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EL PRELADO SE REFIRIO A LOS POBRES Y MARGINADOS
Y RECLAMO UNA POLITICA CARCELARIA MAS HUMANA
En su mensaje pascual, Cotugno aludió nuevamente a Sara Méndez
* "¿Cómo no ver en una madre que encuentra a su hijo tan injustamente arrebatado y tan tesoneramente buscado a lo largo de tantos años, la luz auroral de esa Pascua que es amanecer de justicia y paz para toda la humanidad", afirmó el arzobispo de Montevideo, Nicolás Cotugno, durante su mensaje pascual, en alusión a la épica búsqueda de Sara Méndez.
El prelado abogó por una política carcelaria más humana, que priorice la rehabilitación sobre la represión y afirmó que las violaciones de los derechos humanos deben dirimirse en el ámbito judicial.
En referencia a Sara Méndez, Cotugno explicó que ningún integrante de la Comisión para la Paz ha mantenido contacto con Sara. "Lamentablemente, todavía no hemos tenido contacto. Pero el deseo de tener contacto con ella es muy grande".
"Estamos tratando. La hemos invitado a la comisión y si quiere que vayamos a la casa de ella, lo haremos con mucho gusto".
"De darse la posibilidad de que me pueda encontrar con Sara, lo voy ha hacer con todo cariño y una gran simpatía; y el deseo de compartir todo aquello que pueda hacerse y sobre todo, la esperanza para que haya paz entre todos".
Al hablar sobre la problemática carcelaria, Cotugno expresó que debe practicarse una política más humana en los penales. "Que no sean establecimientos de represión, sino de rehabilitación. Quienes están recluidos son hermanos nuestros".
Sobre las celebraciones de Semana Santa, destacó la necesidad de "mirar a la sociedad y el mundo para descubrir, también allí, que entre tanto dolor, sin sentido y muerte, la vida es más fuerte y el amor vence".
Al responder a una pregunta concreta sobre la hipótesis de que no habrá paz sin justicia, el religioso comentó que "se conoce muy bien los ámbitos y cuál es el marco en el que la Comisión para la Paz se mueve. La comisión está trabajando con humildad, pero con amor y denodadamente para la paz entre nosotros." Según Cotugno, "la justicia es siempre una realidad humana que tiene todos los límites que tenemos las personas y las instituciones". No obstante, destacó que para esclarecer las situaciones de violación a los derechos humanos hay que acudir precisamente a la Justicia.
" Nosotros somos conscientes de que, en lo que estamos haciendo, estamos haciendo justicia. Desde mi campo por lo menos, la perspectiva global de la existencia que viene del resucitado, no hay justicia sin misericordia y perdón". Sobre la problemática carcelaria, el arzobispo señaló que la Iglesia católica "está siempre presente en todas las cárceles. Hay hermanas y hermanos creyentes que se acercan a los detenidos. Tratan de atenderlos en sus necesidades, de acompañarlos, solidarizándose en esa situación tan particular. Evidentemente, que se debería hacer muchísimos más".
Proclamó la necesidad de una política carcelaria más humana, "para que estos establecimientos no sean de represión, sino de rehabilitación. De una u otra forma, son hermanos nuestros".
"Es lógico que cuando hay personas tan afectadas nuestra primera reacción sea responder con la misma medida. Lo peor que le puede pasar a una persona es justamente delinquir, por la necesidad de sobrevivir y tiene que robar, o comete una locura. O una distorsión de valores desde una enfermedad patológica de la libertad, por la que cometen acciones delictivas que son lamentables.
En primer lugar por las víctimas, y no en segundo lugar por los victimarios".
Sobre la posibilidad de renuncia de Juan Pablo II por su precaria salud, monseñor Cotugno, señaló que hablar de ello serían "puras suposiciones. Teóricamente, el Papa no tiene que pedirle permiso a nadie para dimitir, porque es la instancia suprema. Por encima del Papa no hay nadie, está solo Dios, desde el punto de vista de la Iglesia. Si él quiere renunciar en cualquier momento firma la renuncia, y no hay Papa en ejercicio".
Ante tal eventualidad, será el cónclave de obispos, el que designará al nuevo pontífice.
Mensaje a los que sufren
Para Nicolás Cotugno, el conflicto israelí- palestino es "un tremendo dolor y una constatación de una enorme contradicción. Es algo, humanamente absurdo, que justamente en la tierra donde nació y vivió Jesús se den cosas tan incomprensibles, tan terribles, tan sin sentido".
Según el prelado, uno de los ámbitos más delicados de la vida de nuestra sociedad es el de la paz. "Nuestro pueblo busca la paz y quiere la paz".
"Mirando al señor resucitado, la paz del corazón no será plenamente alcanzable sin ese perdón a veces heroico, que brota de la muerte y resurrección de Cristo, el acontecimiento de la máxima trascendencia de la historia de todos los tiempos: su Pascua. Cristo es nuestra paz porque ha vencido el odio y la muerte".
Finalizó expresando: "Les deseo a todos, especialmente a los que más sufren las consecuencias de la inclemencia del tiempo, la soledad, la pobreza, la angustia y la marginación, una muy feliz Pascua de Resurrección, llena de paz y de gozo en el Señor Jesús que vive en medio de nosotros y hace camino con nosotros". *