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DESPUES DEL 11 DE SEPTIEMBRE
Cheque en blanco para el complejo militar industrial
La escalada armamentista de Estados Unidos no reactivará
al capitalismo, sino que acelerará la crisis actual
POR RAISA PAGES —de Granma Internacional—
PARA el complejo militar estadounidense, el efecto 11 de septiembre no pudo
llegar en mejor momento. Es el espaldarazo que necesitaba el Gobierno de Bush
para operar con un cheque en blanco, justo en momentos en que la economía
mundial se atasca en una recesión generalizada.
Bush se transformó en el primer presidente que le declaró la guerra
a todo el mundo y a nadie en particular. Fuentes empresariales expresaron su
malestar a una revista, al afirmar que el Presidente norteamericano le está
infligiendo más daño a la nación que Osama bin Laden.
El profesor John Saxe-Fernández, coordinador del programa El Mundo Actual
del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de la Universidad Nacional
Autónoma de México, analizó en La Habana las influencias
económicas del efecto 11 de septiembre en la economía mundial.
La forma en que Bush está castigando a los presuntos culpables desestabilizará
la economía mundial de manera desproporcionada y todo esto para lograr
una venganza, pero, advirtieron, podría resultar fatal para el funcionamiento
del capitalismo como lo conocemos.
Un editor de una revista empresarial de los Estados Unidos describió
la repercusión económica del ataque terrorista del 11 de septiembre
en estos términos: Ahora Bush gastará miles de millones de dólares
para evitar que la economía de los Estados Unidos y la del mundo entren
en una situación similar a la de 1929. Esos miles de millones harán
parecer insignificantes las pérdidas de las compañías de
seguro.
También contribuyó a borrar en gran medida todo escrúpulo
u oposición en el Congreso contra el gasto militar. El ocho de septiembre
pasado, sólo tres días antes del ataque terrorista, los demócratas
del Comité de Defensa lograron denegar una solicitud de Bush de mil 300
millones para destinarlos al programa antimisiles y prohibieron, además,
la autorización de ensayos que violaran los acuerdos del tratado con
Rusia de 1972.
El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, reaccionó inmediatamente instando
al Presidente a que vetara cualquier ley que prohibiera la prueba de los misiles,
por las interpretaciones que de esto podrían hacer Rusia y otros países,
mientras que el senador republicano por Virginia, John Barnes, advertía
que lucharían denodadamente para que la prohibición no figurara
en la legislación.
Unos días después, apuntó el experto de la UNAM, ocurre
el ataque terrorista del 11 de septiembre. El Congreso en emergencia aprueba
presupuestos millonarios para financiar las primeras etapas del combate contra
el terrorismo y otros programas costosísimos como el proyecto antibalístico.
Esta dinámica ha generado una transformación en todos los niveles
de gasto militar en los Estados Unidos.
Dijo que el asunto no es la globalización, el problema central es el
poder del capital y las contradicciones del capital. Un artículo de primera
página del diario Wall Street Journal, lo sintetiza así:
El escándalo Enrom empieza con señalar el gusto del país
por los mercados desregulados y libres, los mismos que se fortalecieron en los
10 años de auge económico que ahora está terminando.
SUPERIOR A LA GUERRA FRIA
El presupuesto militar norteamericano es 15 por ciento superior a los aprobados
durante la etapa de la guerra fría, subrayó el investigador Saxe-Fernández.
Del 2003 al 2007, el gasto militar ascendería a 2,1 billones de dólares,
de ser aprobada la solicitud presentada por el Gobierno. Por primera vez, los
Estados Unidos van a presentar un déficit fiscal en cuatro años.
Recordó que este incremento del gasto público en el sector militar
es superior al observado en los primeros años de la administración
Reagan, lo cual tuvo un impacto en las tasas de interés, en el mercado
de capitales y efectos devastadores en la economía latinoamericana por
la vía de servicios de la deuda, pagando mucho de los platos rotos de
este desmesurado aumento de la militarización norteamericana.
El gasto militar solicitado es 15 veces mayor que el conjunto de las 15 naciones
que le siguen en la lista de gastos militares. Estados Unidos gasta dos tercios
de todo el gasto militar del mundo.
Manifestó sus dudas sobre si esto funcionará para activar la economía
de Estados Unidos. Indicó que los días del capitalismo jactancioso
están terminando. "Estamos entrando en una etapa de creciente incontrolabilidad
del sistema", sentenció.
¿GASTOS MILITARES PODRAN REACTIVAR LA ECONOMIA NORTEAMERICANA?
El profesor argentino Jorge Beinstein consideró que el aumento en el
gasto militar no va a tener un factor multiplicador en la economía norteamericana,
va a ser muy poco para contrarrestar la desaceleración global, el endeudamiento
interno.
Lo que se ha presentado como posibles reactivadores de la economía norteamericana
va a provocar lo contrario. Examinó que los gastos militares traen déficit
fiscal. El otro elemento, la política de bajas tasas de interés,
ha llegado ya a su límite porque el déficit fiscal a mediano y
largo plazos va a traer como consecuencia la subida.
Beinstein dijo que más bien lo que están es desactivando la economía.
Reflexionó que a lo largo del siglo XX lo que hemos observado es un creciente
proceso de concentración del capital financiero, lo cual conduce a un
desbordamiento de sus posibilidades de ajuste y ni siquiera la guerra puede
parar la declinación, más bien la acelerará.
NO ES FORTALEZA SINO DEBILIDAD
La exacerbación de la escalada armamentista en Estados Unidos no es sinónimo
de fortaleza, sino signo de debilidad, según opinión de expertos
latinoamericanos.
Beinstein manifestó que el Gobierno norteamericano se está topando
con situaciones que se le escapan de las manos, que no puede resolver, para
lo cual está respondiendo de una manera catastrófica.
Están reaccionando a su crisis profunda, con una respuesta desmesurada
en la militarización. En los próximos meses, se advirtieron tres
situaciones de manejo loco de política internacional por parte de Estados
Unidos: el conflicto entre India y Pakistán, que luego de avivarlo ahora
trata de desmontarlo con grandes dificultades; el cambio radical en el conflicto
del Medio Oriente, que va más allá de la extrema derecha de Israel,
en un operativo de tentativa de guerra de exterminio; y el extremismo en las
exigencias del FMI en la crisis de Argentina.
Estados Unidos está sufriendo un proceso de sobredimensionamiento estratégico,
tiene un mundo cada vez más difícil de controlar y, por otro lado,
tiene cada vez más necesidad creciente de controlarlo, como le pasó
a otros imperios en otras etapas de la historia.
Compartiendo la tesis de otros expertos, Beinstein preguntó si en realidad
el mantenimiento de las bases militares de Estados Unidos y sus fuerzas bélicas
en muchas partes del mundo, son un factor que ayuda a concretar las intervenciones
militares posteriores o al revés, pues su verdadero objetivo es el creciente
control militar del Planeta.
Se refirió a las teorías sobre las guerras residuales, empezando
con la Guerra del Golfo y terminando con la de Afganistán. En realidad,
son guerras desatadas, pero no son resueltas. No terminan y dejan problemas
inconclusos. Es muy probable que el carácter residual de estos conflictos
sea una estrategia de los Estados Unidos, para ir instalando guerras por todos
lados, que pueden ser retomadas en cualquier momento, lo cual permite sostener
una atmósfera belicista a nivel global y a largo plazo.
Analizó que también se puede evaluar desde otro punto de vista.
La incapacidad entre los norteamericanos —y también de los europeos occidentales—
de instalarse en los territorios donde desatan los conflictos y llevar adelante
guerras cuerpo a cuerpo. La superutilización de la aviación y
la imposibilidad de terminar ocupando el territorio, es quizás lo que
está ocasionando este tipo de problemas, apuntó. Tal vez una explicación
más a fondo y desde el ángulo de la economía, es de que
estamos en presencia de una sobreproducción del capitalismo que, en vez
de integrar, desintegra, por su incapacidad como sistema económico para
unificar los países que domina, como hacían los colonialistas
cuando ocupaban naciones.
El profesor argentino observó que las características de esta
recesión global o depresión global, es una desaceleración
productiva de la economía mundial. Caída de las tasas de crecimiento
combinadas con una descomunal hipertrofia financiera, que se han convertido
en una enfermedad crónica.