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7 de marzo del 2002
Las únicas dignas
Marilés
Tierra y Libertad
El 17 de febrero de 1922, un numeroso grupo de soldados del ejército
argentino regresaban de reprimir cruelmente una huelga de obreros patagónicos.
Borrachos de sangre y de violencia creyeron que el prostíbulo "La Catalana",
en Santa Cruz, podía ser un buen lugar donde desahogar sus instintos
después de los asesinatos oficialmente consentidos por el sistema. Sin
embargo, las pupilas que trabajaban allí no lo dudaron ni un momento,
al grito "no queremos asesinos", recibieron con palos, piedras y cuantos objetos
pudieron encontrar, las propuestas de aquellos desalmados.
Ellas eran capaces de vender sus cuerpos, pero nada ni nadie les haría
vender su ética. Todas las mujeres debemos sentirnos orgullosas de ese
comportamiento. Las compañeras argentinas han rendido un homenaje a las
pupilas de "La Catalana" en el 80 aniversario de aquellos hechos y nosotras/os
queremos unirnos a la celebración.
Frente a quienes fueron cómplices con su silencio de la injusticia y
el crimen de Estado ejecutados por el ejército argentino, aquellas mujeres,
acostumbradas al desprecio, a las vejaciones, a la humillación y el olvido,
supieron decir no. Ellas, despreciadas por los mismos hombres a los que proporcionaban
placer, denostadas por una sociedad hipócrita y miope, merecen el reconocimiento,
el afecto y la admiración de todas las mujeres que luchamos por la libertad
de género y soñamos con un mundo libre.
Desde estas páginas quiero dejar patente mi admiración y respeto
por quienes fueron las únicas personas verdaderamente dignas.