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COLOMBIA VOTA EL DOMINGO EN MEDIO DE LA VIOLENCIA
Unas elecciones bañadas en sangre
La amenaza de sabotear los comicios legislativos del próximo domingo
va en serio: las FARC declararon ayer como objetivo militar a un congresista
indígena y a 11 alcaldes por supuesto nexo con los paramilitares de ultraderecha,
lo que se suma al asesinato de la senadora Martha Daniels de este fin de semana.
Y continuaron con sus ataques dinamiteros a la infraestructura energética,
dejando a 13 municipios sin luz. En un signo ominoso de lo que puede seguir,
se informó que cientos de paramilitares se entrenaban ayer, listos a
entrar a la sureña ex zona de distensión del Caguán en
una cacería de guerrilleros, que según el grupo de ultraderecha
será "un combate de largo aliento".
La violencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), principal
guerrilla del país, busca boicotear las elecciones legislativas de este
domingo, y adelanta la misma suerte para las presidenciales de mayo. Las FARC
anunciaron que tienen como objetivo militar al congresista indígena Jesús
Piñacué y a 11 alcaldes del departamento de Cauca (sudoeste) por
supuestos nexos con el paramilitarismo y por promover candidatos para las elecciones
parlamentarias del domingo. Los rebeldes acusaron a Piñacué y
a los once alcaldes de "financiar, promover, auxiliar y proteger"
a los escuadrones de ultraderecha.
En las elecciones, los colombianos elegirán a los 268 parlamentarios
que ocuparán el bicameral Congreso colombiano durante los próximos
cuatro años. Un dato curioso: al menos 4 millones de colombianos muertos
figuran todavía en el censo electoral, por lo que sus documentos podrán
ser aprovechados de modo fraudulento, según informó el diario
bogotano El Tiempo. Los comicios se producen menos de 20 días después
de que el gobierno y las FARC rompieran los diálogos de paz. El proceso
electoral se halla amenazado por la ola de violencia que sacude a Colombia y
que se cobró el sábado la vida de la senadora Martha Catalina
Daniels (quien no aspiraba a la reelección), asesinada por rebeldes pistoleros
en una zona rural cercana a Bogotá, una semana después de que
la guerrilla de las FARC secuestrara a la candidata presidencial independiente
Ingrid Betancourt, que tiene un plazo de un año en marcha para ser canjeada
junto a otros políticos por prisioneros rebeldes.
Al mismo tiempo, las FARC continuaron ayer sus ataques contra la infraestructura
energética, dinamitando dos torres y una subestación eléctrica,
lo que provocó la falta de luz en 13 municipios. Los rebeldes volaron
una torre en la zona rural del municipio de San Martín, en el departamento
de Meta, dejando sin luz a 11 municipios, entre ellos a cuatro de los cinco
que formaban parte de la zona de despeje del sur del país, sede hasta
el pasado 20 de febrero de los fallidos diálogos de paz entre el gobierno
y las FARC. Justamente hacia esa ex zona de distensión se dirigirá
en breve la insurgencia paramilitar que se conoció que estaba entrenando
en las cercanías, en un paraje selvático, para lo que será
"un combate de largo aliento", según vaticinó un jefe
paramilitar. Las FARC también dinamitaron una torre de energía
en la zona de Pamplona, dejando a oscuras a unas 10 localidades, así
como a una subestación eléctrica en la localidad de Dagua, departamento
de Valle del Cauca.
La divulgación del informe del Departamento de Estado norteamericano
sobre derechos humanos tuvo eco entre las fuerzas militares y de gobierno de
Colombia. El informe calificó de "pobre" el desempeño
del gobierno colombiano en materia de derechos humanos y cuestionó los
vínculos persistentes entre la fuerza pública y los paramilitares.
El general Fernando Tapias, jefe de las Fuerzas Armadas de Colombia, declaró
que "todos debemos integrarnos y unirnos para lograr los resultados que
se esperan en el mundo de reducción del narcotráfico", a
lo que el vicepresidente, Gustavo Bell, añadió que "el gobierno
de Estados Unidos no ha hecho lo suficiente como para controlar el crecimiento
del consumo de droga".
El gobierno de Andrés Pastrana sostiene que la lucha por la defensa de
los derechos humanos lleva implícita el combate a los guerrilleros, que
sefinancian del cultivo ilegal de droga. Con la ruptura del proceso de paz entre
el gobierno y la guerrilla, Colombia ha pedido con insistencia a que el país
del norte le conceda su ayuda militar en la lucha antiinsurgente, a lo que Washington
ya respondió que iba a limitar su apoyo a la lucha antinarcóticos
del Plan Colombia, cuyo financiamiento ronda los 1300 millones de dólares.