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26 de marzo del 2002
Entrevista a Carlos A. Lozano: La ruptura del proceso de paz
con las FARC
El Gobierno rompió porque la oligarquía colombiana
no acepta cambios democráticos
VOZ de Colombia
Entrevista de VOZ de Colombia (periódico de los colombianos residentes
en Cuba y que circula en el exterior), al Director del semanario VOZ y miembro
de la "Comisión de Notables" para el proceso de paz con las FARC-EP.
Dirigente del Partido Comunista Colombiano.
Preguntas:
1.- ¿Que factores pudieron ser los determinantes para que el Gobierno del Presidente
Pastrana, seis meses antes de finalizar su mandato, unilateralmente y de manera
intempestiva rompiera el proceso de diálogos y negociación adelantado
durante más de tres años con las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia - FARC-EP?
R.- El gobierno de Andrés Pastrana que asumió el compromiso con
el pueblo colombiano de adelantar negociaciones de paz con las fuerzas insurgentes
en la búsqueda de la solución política del conflicto social
y armado, al final sucumbió a las fuertes presiones de la derecha, los
altos mandos militares y la Embajada de los Estados Unidos en Bogotá,
que lo convencieron que las Fuerzas Militares, gracias al inmenso apoyo militar
yanqui y al Plan Colombia, están en condiciones de derrotar a la guerrilla.
Pastrana débil y sin espacio político para negociar cambios democráticos,
prefirió la ruptura de los diálogos de paz con las FARC-EP, la
principal fuerza guerrillera del país. El rompimiento lo había
decidido hace bastante tiempo. El secuestro del avión de Aires y del
senador Gechem Turbay, ocurrido el pasado 19 de febrero, fue apenas un pretexto
para acabar la zona de distensión y el proceso de paz, como lo venían
exigiendo los sectores militaristas y más reaccionarios del país.
Es un cambio en la táctica de la clase dominante, que se aparta de la
vía de la negociación para la paz con democracia y justicia social
y acoge el de la guerra y la militarización de la vida nacional. En el
fondo prima en ella (la clase dominante) la renuencia a aceptar cambios de fondo
en la vida nacional. No está dispuesta a tolerar ninguna reforma democrática
política y social, porque sería un mal precedente para el país.
Así lo explican sus más conspicuos representantes. La oligarquía
colombiana es mezquina. Quiere una paz gratis. La claudicación de la
guerrilla, sacándole el cuerpo a cualquier modificación al statu
quo de antidemocracia e injusticia social. Así no funcionará ningún
proceso de negociación con la guerrilla revolucionaria. En cierta forma
se repitió la historia de los procesos de paz anteriores: Cuando se llegó
al punto de las negociaciones de fondo, la oligarquía presionó
la ruptura, porque nada es negociable, solo la entrega y la rendición
de los alzados en armas.
2.- ¿Qué efectos inmediatos y a más largo plazo ha generado o
podría generar la decisión del Gobierno?
R.- El primer efecto es que clausura, por lo menos por ahora y en el mediano
tiempo, la posibilidad de una solución política negociada del
conflicto colombiano. En consecuencia asistimos a un escalonamiento de la confrontación
armada y a la militarización del país. El Gobierno Nacional, apoyado
en la "ley de defensa y seguridad nacional", decretó 19 teatros de guerra
y operaciones militares, en donde la principal autoridad es el comandante militar.
Está por encima del poder civil. Es una especie de "poder nacional" de
puro tufo fascista y totalitario. En estos "teatros" no existen libertades democráticas
y el único poder es el de los militares. También está en
proceso de aprobación el "estatuto antiterrorista", presionado desde
Washington, que recoge la penalización de la lucha social y de la oposición
al sistema. Toda lucha social y reivindicativa será considerada terrorista.
Hacia allí se dirige el filo de este esperpento reaccionario. Es la misma
doctrina de Bush aplicada a lo nacional: "si no están conmigo están
contra mi". Es la polarización del país, como ya se está
viendo, pues en general los candidatos presidenciales del Establecimiento (Serpa,
Uribe Vélez, Noemí y Bedoya) respaldan la guerra pastranista y
claman por la "mano dura". Y lo peor es que esta declaratoria de guerra refuerza
el intervencionismo norteamericano, aumenta el peligro de la participación
directa de tropas yanquis en el conflicto, más de las que ya están
en el país como "asesores", todo tolerado por el régimen bipartidista
y sus candidatos presidenciales, que actúan con indignidad y como lacayos.
3.- Que experiencias negativas o positivas dejó el proceso de diálogos
y negociación cancelado por el Gobierno?
R.-Dejó muy buenas experiencias. Sobre todo en el sentido de que es mejor
la vía del diálogo y de la solución política negociada,
que la guerra y la política de tierra arrasada para lograr la paz. La
zona de distensión fue una experiencia muy positiva, de convivencia democrática,
aunque satanizada por el militarismo y la "gran prensa". En San Vicente del
Caguán en tres años de despeje hubo una sola muerte violenta y
se debió a un "lío de faldas". Los robos prácticamente
desaparecieron y no hubo ninguna manifestación de corrupción administrativa
oficial. Estas características fueron similares en los otros cuatro municipios.
Esto no lo reconocen los críticos gratuitos y a sueldo, al tiempo que
también callan lo aberrante de la otra "zona de distensión", ésta
no pactada, de hecho, que es el Nudo de Paramillo en donde están los
jefes de las llamadas "AUC", responsables de las más terribles masacres
contra la población civil y expresión de la peor degradación
del conflicto. Allí tienen sus cuarteles sin que ninguna autoridad llegue
hasta allá. Es el peor monumento a la impunidad y a la tolerancia con
estos criminales. Allá van los congresistas y ciertos periodistas a tomar
whisky con los jefes paramilitares. Eso se convirtió en normal. Mientras
el territorio de paz de los cinco municipios de la zona desmilitarizada y de
distensión, pactado con las FARC-EP, fue anulado por una decisión
del Presidente de la República y sin cumplir siquiera la palabra de concederle
a la guerrilla 48 horas para abandonar los cascos urbanos.
Otro aspecto positivo, entre tantos, fue la adopción de la "Agenda Común",
donde están contendidos los puntos políticos, económicos
y sociales, clave para la discusión en el proceso de paz, como base del
acuerdo político para la reconciliación nacional. Como era ineludible
abordar la discusión de la "Agenda Común", el Gobierno prefirió
romper el proceso ante la presión de los verdaderos dueños del
poder, que prefieren continuar usufructuándolo sin cambios democráticos
avanzados. La violencia ejercida desde el poder, que es la forma de la relación
de los gobiernos bipartidistas con los ciudadanos, es lo que le garantiza perpetuar
la dominación y el sojuzgamiento a la oligarquía colombiana. Quieren
la paz. ¡Pero para que todo siga igual! Y así no funciona. Esa trampa
es inaceptable.
4.- ¿Qué perspectivas le ve la opinión nacional al proceso Gobierno
- Ejercito de Liberación Nacional - ELN?
R.-Le deseamos los mejores resultados al proceso de diálogo adelantado
entre el Gobierno Nacional y el ELN, aunque es muy difícil para el presidente
Pastrana declarar y hacer la guerra en el país y hablar de paz en La
Habana con los compañeros "elenos". Estoy seguro que estos harán
lo mejor; lo que sea más conveniente para el país y para un proceso
de paz con democracia y justicia social. La ruptura con las FARC, en todo caso,
afecta el proceso con el ELN. Sobre todo porque pone de manifiesto que el Gobierno,
o mejor la oligarquía colombiana, quiere la paz de los sepulcros, la
llamada pax romana, en la cual estarán ausentes los cambios que son urgentes
para una paz estable y duradera.
5.- En el marco de la nueva situación política en que ha sido
colocado el País ¿qué reflejan los resultados electorales para
Cámara y Senado?
R.-Reflejan un avance de la izquierda y de las fuerzas independientes, aunque
no lo suficiente para derrotar la corrupción y el clientelismo de los
partidos tradicionales, liberal y conservador. Aún el Congreso quedó
en manos de estos caciques electorales, muchos de ellos con acuerdos con el
paramilitarismo. También avanzó la derecha representada en Uribe
Vélez. Varios de los congresistas están ligados a este candidato
de la guerra y del paramilitarismo. Sin embargo, varios de los serpistas elegidos
también tienen estrecha relación con los "paracos", sobre todo
en la Costa Atlántica. Con todo hay una importante fuerza independiente
que puede dar la batalla en el Congreso, reconocido centro de la corrupción
y la reacción.
6.- De que manera ha incidido la nueva situación política en la
campaña electoral para Presidencia de la República?
R. Tiende a polarizarse. Han inflado demasiado a Álvaro Uribe Vélez,
quien es cabeza de un proyecto ultraderechista, de corte bipartidista, ligado
al paramilitarismo. Con esta consideración, la campaña de Horacio
Serpa Uribe, pretende demostrar que la alternativa es el candidato liberal,
aunque ha demostrado que no tiene una política clara de paz, pues apoyo
la ruptura y la guerra pastranista, y tampoco iniciativas sociales para enfrentar
la ofensiva neoliberal del gran capital contra los trabajadores y el pueblo.
7.- ¿Que futuro se le augura al Frente Social y Político?
R.- En este sentido, la única fuerza alternativa es el Frente Social
y Político que promueve la candidatura presidencial de Luis Eduardo Garzón,
ex presidente de la Central Unitaria de Trabajadores. Es el único que
levanta una opción de paz y solución política, que cuestiona
la guerra y que no le hace ninguna concesión a los militaristas. Esta
candidatura se fortaleció con la adhesión de la gran mayoría
de los congresistas independientes, además que mantiene el respaldo de
la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y de fuerzas políticas como
el Partido Comunista, Presentes por el Socialismo, Dignidad Obrera, el Colectivo
Marín, Unidad Democrática y otros sectores. Estos hechos recientes,
sumados a la gran presentación de "Lucho" Garzón en el llamado
Gran Debate Nacional transmitido por televisión con los candidatos presidenciales,
en el cual fue catalogado como el mejor, colocan al candidato en la posición
de disputar el paso a la segunda vuelta con alguno de los candidatos del Establecimiento.
Es una posibilidad real, que de todas maneras va a chocar con la represión
desatada en el marco del frenesí de guerra, la falta de garantías
electorales iguales y sobre todo con el dinero que va a circular a favor de
los candidatos del bipartidismo que están entregando los poderosos grupos
económicos y otros donantes no muy santos.