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Sin casco ni uniforme
Se distinguen porque sus ropas llevan un dibujo con un casco militar invertido
y una flor: "lo tenemos como un macetero porque un casco podría generar
vida y no sólo destrucción y muerte", señala uno de los
jóvenes objetores de conciencia (OC) del grupo Ni casco ni uniforme que
se reúnen en un local cercano al metro Los Héroes en Santiago.
Su vocero al que le gusta que le digan "pelao" Carvallo (30) y no Patricio como
es su nombre, recuerda que los objetores tienen larga historia en Chile. Pero
sólo es en 1996 cuando en una asamblea antimilitarista se formó
el grupo Ni casco ni uniforme, que hoy cuenta con 400 activistas entre los que
hay estudiantes secundarios, pacifistas, vegetarianos, veganos(*), católicos
y evangélicos.
UN grupo de la Red de Objetores de Conciencia en las afueras del Ministerio
de Defensa.
Se reúnen en la sede del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) y su objetivo
es lograr el reconocimiento del derecho de los OC o en palabras muy simples,
lograr reconocimiento al derecho de oponerse a cargar armas y a desobedecer
órdenes para quitar la vida a otro ser humano.
Además, el 15 de marzo recordarán el asesinato del conscripto
Pedro Soto Tapia en San Felipe, y luego planean una campaña para lograr
que el gobierno se retracte de la compra de aviones F-16.
Carvallo cuenta respecto al origen del grupo: "En los 90 miembros de organizaciones
de derechos humanos y del mundo religioso hicieron una crítica política
al militarismo. Con la unión de algunos retornados, grupos libertarios
y desertores universitarios del Servicio Militar Obligatorio surgió un
Colectivo de Oposición al Servicio Militar Obligatorio que entonces se
llamó Cosmo; se relacionaron con organizaciones como las juventudes antimilitaristas
de Concepción y finalmente se formó la Red de Objeción
de Conciencia (ROC) que funciona hasta hoy".
¿Y por qué en Chile era necesario un movimiento de Objeción de
Conciencia?
"Chile es un país guerrerista construido por los militares pero donde
casi siempre se ha optado por la forma civil y pacífica de resolver los
conflictos. En la historia de Chile nosotros nos identificamos más con
quienes fueron forzados a ir a la Guerra del Pacífico, y con quienes
se rebelaron en el siglo XIX al equivalente del SMO. Además, como país
tenemos una larga historia de amnistías para los que se negaron a ser
soldados".
Carvallo dice que la ROC tiene dos vertientes: "la primera es la antimilitarista
cercana a las ideas anarquistas libertarias y que entiende al militarismo como
una ideología y una acción política y cultural. Para ellos
el militarismo inculca y somete a la población a una mirada y una acción
verticalista, discriminatoria, xenófoba y misógina que, como ideología,
se trasmite al mundo civil, al gobierno e incluso a los individuos. La otra
visión es la de la Objeción de Conciencia entendida como un derecho
humano y de respeto a principios religiosos y éticos de cada cual. La
OC tiene una trayectoria jurídica, legal de desobediencia civil, de que
en Europa se plasmó en la lucha por lograr la paz".
¿En qué consiste ser un Objetor de Conciencia en Chile?
"Consiste en escribir un documento que se declara la objeción de conciencia,
firmarlo y presentarlo o en La Moneda, la gobernación o en la intendencia
regional correspondiente. Además, se debe enviar una carta al presidente
de la República con la misma declaración.
Con esto lo que hacemos es involucrar a la civilidad y pedir respuestas a nuestras
declaraciones. Luego lo que hacemos es no inscribirnos en el SMO, interponer
un recurso de protección en los tribunales y recurrir a la Corte Suprema.
Lo que sucede es que nos rechazan los recursos de protección y en la
Corte Suprema tampoco nos dan respuesta. Así que llevamos los casos a
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos donde se están
acumulando desde el año 99".
Ustedes funcionan en el Serpaj, ¿qué relación tienen con el mundo
religioso?
"El Serpaj tiene relación con los cristianos por la liberación,
y nos topamos con ellos en la búsqueda de una cultura de la paz. Promueve
la objeción de conciencia desde la religión, pero también
lo hacen el Codepu y Amnistía Internacional desde la perspectiva de los
derechos humanos; desde otros puntos de vista algunas Vicarías del Arzobispado
de Santiago, iglesias evangélicas y otras instituciones también
apoyan la Objeción de Conciencia. Enganchamos con todos ellos en la idea
de defender la cultura de la paz, pero hay que decir que tenemos algunas diferencias
en cómo entendemos esa cultura. Para nosotros, la paz también
involucra la abolición de un sistema de dominación y explotación
que genera la cultura de la guerra".
¿Cuántos miembros tiene el movimiento y quiénes son?
"En el 96 empezamos veinte personas, hoy somos unos 400 activistas. Estamos
en Talca, Concepción, Linares, Valparaíso, Valdivia, Temuco, La
Serena. Sabemos que hay gente en Punta Arenas y Arica. Hay que entender que
el antimilitarismo en zonas como Arica e Iquique es mucho más fuerte
que en Santiago".
¿Y cuáles son los problemas que tienen los OC para organizarse?
"Sucede que el movimiento antimilitarista se ha quedado en Santiago y Valparaíso
principalmente por los costos de los contactos con regiones. Es más fácil
conectarse con Lima o La Paz que con el sur o norte chileno".
¿Y tienen relaciones internacionales?
"Somos los voceros del Cono Sur de la Red Latinoamericana de Objeción
de Conciencia, que incluye Argentina, Paraguay, Uruguay y Brasil. Eso sí,
con quienes funcionamos más coordinados es con Paraguay. En Latinoamérica
está bastante desarrollado el movimiento en Paraguay y Ecuador, en Venezuela
y Colombia hay buenos movimientos. En Colombia funcionan redes que promueven
las alianzas a favor de la paz, y en Ecuador ha costado porque el ejército
tiene bastante apoyo por su posición en contra de las privatizaciones".
¿En estos cuatro años de los OC cuáles han sido las actividades
más importantes?
"Lo más importante ha sido el ejercicio de la acción directa exigir
el derecho de objeción de conciencia. Es un derecho internacional que
no está reconocido en el país, así que ayudamos legalmente
a quien sostenga que su conciencia está dañada por la institución
militar. Por ello fomentamos no inscribirse y no presentarse a los llamados
del SMO".
Carvallo manifiesta su disconformidad con las campañas comunicacionales
que cada cierto tiempo realizan el ejército y el gobierno: "No sólo
incluyen platas de Codelco que son permanentes, lo que nadie dice es que la
publicidad del SMO en la TV y radio se realiza con recursos de ministerios como
Educación, Trabajo y Mideplan. Cuando se habla de capacitación
laboral en el ejército lo que se está haciendo es llevar dinero
de ministerios civiles al Servicio Militar. No entendemos cómo esos recursos
no se entregan a comunas y escuelas pobres donde también es necesaria
la capacitación laboral. Los militares aparecen como benefactores de
capacitación".
Los antimilitaristas hace cuatro años que "celebran" el día de
las glorias del ejército con coloridas manifestaciones a favor de la
vida: "Hemos ido al Parque O'Higgins no con la idea de enfrentarnos a los militares
sino de estar con quienes van a comerse un asado y con los niños que
juegan con volantines" dice Patricio Carvallo
LUIS KLENER HERNANDEZ
* Los Veganos son un grupo anticapitalista que propone una alimentación
y vestimenta que proteja los derechos animales. También se oponen a consumir
productos de grupos como Nestlé, Coca-Cola y McDonald's ya que Estas
empresas explotan a sus trabajadores en Africa, Latinoamérica, Asia y
en los ex países socialistas.
"Me niego a matar"
Carlos y Denisse son dos estudiantes secundarios pertenecientes a la ROC y al
grupo Ni casco ni uniforme. Respondieron estas preguntas.
¿Qué significa para ustedes participar en el movimiento antimilitarista?
Carlos: "En el fondo yo me niego a matar porque creo que hay otros métodos
de resolución de conflictos. Portar un arma es un método de presión
y puede generar muertes, para eso fueron creadas las armas. El antimilitarismo
significa una lucha por la verdad y por la vida. Una lucha antiautoritaria,
no aceptar planteamientos sexistas, autoritarios y violentos que realizan los
ejércitos y que influyen en la sociedad. Al militarismo lo podemos ver
cotidianamente en los jardines infantiles cuando a los niños los forman".
Su compañera Denisse, ataviada con ropas de muchos colores, afirma: "Para
mí significa el derecho al libre albedrío, si Dios nos dio la
posibilidad de elegir la paz yo no entiendo las razones por las que obligan
a unos a matar a otros. Además, me siento muy cómoda participando
en este movimiento. ¡Somos gente amorosa!", dice reflexionando en voz baja.
¿Qué significa para ustedes la guerra?
Denisse: "Creo que todo se puede arreglar conversando, se necesita tolerancia.
Pero lo primero que nos enseñan en las escuelas es a matar, después
a comunicarnos".
Carlos: "Creo que las guerras responden a intereses de poder que están
muy lejos de las personas. Si vemos la guerra de Vietnam a los jóvenes
ni siquiera les interesaba pero los gobernantes norteamericanos no querían
un foco comunista en Asia. La guerra del Golfo fue por el petróleo y
así... Las guerras son preparadas por la mentira".
¿Es el antimilitarismo un tema solamente masculino?
Denisse: "No. Quizá el Servicio Militar sea fundamentalmente masculino,
pero yo puedo tener un hijo y no quiero que él mate"
Para comunicarse con ellos: Cienfuegos 85, Santiago Centro. Fono 6972001. Su
web: www.objetores.cjb.net y el mail objetores@yahoo.com