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Latinoamérica

El nuevo virreynato

Por Maximiliano Montenegro

El asesor preferido de los bancos de inversión propone que el FMI condicione su respaldo a la intervención del gobierno argentino con economistas extranjeros que se hagan cargo del Banco Central, el gasto público, la emisión y la situación tributaria


Un equipo extranjero debería intervenir el gobierno argentino y asumir el manejo en áreas críticas como el control y la supervisión del gasto público, la impresión de dinero y la administración tributaria. Recién después de "ceder temporariamente su soberanía" en esas áreas, el Fondo Monetario debería asistir financieramente al país. Los desembolsos irían llegando a medida que un "comisionado general" con residencia en el país, de quien dependerían todos aquellos instrumentos del Estado argentino, fuera autorizándolo. No es un chiste. Esa es la propuesta de ocupación de la Argentina que acaba de lanzar al ruedo en los círculos financieros internacionales el economista Rudiger Dornbusch, profesor del Massachusetts Institute of Tecnology (MIT) y cotizado asesor de los principales bancos de inversión. "Alguien tiene que manejar el país con mano firme; una dictadura no sería creíble ni deseable", advierte, en tono democrático. Y alerta que "más dinero del FMI sin una profunda intromisión extranjera para cambiar las reglas de juego no evitará la autodestrucción" del país.
Dornbusch es un viejo conocido de los ministros de Economía de la última década. Con idas y vueltas, como todo consultor de la city, avaló la convertibilidad de Cavallo y al propio DC en sus buenos tiempos; fue un ferviente defensor de Roque Fernández; y descreyó desde un principio de Machinea y de la segunda versión de Cavallo, porque entonces su candidato, como el de todo el establishment financiero internacional, era Ricardo López Murphy, con quien suele entablar por estos días extensas conversaciones telefónicas. En las épocas doradas de la convertibilidad con peso sobrevaluado llegó a cobrar hasta 40.000 dólares (siempre billete) por conferencia empresarial en Argentina, sin incluir pasajes y viáticos, por supuesto. De esas charlas facturó, por lo menos, una docena. Rudi, como él mismo firma sus documentos, suele nutrir el pensamiento más reaccionario de los ejecutivos de los bancos de inversión extranjeros, los mismos que desde Nueva York ganaron fortunas en los noventa, cabalgando en el "riesgo país" para cobrarle tasas siderales al gobierno argentino. Hoy está convencido de que los argentinos ya no son capaces de salvarse por sí solos. Y lo expresa, crudamente, en un "paper" –escrito hace dos días junto a su colega del MIT Ricardo Caballero– titulado: "Argentina: un plan de rescate que funcione".
Dornbusch no se anda con vueltas. "La verdad es que Argentina está quebrada. Quebrada económica, política y socialmente", explica. "Argentina es como las economías europeas a principios de los años 20, no un país con un problema de liquidez que necesita un año duro para volver a estar de pie como Corea, México y Brasil", agrega. Sin ahondar demasiado en que la crisis europea de los años 20 desembocó en el nazismo, Rudi asegura que "es tiempo de ser radical" (obviamente, no está recomendando afiliarse al partido de De la Rúa y de Alfonsín).

Invasión

Así explica su propuesta:

- "El resto del mundo debe proveer de apoyo financiero a Argentina. Pero lo debe hacer condicionado a la aceptación por parte de Argentina de reformas radicales y que manos extranjeras asuman el control y supervisión del gasto público, la impresión de dinero y la administración tributaria."

- "Una ruinosa batalla distributiva se está llevando a cabo entre trabajadores y ricos, aquellos que están atrapados por el cierre de los bancos y aquellos que tienen su dinero en Miami, entre las provincias y Buenos Aires, entre los sindicalistas y los hombres de negocios... Argentina está siendo canibalizada por este conflicto", dice alarmado.

- "Los argentinos deben entender que sin asistencia masiva e intromisión externa no pueden salir de este desastre", señala.

- "Como todo el mundo piensa –generalmente con razón– que todos los otros son egoístas y corruptos, no hay pacto social que pueda alcanzarse. Sin pacto social, la canibalización diaria del capital social y económicocontinúa. Hay consecuencias todavía más horrorosas en el horizonte", vaticina el gurú amigo de López Murphy y de Carlos Rodríguez, ex vice de Roque Fernández y titular del ultraliberal CEMA (Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina).

- De esta manera, llega a la conclusión de que "Argentina debe resignar la soberanía de su administración monetaria, fiscal y regulatoria por un período determinado, digamos cinco años".

- "Esto no es inaudito", aclara. Y recuerda la intervención de la Liga de las Naciones en Austria, al finalizar la Segunda Guerra Mundial y la anexión a Alemania por parte del nazismo. Entonces un "comisionado general", que respondía a las naciones aliadas, se encargó in situ de organizar la economía del país, que recién logró volver a funcionar como Estado independiente el 26 de octubre de 1955, diez años después de concluida la guerra. El poder de este comisionado radicaba en su control del desembolso de los préstamos.

- "¡Funcionó!, exclama el economista norteamericano con acento alemán. "Y es lo que debe aceptar Argentina", confirma.

- "Un comité de experimentados banqueros centrales debería tomar control de la política monetaria en Argentina." En tanto que "los nuevos pesos no deberían ser impresos en suelo argentino".

- "Otro agente extranjero es necesario para verificar la performance fiscal y firmar los cheques de la Nación a las provincias."

- También sugiere "una privatización masiva de puertos, aduanas y remover otros obstáculos claves de la productividad". Por supuesto, para comandar este proceso recomienda "otro experimentado agente extranjero".

-Finalmente, Dornbusch dice que una vez que el comité de banqueros extranjeros tomara control del Banco Central, habría que moverse rápidamente –"ayer"– a un nuevo plan de convertibilidad "temporario" a la relación 2 pesos por dólar; levantar el corralito y dejar que "el FMI y que los inversores financieros internacionales decidan qué banco apoyar y cómo... Es su dinero, después de todo", argumenta.

Con este plan, Argentina ofrecería repentinamente un "nuevo look", "fresco y alentador". "El capital extranjero cambiaría rápidamente su visión del país; podría haber esperanza de nuevo", se entusiasma. Y a esta altura no hace falta que aclare "esperanza" para quién.

Pero no hay duda de que Argentina tendría así un "nuevo look".


EN EL GOBIERNO NO QUIEREN CREAR EXPECTATIVAS
El martes llegan del Fondo

Luego de que el gobierno alcanzara un acuerdo con las provincias para reducir gastos y con la aprobación asegurada del Presupuesto 2002

el miércoles próximo, el Ministerio de Economía confirmó que una misión del Fondo Monetario arribará al país el próximo martes. Pese al reinicio de negociaciones formales, voceros gubernamentales se mostraron poco esperanzados de obtener desembolsos en el corto plazo. Las metas para recibir ayuda son cada vez más modestas. El primer objetivo serán 1200 millones pendientes que forman parte de los 9000 restantes del blindaje y de los acuerdos obtenidos por Domingo Cavallo. En tanto, la calificadora Standard & Poor’s adelantó indirectamente parte de las demandas que el Fondo pedirá a la Argentina.

La delegación del FMI estará encabezada por el flamante director de Operaciones Especiales del organismo Anoop Singh. La fecha de llegada del grupo fue ratificada luego de una conversación telefónica que el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, mantuvo con la cúpula del organismo financiero. La reanudación de los contactos formales ya había sido anticipada el jueves desde Washington por Thomas Dawson, vocero de la entidad.

El FMI canceló en diciembre un desembolso de 1.264 millones de dólares correspondientes al "blindaje" financiero acordado a finales de 2000, lo que precipitó la caída del gobierno de Fernando de la Rúa y la posterior declaración de la cesación de pagos de la deuda pública. El programa de Argentina con el Fondo asciende a 22.000 millones de dólares, de los cuales restan desembolsar unos 9.000 millones.

Si bien el reinicio de las conversaciones es un dato alentador por la posibilidad de un auxilio financiero, las exigencias que puede plantear el FMI podrían provocar más de una dificultad en el gobierno de Duhalde.

En tanto, la consultora Standard and Poor’s consideró que el nuevo pacto de coparticipación fue la "oportunidad" para iniciar un "consenso que ya no puede ser postergado". En un informe detalló además cuáles son las dificultades que debe superar la economía, dificultades cuya resolución será demandada por el Fondo. Entre ellas se destacan la caída de la recaudación a nivel nacional y especialmente a nivel provincial –debido al "fenómeno de la moneda provincial que interfiere en la facultad de generar una política monetaria consistente"– y la "inconsistencia institucional", porque aunque las provincias dependen del gobierno federal, son independientes económica y financieramente.