|
9 de Marzo de 2002
Nuestros héroes tendrán que ser liberados
Discurso pronunciado por el Presidente Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, en acto solemne de condecoración a las madres y esposas de los cinco Héroes de la República de Cuba prisioneros del imperio, efectuado en el teatro "Karl Marx", el 8 de marzo del 2002, "Año de los héroes prisioneros del imperio".
(Versiones Taquigráficas - Consejo de Estado)
Compatriotas:
A lo largo de la historia, hemos rendido tributo a héroes legendarios
y a mujeres que se llenaron de gloria como ejemplos de valentía, abnegación
y espíritu de sacrificio, inspirando siempre a generaciones enteras en
sus luchas por un mundo mejor, más humano y más justo. Pocas veces,
sin embargo, hemos tenido el privilegio de convivir con ellos y ellas.
Los cinco Héroes de la República de Cuba Prisioneros del Imperio,
sus admirables madres y esposas, contemporáneos nuestros y orgullo de
la Patria, se han adentrado hasta lo más profundo del corazón
de su pueblo y en el de cada uno de sus hijos podríamos decir que sin
excepción alguna.
Aquí están hoy, Día Internacional de la Mujer, en conmovedor
y solemne acto que con seguridad jamás se borrará de nuestras
memorias, Carmen, Magali, Irma y Mirta; Adriana, Rosa Aurora, Olga y Elizabeth,
madres y esposas de Gerardo, Fernando, René, Antonio y Ramón,
las cuales acaban de recibir la Órdenes «Mariana Grajales» y «Ana Betancourt».
De hueco en hueco, después de 16 meses de aislamiento, 7 meses de juicio
amañado en que las mentiras, la hipocresía y el cinismo de los
acusadores fueron destrozados, absolutamente inocentes de las acusaciones que
les imputan, han sido sancionados tres a cadena perpetua, y dos a largas penas
de prisión.
Como una prueba más de rabia y odio, continúan recibiendo un trato
despiadado y brutal. Creyendo que con ello destruyen su moral y firmeza, los
han dispersado por cinco prisiones de alta seguridad en que las distancias mínimas
entre cada uno de ellos rebasa los 1 400 kilómetros, después de
azaroso y cruel recorrido, siempre recluidos en celdas de castigo, para ser
entremezclados ulteriormente en prisiones donde el control, la imparcialidad
y la moral de las direcciones carcelarias brillan por su ausencia. Es una prueba
digna de la inquebrantable firmeza y el valor de nuestros héroes. Y esto
se hace contra hombres que, buscando información sobre el terrorismo,
defendían a su pueblo de la muerte.
Alegando el mismo objetivo, Estados Unidos ha lanzado todas sus fuerzas para
invadir países, empleando sus armas más sofisticadas y destructivas,
y ha declarado una guerra mundial prolongada, indefinida e imprecisa contra
el terrorismo.
En el colmo de la prepotencia y arrogancia, amenaza a más de 80 países
y se toma la libertad de señalar quiénes son o no países
terroristas. Tiene, incluso, el cinismo de mencionar a Cuba entre tales países,
cuando miles de cubanos han muerto víctimas del terrorismo procedente
de Estados Unidos y ni un solo ciudadano norteamericano ha sufrido jamás
el menor rasguño y ni siquiera un tornillo ha sido afectado por acción
alguna de ese carácter procedente de Cuba.
Sabido es de sobra que a nuestro país no se le puede intimidar. Lo que
hacen con estas amenazas estúpidas es dar coces contra el aguijón.
El gobierno de Estados Unidos debe pedir perdón a Cuba por los miles
de actos de agresión, sabotaje y terrorismo cometidos contra nuestro
país durante 43 años; el gobierno de Estados Unidos debe pedir
perdón a Cuba por más de tres décadas de guerra económica
y bloqueo total de alimentos y medicinas, actos de genocidio aun en tiempos
de guerra sancionados por los Tratados internacionales de 1948 y 1949, suscritos
por ambos países; el gobierno de Estados Unidos debe indemnizar a nuestro
pueblo por sus crímenes, que han provocado enormes sufrimientos y la
pérdida de decenas de miles de vidas; el gobierno de Estados Unidos debe
romper con la mafia terrorista de Miami, a través de la cual se han organizado
y financiado actos brutales de terror como la explosión en pleno vuelo
del avión cubano de pasajeros con 73 personas a bordo todos los cuales
perecieron, así como innumerables ataques con bombas a instalaciones
y hoteles cubanos, cientos de planes de asesinatos contra los dirigentes de
la Revolución Cubana, guerras biológicas contra personas, animales
y plantas; el gobierno de Estados Unidos debe arrestar y juzgar a Orlando Bosch,
connotado terrorista que junto a otros muchos se pasean por las calles de Miami;
el gobierno de Estados Unidos debe dejar de proteger a Posada Carriles y exigir
que se haga justicia a él y demás criminales que introdujeron
decenas de kilogramos de explosivos de alta potencia en Panamá y planearon
asesinar a cientos de jóvenes universitarios con el fin de eliminar a
la delegación cubana en la Cumbre Iberoamericana celebrada en Panamá;
el gobierno de Estados Unidos debe eliminar las leyes Torricelli, Helms-Burton
y numerosas Enmiendas aprobadas para endurecer el bloqueo a nuestra Patria;
el gobierno de Estados Unidos debe eliminar la Ley asesina de Ajuste Cubano
que tantas vidas de mujeres, niños, ancianos y otros ciudadanos ha costado
y sigue costando al pueblo de Cuba; el gobierno de Estados Unidos debe discutir
con Cuba la ocupación ilegal y arbitraria de un pedazo de nuestro territorio,
para acordar cuándo será devuelto a nuestro país; el gobierno
de Estados Unidos debe respetar el derecho a la autodeterminación del
pueblo cubano y el sistema económico y político que soberanamente
ha decidido seguir.
El gobierno de Estados Unidos no tendrá jamás moral para combatir
el terrorismo mientras no deje de usar tales prácticas contra países
como Cuba, y deje de apoyar matanzas masivas, repugnantes y brutales como las
que lleva a cabo el Estado de Israel, aliado suyo, contra el pueblo palestino.
Debe renunciar a su política de dominio mundial, dejar de intervenir
en los demás países, respetar la autoridad de las Naciones Unidas
y cumplir con los Tratados internacionales que ha suscrito. Estos son requisitos
indispensables para alcanzar un clima de paz en el mundo y erradicar el odioso
flagelo del terrorismo.
Nuestros héroes tendrán que ser liberados. La enorme injusticia
cometida contra ellos será conocida por el mundo entero. Millones de
libros transmitirán la verdad y el mensaje de Cuba. ¡Nuestros compañeros,
más temprano que tarde, volverán! No importa lo que cueste y donde
estén, sus familiares ejercerán su derecho a visitarlos todos
los meses y llevarles el aliento y el cariño de todo su pueblo (Aplausos).
¡Gloria eterna a los hijos heroicos de Cuba (Exclamaciones de: "¡Gloria!"), a las madres que los engendraron y educaron (Exclamaciones de: "¡Gloria!"), a las esposas y los hijos que con su amor contribuyeron a crear en ellos la voluntad de acero y el espíritu invencible que los caracteriza! (Exclamaciones de: "¡Gloria!")
¡Hasta la victoria siempre! ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos! (OVACIÓN)