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Latinoamérica

12 de marzo del 2002

Ecuador: Pachakutik se solidariza con Venezuela

Kintto Lucas

El Movimiento de Unidad Plurinacional Pachakutik-Nuevo País respalda el gobierno venezolano del presidente Hugo Chávez, elegido democráticamente por la mayoría de la población de Venezuela. Pachakutik asume como propia la declaración de respaldo a Chávez que ya hiciera el Foro de Sao Paulo, instancia que reúne a los sectores progresistas de América Latina.
Miguel Lluco, coordinador nacional de Pachakutik, expresó que el proceso venezolano enfrenta la agresión de las corrientes neoliberales y los partidos tradicionales de Venezuela que llevaron a ese país a una crisis económica, política y social sin precedentes en la historia.
''Los partidos tradicionales con el corrupto Carlos Andrés Pérez a la cabeza intentan trabar la posibilidad de que el gobierno venezolano pueda profundizar el proceso de cambios que se inicio con la constitución bolivariana y la promulgación de leyes sociales a favor de los sectores populares como la ley agraria'', aseguró el dirigente.
Lluco también destacó la defensa de los derechos colectivos de los pueblos indígenas por parte del gobierno venezolano y mencionó las palabras de la dirigenta indígena Noelí Pocaterra, vicepresidenta de la Asamblea Nacional (Congreso) de Venezuela, quien aseguró que antes del gobierno de Hugo Chávez los indígenas eran ignorados.
La dirigenta indígena venezolana dijo hace pocos días: ''los indígenas venezolanos, que hemos sido muy maltratados y discriminados, estamos luchando desde hace muchos años para que nuestros derechos estuvieran en la Constitución; y habíamos logrado muy poco hasta que Chávez nos dio la oportunidad. Ya eso basta para que él tenga nuestra lealtad eterna. Pero, además, los indígenas venezolanos tenemos noticia de Chávez desde 1989, cuando él estaba en Elorza, en Apure. Los cuibas, indígenas de ese estado, hablaban de que allí había un militar que los protegía, que era su amigo, y lo llamaban El militar bueno. Apure es uno de los estados más racistas de Venezuela; allí había un deporte que llamaban guajibear y que consistía en cazar indígenas guajibos. Todavía se producen matanzas de indígenas; hace poco se produjo una y a los culpables los dejaron en libertad. El caso es que ya desde el 89, los indios de Apure hablaban de un militar que quería a los indios, que los sacaba de la cárcel cuando los detenían injustamente; que los visitaba en sus comunidades, bebía el agua de sus totumas, se sentaba en sus chinchorros y cargaba en brazos a sus hijos, a pesar de que estaban hediondos a manteca de chigüire.
Nosotros recorríamos todo el país haciendo contacto con nuestros hermanos indígenas y en esas conversaciones nos hablaban de los problemas, de la gente mala y también de la gente buena y, entonces, hablaban de Chávez. Por eso, cuando apareció en televisión, en febrero de 1992, tras el intento de rebelión, el militar bueno del que hablaban los cuibas tuvo un rostro, el del comandante Hugo Chávez. Antes de Chávez, los indígenas venezolanos éramos invisibles''.
Miguel Lluco explicó que las palabras de Pocaterra abren los ojos de las nacionalidades y pueblos indígenas del Ecuador para que se solidaricen con un proceso que está siendo atacado por intereses muy poderosos.
''El proceso en Venezuela como en tantos lugares, se va construyendo como se hace una terraza o un canal de riego en los que muchos se juntan y adelantan rápido, pero a veces viene el cansancio y se retrasa un poco. El caminar de los pueblos y sus dirigentes no es totalmente parejito, pero es necesario aportar para que lo sea. Debemos aportar para que lo sea'', argumentó Lluco.
El coordinador de Pachakutik rechazó la intromisión de Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela señalando que esa intervención constituye una violación a la soberanía venezolana, andina y latinoamericana.
"La amenaza creciente, impulsada desde el exterior, es un hecho que merece el rechazo de todas las organizaciones sociales, populares, progresistas y democráticas del mundo, particularmente de los pueblos andinos y latinoamericanos. De la misma manera que condenamos el Plan Colombia con su camino de muerte, impuesto por Estados Unidos, condenamos el ataque a la soberanía de un país hermano por la misma potencia mundial''. concluyó Lluco.