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Gatillo fácil entre policías y prefectos
"Un lamentable error." Con esa frase, repetida hasta el cansancio
en los últimos años, un agente de la Policía Federal pidió
disculpas luego de ser detenido por haber causado la muerte, de tres balazos
en el pecho, de un suboficial de la Prefectura Naval Argentina que estaba parado
en la esquina de un barrio llamado Villa Zapiola, en el partido bonaerense de
Moreno. La víctima, Víctor Hugo Catino, de 19 años, estaba
esperando el colectivo para comenzar su viaje hasta Puerto Madero, en la Capital
Federal, donde prestaba servicios. Según los testimonios aportados a
la Justicia, Catino primero sufrió un intento de robo por parte de dos
hombres que iban en bicicleta, pero logró ahuyentarlos empuñando
su arma reglamentaria, sin hacer disparo alguno. Minutos después lo abordaron
tres hombres que iban en un automóvil, uno de ellos el agente Raúl
Eduardo Barnes, quien le disparó a Catino porque creyó que él
era el ladrón. El episodio reavivó la guerra abierta el año
pasado entre las dos fuerzas, a partir de un sonado caso de contrabando de camionetas
4X4.
El nuevo caso de gatillo fácil comenzó su cuenta regresiva a las
6 de ayer, en la esquina de Gnecco y Del Carril, en Villa Zapiola, un barrio
de casas bajas y humildes. Catino iba vestido de civil y llevaba un bolso con
la ropa y el arma reglamentaria. Mientras esperaba el colectivo, tuvo que soportar
la presión que ejercieron sobre él dos delincuentes que iban en
otras tantas bicicletas. Se detuvieron, le reclamaron el dinero, pero Catino
sacó el arma, los invitó a que se fueran y los desconocidos le
hicieron caso.
En este punto la historia entra en una zona oscura. Al parecer, la escena del
intento de robo fue presenciada por los tres ocupantes de un Fiat Duna estacionado
en las inmediaciones. La información obtenida por el fiscal que investiga
el caso indica que Catino tuvo primero una pelea, a mano limpia, con dos de
los ocupantes del Duna, entre ellos el policía Barnes, quien le reprochaba
al suboficial de la Prefectura que hubiera ahuyentado a los ladrones en bicicleta,
a los que consideraba víctimas y no victimarios. Fueron vanos los intentos
de Catino por hacerles comprender que él era el perjudicado y todo terminó
con tres tiros que dieron en el pecho del joven aspirante a prefecto.
Por decisión del fiscal número 4 de Mercedes, Juan Rodolfo Minetto,
están detenidos Barnes y un joven que lo acompañaba llamado Martín
Rosales, de 21 años. En cambio fue dejada en libertad una mujer, Gabriela
Quaglia, de 35, que también iba en el Duna, cuyo testimonio fue clave
para establecer lo que había sucedido. Esta es la situación descripta
desde el plano judicial, ya que después vienen las versiones diferentes
que aportaron la Prefectura Naval y la Policía Federal, cada fuerza por
su lado, desde posiciones que parecen irreconciliables.
Según la Prefectura, el joven integrante de la fuerza –se había
incorporado en el año 2000– fue asaltado por "cinco delincuentes",
esto es los dos de las bicicletas y los tres que iban en el auto. Según
este relato, el arma utilizada para asesinar a Catino fue la misma que él
llevaba en el bolso y que le pertenecía. La Federal, en cambio, no acredita
la presencia de cinco sino de los tres que iban en el auto y que fueron detenidos
por personal de la comisaría tercera de Moreno.
Según la Federal, los tres trataron de escapar a bordo del Duna, mientras
el cuerpo de Catino había quedado tirado sobre la vereda. Barnes cumplía
servicios en la comisaría segunda, en la zona de San Telmo, prácticamente
en la misma zona por la que solía hacer su ronda el joven Catino. El
parte de la Federal dijo que Quaglia, que tenía sus ropas manchadas de
sangre, igual que sus dos acompañantes, terminó confesando que
le habían sacado el arma a Catino y que la tenían guardada en
una casa de su propiedad, en Dastugue 3998. Allí fue encontrada y secuestrada
por los policías de la tercera de Moreno.
En octubre del año pasado, la Federal y la Prefectura intercambiaron
acusaciones, sotto voce, por un contrabando de camionetas 4X4 por el cualfueron
detenidos dos prefectos. Los de Prefectura insinuaron entonces que los de la
Federal también estaban involucrados en el mismo delito.