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17 de marzo del 2002
¿Cuál democracia?
VOZ
Unas elecciones en que se abstiene el 60 por ciento de los votantes no legitiman
una democracia inexistente
Los voceros del Establecimiento han eludido en sus "partes de victoria",
en las elecciones del pasado domingo 10 de marzo, el tema de la abstención.
El presidente Pastrana le mintió al país en la alocución
del lunes 11 de marzo, cuando dijo que la mayoría de los colombianos
salieron masivamente a votar.
23.800.000 ciudadanos estaban habilitados para hacerlo. Apenas participaron
10.014.301, registrándose así una abstención de casi el
60 por ciento. En blanco votaron 443.279 personas; 337.711 votos fueron anulados;
y 639.037 tarjetones no fueron marcados. Estos últimos guarismos reflejan
la tendencia en ascenso de personas que no consideran democráticas las
elecciones. Precisamente por la corrupción, los vicios, el ventajismo
y el fraude que distorsiona la voluntad de los colombianos.
Mientras por radio y televisión se aseguraba que en Bogotá la
gente había salido masivamente a votar, un rápido recorrido por
los sitios de votación demostraba lo contrario. En la capital la abstención
estuvo sobre el 60 por ciento; mientras en San Vicente del Caguán fue
del 82 por ciento. La perversa intención del Gobierno y del Establecimiento,
más que demostrar la aparente existencia de un sistema democrático,
era reivindicar el respaldo del país a la guerra y a la ruptura del proceso
de paz con las FARC-EP. La campaña en este sentido comenzó varios
días antes y a ella se sumaron los partidos y candidatos del bipartidismo.
La abstención no es positiva. Aún en un sistema antidemocrático
como el colombiano, las elecciones deben aprovecharse para abrir espacios en
defensa de los intereses populares. Precisamente, el abstencionismo tan elevado
permite que los tramposos y clientelistas se apoderen de esas instituciones.
Pero no se puede aceptar que el oportunismo de la oligarquía convierta
unos comicios de la minoría en evento de férreo respaldo a una
caricatura de democracia.
Los resultados electorales muestran un balance aceptable para la izquierda.
Pero no legitiman las elecciones en las que no hubo garantías para las
fuerzas políticas diferentes a las tradicionales. El propio capo de las
"AUC" dejó mal parados a sus socios del bipartidismo cuando aseguró
que más del 30 por ciento de los congresistas electos hicieron pactos
con él para obtener el respaldo de los paramilitares. Pastrana guardó
silencio. Uribe Vélez y Serpa también. Y los veedores de la OEA
aún tienen puestas las gafas oscuras que les dio Gaviria en Washington.
Clozano3@latinmail.com