que sucedió tarde esa noche del viernes no pasó sin advertencia previa. Una semana antes, los representantes del pueblo palestino hicieron algo sin precedentes en la política árabe. Obligaron a un gobierno nombrado por Arafat a renunciar para no ser humillado en un voto de confianza. Aproximadamente al mismo tiempo, una encuesta de opinión pública, encargada por Búsqueda de una Base Común, reveló que una mayoría de los palestinos apoyan la idea de la resistencia no-violenta. De ahí las protestas pacíficas que comenzaron hace 10 días.
En las dos intifadas anteriores, los que estaban a favor de una confrontación más violenta llegaron rápidamente a dominar las protestas. Tales actos no son sólo contrarios al espíritu de la no-violencia, sino que también ponen en peligro a los involucrados, limitando rápidamente la posibilidad de que grandes cantidades de palestinos corrientes puedan participar.
Durante mucho tiempo, muchos críticos internacionales de los palestinos han estado preguntando por qué no utilizamos métodos no-violentos para producir el cambio. Argumentan que si los palestinos lo hacen, habrá un gran cambio en la opinión pública israelí e internacional, que llegará a traducirse en términos políticos. Muchos palestinos tenemos dudas al respecto, viendo que el gobierno Sharon sólo está interesado en una población palestina que alce la bandera blanca de la rendición.
Cuando los palestinos en Ramala realizaron sus planes de realizar una vigilia con velas el miércoles por la noche, el ejército israelí, que había dicho que levantaría el toque de queda del jueves cambió de posición y volvió a imponer el toque de queda. Algunos obedecieron a la nueva orden, la mayoría no lo hizo. En particular las escuelas decidieron que ya no anularán sus deberes educativos según lo que dicte el ejército israelí.
Lo que preocupa, sin embargo, es que la prensa israelí e internacional ha hecho caso omiso o ha menospreciado la naturaleza no-violenta de lo que sucedió en Palestina en la semana pasada. Parece que el tan esperado cambio en la opinión pública israelí y de EE.UU. no sucederá pronto, ya que ambos pueblos siguen siendo bombardeados con noticias que cumplen con las aspiraciones de los que quieren terminar el conflicto por la violencia.
30 de septiembre de 2002
Daoud Kuttab es director del Instituto de Medios Modernos, en la Universidad Al-Quds en Ramala. Su correo es: dkuttab@ammannet.net © 2002 Bell Globemedia Interactive Inc