|
Elecciones generales o la hora de las comunas
Por Luis Mattini
Es evidente que los acontecimientos actuales no registran antecedentes
comparables y desafían las categorías de análisis
que estamos acostumbrados a usar, el hegelianismo que se agota con el
agotamiento del estado nacional y un marxismo rígidamente
clasista que se correspondió a la era industrial. .
En efecto:
No es "la clase obrera y los desocupados al frente de un gran espectro"
la que está en la calle Tampoco es sólo ni principalmente
la tan vilipendiada "clase media que se quedó sin plata para viajar a
Miami". Hasta ahora ha sido vano el intento de enfrentar los organizados
desocupados y piqueteros contra los caceroleros "desorganizados".
Si no es así ¿Cómo es? Al menos no lo es en este orden
y forma.
Veamos:
No siempre se analizan los hechos en su dinámica a partir
del 18 de diciembre. Señalemos sólo los siguientes
momentos elocuentes:
# El 18 empezaron saqueos en el Gran Buenos Aires y otros lugares.
A la madrugada y durante gran parte del día 19 el país (
en el sentido de estado de ánimo y opinión) se dividió
entre saqueadores y saqueados. Se vio el insólito espectáculo
de trabajadores que se alinearon con palos junto a sus patrones
y policías privadas para proteger los mercados con el argumento de defender
la fuentes de trabajo.
# Por la tarde el gobierno comete el primer gran error: declaró
el estado de sitio. Ese fue el detonante. Salió la población
de la ciudad de Buenos Aires, la heterogénea masa de los que nunca
salen, con las cacerolas y una de las consignas mas escuchadas
fue textualmente "El estado de sitio se lo meten en el culo"
Hay que detenerse en este no pequeño detalle. El detonante tuvo
que ver con un sentimiento de libertad, por más que su fondo
se encuentre en las penurias económicas. A partir
de allí saqueadores y saqueados se unieron y las movilizaciones
llevaban una misma direccionalidad.
# Por la noche, en la Plaza de Mayo colmada cantando el himno nacional,
el gobierno comete el segundo y peor de los errores: Lanza una represión
imposible de justificar contra miles de personas que demostraban
pacíficamente, con niños, ancianos, inválidos y a hasta
sus perritos.
# Pese a todo la gente no se amilanó, parte de la multitud se reagrupó
varias veces negándose a abandonar la Plaza. La violencia
se generalizó y tomaron la iniciativa los jóvenes.
Otro no pequeño detalle que no he visto suficientemente valorado:
La gran vilipendiada juventud salió a la calle. Pero claro,
no eran los ordenados jóvenes universitarios, mas o menos militantes
de siempre, ni la organizada joven clase obrera, ni los disciplinados
militantes de izquierda con banderas más grandes que sus columnas. Eran
motoqueros, cientos de jóvenes, laburantes de oficios varios, estudiantes
con dificultades, desocupados, cuyo enemigo principal es la
policía. Eran los seguidores de los Redonditos de Ricota y también
fulboleros que lanzaron batallas campales a las que se sumaron además
insospechados ciudadanos de las más diversas ideologías
que se sacaron el gusto de romper el vidrio de algún
banco.
Y este es otro pequeño detalle que suele escaparse a los
analistas:
Los objetivos atacados fueron sintomáticamente los símbolos
del poder actual: Bancos, nacionales o extranjeros, AFJP, algunos
Mac Donald y solo faltó una mayor identificación
de las empresas privatizadas. Los daños a particulares
fueron solo esporádicos, diríamos "colaterales"
# Dos años de gobierno Radical Frepaso costo más muertos
por la represión que diez años de menemismo.
A pesar de la represión la gente no se amilanó y siguieron
y siguen las movilizaciones. Cuatro presidentes
Desde luego, en medio del río revuelto hubo provocaciones, manejo de
internas, un intento de diversionismo que por momentos pareció enloquecer
a la población del Gran Buenos Aires y muchas cosas más,
pero no lograron alterar el curso general del comportamiento popular.
Un ejemplo típico fue la pelea, como para la para la
televisión, de la Izquierda Unida con los duhalditas el día
de la asunción de Duhalde. Ni siquiera se fajaron como correspondería
a sus mejores tiempos, se tiraron cascotitos.
Las movilizaciones , particularmente los cacerolazos masivos, contienen
los sectores sociales que mencionamos arriba , pero no en
ese orden ni en esa forma, hecho que las hace cualitativamente distintas
a la mayor parte de los antecedentes que registra nuestra historia reciente..
No hay convocantes sino autoconvocatoria
No hay "vanguardia" predeterminada ni permanente pero existen
elementos que van a la vanguardia. El rasgo significativo es
que no se los puede predecir y una vez detectados en un acto pueden cambiar
en otro. .
No se conoce la palabra "estrategia", porque no hay estrategia.
No se admite otra bandera que no sea la Nacional
No están presentes las corporaciones. (Un cartelito de ATE no era
mirado con demasiada simpatía) Este es quizá el dato
más novedoso y que preanuncia probablemente la crisis terminal de todo
un sistema de asociaciones para alumbrar otro todavía desconocido.
Miles de personas en las calles que no pueden ser definidas con las categorías
clásicas. La palabra "multitud" sería la más apropiada
para diferenciarla de "masa" (despolitizada) o incluso de "pueblo".(politizada
en una dirección de proyecto común, bloque histórico)
Multitud expresaría lo multifacético, la unidad de lo diverso,
politizado en el sentido de devolver la política a sus fuentes
naturales, la que había sido expropiada por la profesionalización
de la política, atrapada por el estado economicista.
En medio del drama nacional, las represiones y angustias de todo tipo,
es notable el ambiente de júbilo en las demostraciones, la
tendencia a hermanarse, a una solidaridad en el exacto significado latino
de la palabra y que, además, insisto, supera el espíritu
corporativo que nos ha carcomido históricamente, a
abandonar la seguridad de las casas enrejadas (de pobres y ricos) y sentir
que la calle como propia. Estos cambios
en la subjetividad colectiva es el dato mas relevante del momento.
Son los cambios que suelen producirse en la historia en las
llamadas "situaciones prerevolucionarias" Recordemos los tres momentos
que acuña el marxismo :
"Situación prerevolucionaria" cuando los de abajo no quieren ser
gobernados como hasta ese momento y los de arriba no pueden gobernar. como antes.
(rebelión popular) "Situación revolucionaria"
cuando los de abajo logran mantener la iniciativa y contruír
una direccionalidad común, es decir una definición en proyecto
y se lanzan al enfrentamiento directo de las fuerzas contrarias,
que puede durar meses o años (la rebelión se transforma en revolución)
y finalmente "crisis revolucionaria" cuando la situación se define
por el triunfo o la derrota de la revolución.
El problema es que estas categorías fueron elaboradas en base a las experiencias
de las revoluciones burguesas en la constitución de los estados nacionales
por lo tanto la fase de "pre" a situación revolucionaria adquiría
o afirmaba una ideología bien definida: sea esta
democrático liberal; sea nacional y popular o revolucionario socialista
o, como en el caso de la República Española, la convivencia
de todas. La forma era el estado nacional, expresión
racional del capitalismo y por tanto las formas políticas
se correspondían a esa racionalidad. El momento culminante
de la dialéctica hegeliana y su "cierre" en el estado prusiano.
Hoy vivimos la llamada globalización, expresión de
un capitalismo ahora irracional. La sociedad ha perdido la racionalidad
y en términos políticos esto se expresa en la crisis de
la representatividad.
Pero esta crisis no es sólo de los partidos políticos
de derecha : alcanza a los de izquierda pasando por el centro y a todas las
formas institucionales que habían sido creadas como reflejo
de la racionalidad de la sociedad industrial.(El sindicato se organizó como
espejo invertido de la fábrica, con sus divisiones del trabajo sus jerarquias,
su disciplina, etc) El propio concepto de representatividad es el que
está puesto en crisis y como es natural se pone al rojo vivo en la parte
más corrupta, los partidos políticos "parlamentarios". La crisis
de representatividad va desde los congresales, pasando por sindicalistas
y hasta fomentistas a los dirigentes piqueteros. Por eso en los
caceroleros y en aquellos piqueteros que sobrepasan los institucional
y la negociación, no hay dirigentes permanentes. Es bueno
recordar que ya en 1974 el gringo Tosco empezó a poner en práctica
la rotación de las funciones dirigentes en el sindicato.
¿Infantilismo? No si se cambia la óptica del progreso. Si, en vez
de poner el acento de la esencia en la "continuidad" (progreso) se
lo pone en la ruptura. Es como si hubiera que empezar de nuevo aunque
nunca se empieza desde cero porque el presente en la conjunción del pasado
con el futuro en un momento que se llama presente y que es el válido porque
es el vital. El problema es que vivimos momentos de ruptura.
Como queda demostrado, la única regularidad que registra la historia
son esos formidables sacudones, la mayor parte de las veces violentos,
llamados revoluciones. O sea la regularidad de la historia no es la continuidad
sino la ruptura. Y todo parece un caos, todo es una gran improvisación,
nadie sabe exactamente donde va. (Los revolucionarios explicaron
los hechos después de pasados) Entonces aparecen los
"clásicos" a intentar poner racionalidad llamada organización.
No se comprende que la racionalidad es precisamente el caos callejero
que ha dicho no a la irracionalidad.
¿Despolitización? Admitamos que en esta marea existen personas
con vocación de orden que odian la política y que aspiran
a una salida de tipo fundamentalista. Admitamos también
que no hay garantias de nada y se podría desembocar en una especie
de fascismo criollo. Pero esa preocupación no puede ser motivo para no
pisar el cesped o argumento para aplicar nuestras recetas
"organizativas" y conceptuales que objetivamente todas, por
"izquierda o por derecha", echan agua a la pólvora en
la medida que no pueden comprender el movimiento porque
pertenecen a una racionalidad agotada. En esta fobia a los políticos
se expresa la nueva politización, en caso que la palabra continue siendo
válida. ¿y si después de esta formidable elaboración colectiva descubrimos
que aquello que nos mueve, que es parte pasional de nuestra existencia,
que es la lucha por la justicia social y la libertad no se llama más "política"?
Y bueno, señores, la humanidad vivió, gozó, sufrió, creció, hizo
el amor, se reprodujo, creó civilización, en fin .
durante milenios creyendo que el sol giraba alrededor
de la tierra y no eran ni más tontos ni más infelices ni más sufridos
que nosotros.
Dos grandes conjuntos de interrogantes se abren entonces:
1 Si la globalizacion puso en crisis los estados
nacionales ¿Es posible seguir pensando la emancipación por
la vía y la forma del estado nacional?
La constitución de los estados nacionales en los dos últimos
siglos costó a la humanidad más muertos y sacrificios
que dos milenios de civilización para arribar, no al comunismo,
sino a la globalización. Entonces ¿"Retrocedemos" a los estados
nacionales o nos lanzamos hacia adelante, hacia la hipótesis de la
comuna?"
!La comuna!
La que , según Marx, tanto preocupaba al juicio burgués.
El estado nacional es un producto importado de Europa, en cambio la comuna
es ancestral en la América precolombina. Y a su vez frecuente en
la Europa premoderna. Por algo hay una analogía, en medio
de un precipicio cultural, entre la Comuna de Paris y el actual
zapatismo en Chiapas. Y asi como el zapatismo en Chiapas se cobija
bajo la bandera nacional de México, es posible separar estado nacional,
capitalista por definición, por objetividad y por razón, de nación
y de subjetividad nacional. La emancipación podría
pensarse ahora como la resignificación de la nación
en este sentido subjetivo podría llevarse a cabo por la vía
de la participación comunal en la composición de lo múltiple y diverso.
2 Si la representación está en crisis
¿Habrá que pensar en una nueva forma de representación o
en un sistema sin representación? No se
trata de la democracia directa en abstracto, imposible de
implementar en el estado nacional, sino de repensar el propio
criterio de delegación en la propia praxis de búsqueda
de nuevas formas de relaciones sociales.
Es evidente que no tenemos respuesta teórica, pero
al mismo tiempo es llamativo que nos encontremos en mismo punto
al que habían llegado Marx y Engels cuando analizaban
el derrumbe del sistema de Hegel y la crisis de la filosofía
clásica alemana. Empezaron a pergeñar
el período de transición de dictadura del proletariado para
desarrollar la imaginación hacia la gemenweiser , la comuna,
como hipótesis de las formas sociales poscapitalistas.
Deberíamos recordar que nunca se pensó el socialismo
dentro del estado nacional y, por el contrario, la paulatina extinción
del estado.
Sea como fuere, los fundadores del marxismo analizaron exactamente hasta
allí donde daban los hechos del movimiento social.El futuro era
imaginación. Ahora vivimos esos pasos del movimiento
real que "valen por cien programas". El que se está sucediendo
en las calles y sobre todo en las mente de la gente. En el único
lugar que se pueden lograr las respuestas que estamos buscando
es en la práctica del propio movimiento. Es decir el pensar junto
con este movimiento. Pensar en situación.
Por ello es menester mantener la iniciativa de
las multitudes aunque los ritmos o intensidades varíen
Si la iniciativa se detiene la burguesía encontrará
salida a la crisis y la famosa situación prerevolucionaria se diluirá.
Pero ahogar este movimiento real no sólo puede
venir de la extrema derecha y por la vía violenta. También se lo puede diluir
por medios electorales. Tal es el caso de quienes, aprovechando la consigna
generalizada "que se vayan todos", plantean elecciones generales ya,
en ese mismo momento o en dos meses. El tema es también debate de
las calles y la gente sabe bien una cosa: no es cuestión que se vayan
todos para volver algunos de los peores. Realizar elecciones generales ahora
significaría darle legalidad institucional a un gobierno
que surgiría del voto pero no de la verdadera expresión popular pues hay
una insalvable contradicción entre la acumulación política popular expresada
en esta nueva subjetividad, con las estructuras juridico-políticas de
la nación que se derrumba, incluídos los partidos y las estructuras dirigentes.
Dicho de otra manera elecciones en estas condiciones sería elegir mas de lo mismo con los mismos instrumentos. Y eso la gente
lo sabe al mismo tiempo que corea "que se vayan todos". Porque
el "que se vayan todos" es de un simbolismo que hay que valorar
junto al insistente pedido de renuncia de la Corte Suprema que muchos "proletarios"
consideran una demanda "pequeñoburguesa". La cacerola
contra la corte es una expresión notablemente radicalizada de soberania popular
puesto que dicha Institución es la responsable constitucional de la defensa
de la legalidad del sistema.
La población en las calles es ejercicio de la soberanía, de la democracia
directa y demuestra que quienes gobiernan lo están haciendo ilégitimamente,
solo por el poder de la fuerza, porque son el resultado de la acción
de los representantes del pueblo quienes han perdido dicha representación.No
se trata entonces ni del momento del asalto al poder ni siquiera de una estrategia
de toma de poder total de estado, sino de cómo mantener
la iniciativa de modo tal que quienes están al frente de los aparatos
centrales del estado gerencien, administren, por así decirlo, condicionados
por la gente en las calles La política,
o sea la potencia está en las calles, en los barrios, en la iniciativa popular.
El poder, el gobierno, es el lugar de la impotencia, de la acción condicionada,
sea quien fuere que gobierne, incluso nosotros. En esa dinámica las asambleas
populares podrán ir haciéndose cargo de administraciones locales,
por comunas desarrollando formas de contrapoder que condicionen el propio
poder central. Y acaso sea posible pensar que en esta práctica se desarrollen
tanto las formas políticas como jurídicas que respondan a una nueva racionalidad
como así también las personas de la muchedumbre a quienes se les
confíe la tarea transitoria de gobernar.
Uno de los
mayores peligros consiste en la política diversionista del poder logre
enfrentar cacerolas a piquetes, por así simbolizarlo. El argumento
formal más fuerte es "pacíficos versus violentos"
. Pero por suerte la marcha piquetera del dia 28 de enero fue un excelente
ejemplo de cómo se puede contrarrestar esa política.
La violencia es inevitable porque es esencial al sistema. Pero
el grado de violencia no es para nada indicativo de grado de radicalidad.
La radicalidad se expresa en la subjetividad, o si se quiere en la conciencia
y se materializa en las consignas dispuestas a llevarse a la práctica.
De lo que se trata es de sea el propio sistema el que deje
a las claras su propia impotencia que le hace reaccionar con violencia.
Así pues, sumémonos al las asambleas barriales
con nuestras propuestas de desarrollo de poderes locales. Pero
en primer lugar escuchemos con los oídos bien
dispuestos porque las herejías nos pueden horrorizar.
El
problema político-organizativo práctico del momento no es
el desorden y la falta de organización de esas multitudes. El problema
práctico consiste en que quienes tenemos experiencia política
en su sentido más amplio ( social, corporativa,
sindical, partidaria, organizativa, etc.) tendemos a aplicar
lo que sabemos a cualquier situación y no nos detenemos a
pensar que toda situación implica un nuevo saber que niega,
en el sentido dialéctico, el anterior.
El movimiento real,
esto es la subjetividad popular, ha identificado el poder y su representatividad,
los "políticos" aunque algunos aspectos, como las empresas
privatizadas y las AFJP siguen un tanto diluidos.
Este es un punto importante para la intervención
en las asambleas y todo tipo de foros en que se manifiestan la nuevas
formas de la política.
Se pueden poner a discusión medidas políticas como ser :
Control estatal de la banca y el comercio exterior
Socialización de Aguas Argentinas y en general todo el servicio de agua
potable y cloacas.(En el caso de AA sería facilitado por el alto incumplimiento
contractual de la Empresa)
Socialización de las AFJP
Disolución de los Entes reguladores y enjuiciamiento de los funcionarios.
y nuevo control sobre las empresas privatizadas
descentralizados sobre la base de comisiones comunales.
Acentuación de las autonomías comunales y participación de estas
en el presupuesto (presupuesto participativo) Esto es particularmente
aplicable en los inmediato en la ciudad autónoma de Buenos
Aires en donde existe la posibilidad real de
llevar adelante prácticas sociales de nuevo tipo.
Desarrollar planes colectivos de intercambios productivos y comerciales
comunales como resistencia a los monopolios y los especuladores.
Desarrollar boicots colectivos contra todo tipo de abuso de poder
corporativo. Colegios de escribanos, de abogados, etc. incluidos
los privilegios de los sindicatos de trabajadores.
Discusión en las comunas de concepciones educativas que se salgan
de los meramente "estatal" para tomar lo social.
(SEGUIR CON LAS POSIBILIDADES)
Luis Mattini