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Kintto Lucas
IPS
El aumento de la emigración fue pilar fundamental en Ecuador para
la reactivación económica y la disminución del desempleo,
y ese escenario podría repetirse en otros países de América
Latina.
Las remesas enviadas a Ecuador por los emigrantes sumaron 1.425 millones de
dólares el año pasado, 100 millones más que en 2000 y
400 millones más que en 1999, un aporte de divisas sólo superado
por las exportaciones petroleras, según datos del Banco Central.
El economista Alberto Acosta comentó que el dinero girado por los ecuatorianos
residentes en el exterior jugó un papel importante en la "relativa
estabilidad económica" lograda, ya que, por ejemplo, fue mucho mayor
que la inversión extranjera directa.
El experto, además, apuntó que la emigración permitió
aliviar distintos problemas sociales, como el desempleo, que según
el oficial Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) descendió
de 14,4 por ciento en 1999 a nueve por ciento el año pasado.
El INEC indicó que casi un millón de los 12,5 millones de habitantes
que tenía en Ecuador en 1999 se radicaron en el exterior entre ese
año y 2000, un récord en América Latina.
Organizaciones humanitarias y estadísticas gubernamentales coinciden
en que los ecuatorianos radicados en el exterior superan los 2,5 millones,
principalmente en Estados Unidos, España e Italia.
Cálculos oficiales apuntan que en Estados Unidos se distribuyen 600.000
emigrantes ecuatorianos en Nueva York, 100.000 en la occidental ciudad de
Los Angeles, 100.000 en la central Chicago y 60.000 en Washington.
Por su parte, la embajada de España en Ecuador detalló que unos
300.000 ecuatorianos residen en ese país europeo, pero sólo
un tercio cuenta con la documentación correspondiente.
Las cifras sobre el envío de dinero de los emigrantes divulgadas la
semana pasada causaron sorpresa, porque se esperaba una disminución
como consecuencia de los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva
York y en Washington.
Esos recursos dieron oxígeno a la economía, en especial a las
provincias meridionales de la región de la Sierra, como Azuay, Cañar
y Loja, donde seis de cada 10 habitantes tienen familiares viviendo en el
exterior. A esa zona fueron 648 millones de dólares de los más
de 1.000 millones ingresados en 2000.
"Cooperativas rurales y grupos no gubernamentales impulsan la inversión
en actividades productivas, pero aún es incipiente", ya que la mayor
parte del dinero enviado por los emigrantes hoy se utiliza para comprar inmuebles,
electrodomésticos y automóviles, dijo el sociólogo Fernando
Carvajal, de la Universidad de Cuenca.
Por su parte, Johnny Heimbach, presidente de la Cámara de Comercio
de Cuenca, capital de Azuay, explicó que gracias a esos fondos el sector
registró el año pasado un incremente de 35 por ciento, respecto
de 2000.
"Ese comportamiento es positivo en parte, pero no existen organismos que canalicen
los recursos hacia la producción" para poder crear más fuentes
de trabajo y disminuir así la salida de mano de obra, añadió.
Carvajal explicó que el éxodo de ecuatorianos ayudó a
mejorar el nivel de vida de los pobladores de la región de la Sierra.
"Los hogares que tienen algún miembro en el exterior se alimentan con
los mismos productos, pero se abastecen en cantidades mayores", apuntó.
También el gerente de ventas de la firma de electrodomésticos
Artefacta, John Macías, destacó un crecimiento comercial de
100 por ciento en esas tres provincias del sur del país en 2001. "A
ellos (los receptores de remesas) es fácil identificarlos, pues pagan
al contado y no regatean (piden rebajas) precios", aseguró.
La construcción es otro de los sectores favorecidos con el ingreso
de divisas de emigrantes. El gerente del Cámara de la Construcción
de Cuenca, Humberto Cordero, informó que el año pasado se construyeron
con esos recursos 274.000 metros cuadrados de vivienda, por un valor de 480
millones de dólares.
Acosta entiende que las autoridades deberían diseñar una estrategia
a mediano y corto plazo para aprovechar los recursos de los emigrantes, como
la creación de un fondo de garantía para sus familiares.
Las emigraciones han transformado al mundo en épocas anteriores y ahora
puede suceder algo similar en otros países de América Latina,
agregó.
"El arma más eficaz para combatir la pobreza en América Latina
no proviene de los gobiernos ni de la ayuda externa, sino de las remesas de
los emigrantes", destaca una investigación realizada el año
pasado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El informe del BID añade que el dinero enviado por emigrantes latinoamericanos
a sus países de origen superó en 2000 los 23.000 millones de
dólares, equivalentes a un tercio de las inversiones extranjeras y
muy superior a la ayuda exterior que recibe la región en su conjunto.
El BID propuso abaratar los costos de envío de dinero, con el fin de
inyectar a las economías de la región 3.000 millones de dólares
más por año.
Cada emigrante latinoamericano en Estados Unidos gira 300 dólares promedio
por mes a su familiares, pero esa transferencia le cuesta de 15 a 30 dólares
por vez. Reducir las comisiones y las tasas de cambio de divisas aumentaría
el flujo de dinero en efectivo, sostiene el documento del organismo multilateral.
En ese sentido, el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) del BID aprobó
en septiembre un proyecto para bajar el costo de las remesas enviadas por
ecuatorianos en España.
El Fomin donará este año 200.000 dólares para apoyar
las transferencias, distribución y gestión de las remesas de
España, con la intención de ampliarlo en el futuro a los que
viven en otros países.
El proyecto apunta a promover alianzas entre el Banco Solidario, la Confederación
Española de Cajas de Ahorro y las Cajas de Ahorro de Madrid y Murcia,
lo cual dará a los inmigrantes ecuatorianos en España acceso
a un paquete integral de servicios financieros.
La Superintendencia de Compañías de Ecuador puntualizó
que las remesas de emigrantes equivalen a 60 por ciento de las exportaciones
de crudo y son 15 veces mayor a la inversión extranjera en el país,.
El fenómeno económico que producen las remesas de los emigrantes
en Ecuador es similar a lo que ocurre con las que envían emigrantes
de otros países de América Latina.
Las estadísticas del BID detallan que las remesas enviadas por los
emigrantes en 2000 representaron 17 por ciento del producto interno bruto
en Haití, 14,4 por ciento en Nicaragua, 12,6 por ciento en El Salvador,
11,7 en Jamaica, y 10 por ciento en República Dominicana y en Ecuador.
En tanto, un informe del Consejo Nacional de Población de México
indicó que los residentes de esa nacionalidad en Estados Unidos enviaron
a su país más de 6.000 millones de dólares en 2001.
Al igual que en Ecuador, las remesas de los emigrantes mexicanos benefician
especialmente a las economías provinciales y locales, sobre todo del
norte y del oeste de México, origen de la mayoría de los que
salieron del país.
El dinero enviado por los emigrantes mexicanos fue 160 por ciento superior
a lo recaudado por las exportaciones agrícolas, igual a los ingresos
provenientes del turismo y dos tercios del monto obtenido por las ventas petroleras.
A su vez, en El Salvador, el envío de dinero por parte del millón
de residentes de ese país en Estados Unidos se convirtió también
en el principal motor económico, en especial tras la dolarización.
Las remesas enviadas el año pasado por los emigrantes salvadoreños
alcanzaron a 1.900 millones de dólares, "una cifra sin precedentes"
según los analistas.
En Cuba, aunque no existen cifras oficiales, se calcula que las remesas enviadas
por los 1,2 millones de ciudadanos de ese país en Estados Unidos ascienden
a 800 millones de dólares anuales, constituyendo una de las principales
fuentes de divisas junto con el turismo y las exportaciones de azúcar.
El BID, teniendo en cuenta que el envío de dinero a América
Latina crecerá entre siete y 10 por ciento anual, impulsado por el
flujo migratorio, estimó que dentro de 10 años las remesas anuales
se elevarán a 70.000 millones de dólares.