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29 de mayo del 2002
Brasil realiza gigantesca operación militar
Ramy Wurgaft, El Mundo
(Publicado el 22 de mayo de 2002)
En todos los aspectos, Brasil es un país donde las cosas se
hacen a lo grande. El sábado próximo [justo antes de las elecciones],
las fuerzas militares del gigante verde llevarán a cabo la mayor operación
que se haya realizado en Sudamérica en tiempos de paz. Serán unos
20.000 efectivos los que rastrilleen un área de 252.000 kilómetros
cuadrados en los que fácilmente cabría un estado como el de Bélgica
en busca de pistas de aterrizaje y embarcaderos del narcotráfico, así
como campamentos pertenecientes a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia,
FARC.
Se habla de "maniobras" pero en verdad, el escenario más crudo que se
visualiza es el de enfrentamientos con miembros de la guerrilla colombiana que,
según los informes del servicio de Inteligencia, se habrían infiltrado
en la Amazonía brasileña.
La naturaleza del terreno un laberinto fluvial en medio de la selva enmarañada
concede ventaja a quienes actúan en grupos reducidos, pero los responsables
de la Operación Tapurú están convencidos de que una Armada
de helicópteros dotados con aparatos de visión infrarroja, de
embarcaciones ligeras y de vehículos anfibios pueden con la invisibilidad
del enemigo.
"Probaremos que es posible encontrar una aguja en un pajar», afirmaba Celso
Siqueiro, oficial a cargo de la coordinación entre los diferentes cuerpos
tácticos, que han comenzado a concentrarse en el estado de Amazonas.
Cinco días
El general Hedel Fayed niega que las maniobras, con una duración
prevista de al menos cinco días, estén relacionadas con la guerra
que se desarrolla en Colombia. "Andrés Pastrana [presidente de Colombia]
y Manuel Marulanda [jefe de las FARC] estaban en la escuela cuando el estado
mayor brasileño empezó a planificar la Operación Tapurú»,
bromea el oficial. "Aquí el objetivo es poner a prueba la coordinación
entre fuerzas diversas, la eficacia de los equipos de comunicación así
como la prestación de apoyo logístico en condiciones extremas».
De puertas adentro, el general Fayed reconoce que "nadie se enfadará»
si, como dividendo lateral, el simulacro hiciera posible la detección
y captura de algún laboratorio de coca.
La situación no es como para tomársela a la ligera. La ofensiva
del Gobierno colombiano contra las FARC, que comenzó en febrero, ha tenido
un efecto centrífugo, empujando a las guerrillas hacia los países
limítrofes. Lo mismo es válido para los gestores del narcotráfico,
quienes ante el avance de los regulares colombianos se han ido replegando hacia
Perú y Brasil.
Como era de temer, la búsqueda de nuevos santuarios por parte de los
narcos y de los hombres de Marulanda ha provocado algunos roces: hace unos días
nada más, un grupo de 197 indios buscó refugio en Vila Bittencourt
(Amazonas), tras ser atacada por un destacamento de unos veinte hombres fuertemente
armados. La semana pasada, unos agentes de la Policía estatal intercambiaron
disparos con los tripulantes de una embarcación que navegaba por el río
Japurá.
Así mismo, existen antecedentes históricos que hacen temer una
escalada en las junglas del oeste brasileño. En 1998, el Ejército
colombiano habilitó una pista de aterrizaje cerca de la localidad de
Santa Rita sin haber solicitado la autorización correspondiente, lo cual
generó una crisis diplomática de primer orden. En 1991, las FARC
atacaron a una patrulla brasileña en Icana, matando a tres de sus hombres.
No hay duda de que a ningún oficial o político brasileño
se le escapa que las primeras acciones en el marco de Operación Tapurú
se llevarán a cabo en la víspera de las elecciones en Colombia
y que esta coincidencia sólo se presta a una interpretación: que
Brasil no está dispuesto a que el conflicto en el país vecino
se traslade dentro de sus propias fronteras.