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14 de marzo del 2002
Acuerdo por la siderurgia
Bush-Techint, el nuevo eje de Duhalde
Julio Magri, Prensa Obrera
La semana pasada el gobierno de EE.UU. determinó que las exportaciones
de Siderar, del Grupo Techint, podían ingresar libremente en su territorio
ya que no contenían subsidios del Estado ni se vendían a precios
de dumping (por debajo de sus costos). En cambio, aplicó derechos compensatorios
(aranceles más altos) a Brasil, Francia y Corea. A las brasileñas
Usiminas/Cosipa le impuso un 12,58%, a la CSN 8,22% y al resto de las siderurgias
brasileñas el 11,9% (O Estado de Sao Paulo, 2/3).
Además, el miércoles 6, el presidente Bush aplicará salvaguardias
al comercio del acero, por lo que subirá los aranceles y/o fijará
cuotas a las importaciones de EE.UU. sobre 33 productos siderúrgicos.
"En la Casa Blanca, hay una propuesta de aplicar tarifas del 20 al 25% y en
algunos casos (Japón, Corea y Rusia) cuotas reducidas" (Clarín,
4/3).
"La decisión amenaza con desatar una rápida represalia de la Unión
Europea, Japón, Corea o Rusia si son alcanzados por el 'proteccionismo'
norteamericano. Mientras esos países sostienen que la siderurgia norteamericana
se protege porque perdió productividad, en EE.UU. dicen que por el exceso
de producción mundial —100 millones de toneladas— esos países
exportan con 'dumping'" (ídem). De este modo la "guerra del acero" amenaza
con convertirse en un nuevo campo de disputa de los pulpos capitalistas.
"El gobierno y la siderurgia argentina tienen la esperanza de que la Argentina
quede excluida de la salvaguardia norteamericana" (ídem). Se basan en
el antecedente de la exclusión de Siderar de la aplicación de
los "derechos compensatorios". Pero esa "esperanza" no tiene nada que ver con
los subsidios que recibiría o no Siderar, algo que todo el mundo sabe
que sí los recibe, y que sí vende a precios de dumping. Solamente
la devaluación y la pesificación de las deudas bancarias significa
para Siderar un subsidio de 226 millones de dólares y, para Siderca (otra
empresa de Techint), de 186 millones de dólares.
La explicación es otra. "A mediados de febrero, se conformó un
Consejo Bilateral entre EE.UU. y la Argentina con el objeto de destrabar los
puntos que pesan sobre el comercio entre ambos países. En la primera
reunión —en Washington el 20 de febrero— el secretario de Relaciones
Económicas Internacionales de la Cancillería argentina, Martín
Redrado, planteó al representante norteamericano Peter Allgeir las denuncias
que pesaban sobre el acero argentino. Se interpreta que ese ámbito habría
contribuido para la solución del caso Siderar. Ahora se espera que se
puedan alcanzar acuerdos en torno a la miel, lácteos, madera, carne y
cítricos, sobre los que también hay trabas norteamericanas" (ídem).
Por su parte, Ambito Financiero (27/2) interpretó que lo que pasó
con el acero es "el segundo capítulo de las conversaciones que están
manteniendo el gobierno de Eduardo Duhalde con el de George Bush para conseguir
ayuda internacional para la Argentina".
Este tratamiento diferenciado del gobierno norteamericano hacia Techint *en
momentos en que Bush se "pinta la cara" contra las siderúrgicas europeas,
japonesas, coreanas, rusas y brasileñas*, podría responder a las
necesidades de EE.UU. de conseguir aliados en la "guerra del acero". Pero, también,
consumada la devaluación y la pesificación de las deudas, marcaría
el pasaje de Techint a la "solución" que propugna el imperialismo norteamericano
para la Argentina: control norteamericano del sistema bancario y reforma de
la coparticipación de impuestos para garantizar el pago de la deuda.
Si esta variante se consolida, estarían contados los días de Ignacio
de Mendiguren (la marioneta de Techint) al frente del Ministerio de la Producción.
El eje de Techint pasaría a ser su nueva marioneta, Martín Redrado,
quien rechazó integrar el gobierno de Rodríguez Saá y fue
colocado luego en el estratégico puesto de secretario de Relaciones Económicas
Internacionales por Ruckauf.
No por casualidad, el domingo 3, bajo el sugestivo título "Duhalde podría
darle un giro a su gobierno", el periodista Joaquín Morales Solá
plantea que el gobierno marcha hacia "un claro alineamiento internacional del
país" con el Fondo y el Tesoro de EE.UU., que impulsarían Remes
Lenicov, Blejer, Carlos Ruckauf y Eduardo Amadeo. Y concluye que "los nombres
de Jorge Capitanich, Rodolfo Gabrielli y José Ignacio de Mendiguren danzan
entre el poder y el adiós". Capitanich y Gabrielli formaron parte del
gobierno de Rodríguez Saá y De Mendiguren es una figura de Techint,
que ahora caería en desgracia si se consolida el eje Techint-Redrado-
EE.UU.
El argumento argentino es que si EE.UU. cuestiona el escaso sesgo exportador
argentino y quiere un plan "sustentable", no debería trabar las exportaciones
a ese país. Y se especula que si Bush excluye a la Argentina de las sanciones
del acero comenzarían a destrabarse las negociaciones bilaterales para
ir conformando el Acuerdo de Libre Comercio de la Américas (Alca).