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14 de marzo del 2002
No siempre lo legal es justo, y no siempre lo justo es legal
Adolfo Pérez Esquivel
Equipo Nizkor
El gran pensador que fue Henry Thoreau, inspiró a muchas personas
y generaciones con sus propuestas de oponerse a las injusticias por medios no-violentos
en defensa de los derechos civiles, profundizó en los comportamientos
y valores éticos de las personas y las sociedades. Fue y es una fuente
de inspiración y práctica de la búsqueda de la Verdad y
la Justicia. Hubo quienes supieron descubrir en sus enseñanzas los caminos
de la libertad y la defensa de los derechos de las personas y los pueblos, utilizaron
la resistencia civil como método y condición de vida, entre ellos
inspiró al Mahatma Gandhi. Puso en práctica la acción y
la reflexión, es decir la coherencia entre el decir y el hacer.
Un ejemplo de esa decisión fue durante la guerra que los EE.UU. desató
contra México y que representó la pérdida gran parte del
territorio del pueblo mexicano. Thoreau se opuso a la guerra que consideraban
injusta y por lo tanto, había que resistirla y oponerse por medio de
la no-violencia. Pasó de las palabras a los hechos negándose a
pagar los impuestos para la guerra. Su actitud de rebeldía le valió
la prisión que la asumió como una de las condiciones de la resistencia
frente a las injusticias. Decía que, si toleramos las injusticias, terminamos
siendo cómplices de las mismas.
Thoreau publicó en el Instituto Tecnológico de Massachuset en
1848, un artículo dónde expone los principios y valores que toda
sociedad debiera tener y los comportamientos que las personas y los pueblos
debieran asumir. En síntesis dice: " Toda persona amante de la libertad
debe ser respetuosa de la ley; debe respetarla y hacerla respetar; y señala
que debemos tener conciencia crítica y determinar los valores de la ley
que nos permite la convivencia y el respeto que nos debemos unos a otros, en
toda sociedad civilizada".
Hace una clara advertencia cuando dice que: "no toda ley es justa"; hay leyes
que atentan contra el derecho de las personas y los pueblos, por lo tanto son
leyes injustas que deben ser resistidas hasta su total nulidad porque dañan
el cuerpo social y ponen en peligro la convivencia democrática.
Dice que todo ciudadano conciente de su responsabilidad, tiene el derecho de
oponerse a las injusticias y debe estar dispuesto a asumir las consecuencias
de desobedecer las leyes injustas.
¿ Cómo reconocer la ley justa de la ley injusta? ¿Lo legal de lo ilegal,
lo justo de lo injusto ? La lógica determina que todo lo legal debiera
ser justo. Lamentablemente no es así; muchas veces lo legal es injusto,
hay leyes que atentan contra el derecho de las personas y el pueblo. El Evangelio
enseña que: "El no ha venido a abolir la ley, sino a confirmarla. El
hombre no se ha hecho para la ley, sino la ley para el hombre". Estos valores
se han alterado y despreciado, sometiendo a las personas a leyes injustas.
En Argentina se criminaliza los reclamos sociales, se sancionan leyes y decretos
que van contra el derecho constitucional y dañan profundamente la democracia.
Podríamos señalar las leyes de Punto Final y Obediencia Debida,
que si bien después de largos años de lucha se derogaron, no se
anularon ; pasaron 18 años desde que las sancionaron durante el gobierno
de Alfonsín, generando la impunidad jurídica beneficiando a los
genocidas y dejando al pueblo en estado de indefensión.
El "corralito financiero", que tiene acorralado a todos los medianos y pequeños
ahorristas que confiadamente depositaron sus recursos en los bancos, hoy se
encuentran indefensos, víctimas de los sucesivos gobiernos que sancionaron
leyes injustas y que previlegiaron a los centros financieros y los bancos que
se adueñaron de los ahorros del pueblo.
Esto es un claro ejemplo que no siempre lo legal es justo. Es evidente que el
gobierno, por mas retórica que utilice para justificar lo injustificable,
su práctica no es coherente entre lo que dice y lo que hace, así
lo muestra la impunidad jurídica del gatillo fácil y la corrupción.
Y ha renunciado al derecho de soberanía y autodeterminación del
país, entregando los recursos a manos de los grandes capitales financieros
extranjeros y a la especulación de los capitales nacionales; se ha sometido
a las políticas impuestas por el FMI y el BM, violando la Constitución
Nacional y todos los derechos del pueblo.
Ha dejado de cumplir el mandato del pueblo, de gobernar para todos por igual
democráticamente. Basta ver el aumento de las enfermedades endémicas,
el analfabetismo, la falta de recursos para la vida y el desarrollo del pueblo.
Ha renunciado a sus obligaciones, tanto éste gobierno como quienes les
precedieron.
El pueblo en sus diversas manifestaciones salió a reclamar justicia,
movilizándose frente al estado de indefensión en que se encuentra
y con un parlamento cómplice y permisivo que antepuso los intereses partidarios
a los intereses del país. Salvo muy pocas excepciones de legisladores/as
que honran el mandato del pueblo.
Tenemos una Corte Suprema de Justicia cuestionada y acusada de ser cómplice
del poder político.
Es necesario determinar el marco legal de lo justo y de lo injusto; lo verdadero
de lo falso. La ley es un derecho ganado por los pueblos a lo largo de su vida
histórica y la vida de la humanidad; nos permite la convivencia y el
respeto que nos debemos como ciudadanos/as. El derecho a la democracia se construye
en el hacer cotidiano y es una conquista de la libertad que permite alcanzar
la igualdad para todos.
Buenos Aires, 11 de marzo del 2002