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Si señor Pastrana... la casa está que arde !!!
A dos meses de la irresponsable ruptura de los diálogos de paz por parte del Gobierno del Presidente Andrés Pastrana se han perdido 1360 vidas de combatientes del Estado (Para - Militares) y 252 de la guerrilla. Estas vidas se habrían salvado si hubiese un verdadero compromiso del Gobierno en firmar acuerdos hacia la paz con justicia social, soberanía, dignidad e independencia. Los militaristas, uniformados o no, reviven el sueño de derrotar o liquidar físicamente a la insurgencia colombiana sin antes devolverle al pueblo sus usurpados derechos.
Por Manuel Salgado Tamayo
Ex Vicepresidente del Congreso Nacional del Ecuador
Ex Candidato a la Presidencia
Profesor de la Universidad Central
Fragmento de su Ensayo inédito:
"EL PLAN COLOMBIA Y LA INICIATIVA ANDINA:
Drogas, guerrillas y contrainsurgencia en el siglo XXI"
Heinz Dieterich sostiene que el Plan Colombia busca consolidar la
hegemonía de los Estados Unidos en el nuevo orden mundial. Esa hegemonía
no significa el mundo unipolar con el que sueñan los neoimperialistas
y sus epígonos.
Al despuntar el nuevo milenio en el tablero mundial hay dos fuerzas contendientes
que se disputan la supremacía: Una, los Estados Unidos de América;
dos, la Unión Europea. Por ahora, el Japón que era el tercer competidor
se ha quedado rezagado, como consecuencia de la crisis que soporta desde l992,
a la que se sumó la Asiática desde 1997, que afectó el
poderío del Asia.
Creo con Kissinger que: "En el mundo posterior a la Guerra Fría, los
Estados Unidos son la única superpotencia que queda con la capacidad
de intervenir en cualquier parte del mundo. Y sin embargo, el poder se ha vuelto
más difuso y han disminuido las cuestiones a las que pueda aplicarse
la fuerza militar". En ese sentido, "los Estados Unidos, aunque superpotencia
militar, ya no pueden imponer su voluntad porque ni su fuerza ni su ideología
se prestan a las ambiciones imperiales".[1]
En esas condiciones, una guerra abierta contra las fuerzas insurgentes en Colombia
tiene el mismo límite que, en su momento, impuso el pueblo vietnamita:
la posibilidad de la derrota de los agresores.
Sin embargo, el éxito relativo de las guerras de baja intensidad en América
Central en los años 80, así como las victorias fáciles
en la Guerra del Golfo, en Granada y Panamá y los ocho años consecutivos
de expansión sostenida de la economía norteamericana, pudieron
haber llevado al ex presidente Bill Clinton a la ilusión de que estaban
en su momento de gloria y que podían implementar una guerra relámpago
contra Colombia, pretextando el problema de las drogas.
Pero el panorama económico en los Estados Unidos se ha modificado: El
crecimiento ha caído y los riesgos de una recesión son evidentes.
Explicando este fenómeno el economista cubano Osvaldo Martínez
ha recordado: "El crecimiento norteamericano ha tenido como motor una orgiástica
explosión de consumo, y este, a su vez, ha tenido una gasolina muy peligrosa:
el endeudamiento desmedido de las personas y las empresas que, confiadas en
los altos rendimientos de los títulos bursátiles, han pedido préstamos
teniendo como garantía la especulación con los títulos
de valor que poseen. Y los bancos, confiados igualmente, han otorgado créditos
dispendiosamente, aceptando como aval esos títulos...Es decir, se ha
estado dando préstamo creyendo que la euforia bursátil va a continuar"
Agregando que la compra de acciones en los Estados Unidos representa hoy una
y media veces más el ingreso disponible en los hogares, todo esto en
un país que tiene una tasa de ahorro negativo.[2] El
problema se agrava porque, en la actualidad, no hay una crisis asiática,
rusa o brasileña que alivie el peso de los problemas norteamericanos.
La guerra estratégica contra Colombia puede ser un mecanismo para reactivar
la economía de los Estados Unidos, pero esa palanca es deleznable, pues
bien podría ocurrir, nuevamente, lo que ya pasó en Viet Nam que,
en lugar de tabla de salvación, fue un peligroso pantano en el se fue
hundiendo progresivamente el Imperio, como lo ha recordado hace poco, a modo
de advertencia, Henry Kissinger. El ex Secretario de Estado del gobierno de
Richard Nixon y verdadera eminencia gris de la política exterior norteamericana,
al formular duras críticas al Plan Colombia que, en su opinión,
"no solucionará el problema de la droga sino que simplemente lo hará
migrar hacia otros países". Ha vaticinado: "No podemos simplemente comenzar
algo y luego no tener una pista de qué hacer si no funciona". Recordando:
"ASI NOS METIMOS EN EL SURESTE ASIÁTICO". [3]
Las voces críticas contra el Plan Colombia, que se han multiplicado tanto
en América Latina, en Europa y en los propios Estados Unidos de América,
difícilmente harán cambiar el rumbo trazado, sobre todo ahora
que en la Casa Blanca se ha instalado de nuevo un grupo guerrerista extremo,
aupado en el poder por el fraude electoral, con muy poca legitimidad frente
a los pocos electores que acuden a las urnas en la frágil democracia
de los Estados Unidos,[4] pero muy implicados en la defensa
de grandes y oscuros intereses económicos.
Ahora que desapareció el "imperio del mal", como llamaba Reagan a la
URSS, la lucha contra el narcotráfico, la defensa de los derechos humanos
y la expansión de las democracias de mercado sirven de cortina de humo
para impulsar un orden mundial que, por primera vez en la historia del capitalismo
"tiene a la población mundial cogida por el pescuezo".
Ese orden o desorden mundial es la globalización neoliberal. Con su filosofía
del postmodernismo, que plantea la muerte de la razón y el humanismo,
la imposición total del capital sobre el trabajo, el libre mercado para
el sur y el proteccionismo para el norte, la liberalización financiera
que les permita saquear los ahorros de los pobres. Los poderosos han construido
al fin un mundo en el que rigen sus consignas: "Todo para nosotros, nada para
los demás". "Enriquécete y piensa sólo en ti".
En ese orden mundial, que profesa el culto a la opulencia, el creciente poderío
económico de las drogas ilegales no admite un combate frontal para lograr
su destrucción, pues un negocio que mueve sobre los 400 mil millones
de dólares anuales es demasiado importante como para que los abanderados
del poder mundial puedan liquidarlo.
Por eso la guerra contra las drogas es un mar de absurdos y contradicciones.
Se transforma en enemigos frontales a los campesinos que cultivan las plantas
precursoras y se llena las cárceles con gente desesperada por la desocupación
y la pobreza, que humilla el templo de su cuerpo, para transformarse en "mulas"
que, al riesgo de sus vidas transportan drogas heroicas, pero las empresas químicas
norteamericanas que producen más del 90 % de los precursores necesarios
para el procesamiento de la coca no tienen problemas y en las cárceles
no están sino en mínima proporción los banqueros que amasan
las grandes fortunas del negocio en los mercados de consumo.
De la Contención al comunismo hemos pasado a la Ampliación del
capitalismo, pero en su versión más cruel y salvaje. Los argumentos
éticos y morales que esgrimen sus voceros no tienen, ni necesitan, coherencia
ni consecuencia en el impulso primario de su cruzada.
Los Estados Unidos se pretenden el campeón de los derechos humanos, pero
sus fuerzas militares y aparatos de inteligencia han emulado con creces con
los peores crímenes de los nazis. Los Estados Unidos instauraron las
humillantes "certificaciones" para castigar a los Estados nacionales que no
hacen lo suficiente en el combate a las drogas, pero sus muchachos de la CIA
han construido paraísos de corrupción en el mundo entero.
Los Estados Unidos enfrentan un problema interno grave, si nos atenemos a sus
estadísticas, por el número de ciudadanos que constan como consumidores
permanentes y/o ocasionales de drogas heroicas. Ser el mayor mercado mundial
para la comercialización y el consumo de drogas heroicas comporta una
situación ética compleja y delicada. Por ello, su mejor contribución
a la superación de este problema debería ser saldar cuentas con
sus mafias internas que degradan a la juventud y el pueblo norteamericano. Si
esto no se hace es porque existe una doble moral y un discurso dual detrás
del supuesto combate al narcotráfico sobre el que se levanta el Plan
Colombia.
Ello nos lleva a pensar que el Plan Colombia y la Iniciativa Andina no son otra
cosa que elementos de una proyección geopolítica y geoestratégica
que busca afirmar el dominio indiscutido de los Estados Unidos en el continente
americano. Las grandes metas de esa determinación, por la que viene luchando
Estados Unidos desde la doctrina Monroe de 1823, serían:
PRIMERO, desactivar el triangulo radical, como lo llama James
Petras, o de Bolívar, como lo denomina Heinz Dieterich, que se ha formado
en el noroeste de América del Sur, y que esta formado por la Venezuela
del Coronel Hugo Chávez, por la Colombia insurgente de las FARC y el
ELN, por el Ecuador de los indios rebeldes y los militares progresistas y por
el Panamá sin Bases Militares norteamericanas y sin Escuela de las Américas,
en el que se niega a morir el espíritu del General Omar Torrijos. Esta
es una matriz geopolítica que se estremece, desde las aspiraciones más
profundas de nuestros pueblos, y encuentra "oídos receptivos" en otros
pueblos de América Latina. El ejemplo del triángulo bolivariano
es preocupante para los círculos de poder norteamericanos, por múltiples
razones:
a) La Venezuela bolivariana es, por un lado, el más
importante proveedor de petróleo para los Estados Unidos en el Continente,
pero la política implementada por su Presidente, el Coronel Hugo Chávez,
le ha transformado en una piedra en el zapato en el proyecto anunciado del poderoso
Imperio del norte de extender, con el Mercado Común de las Américas,
su zona exclusiva de dominio desde Alaska hasta la Patagonia.
Estorba su política de no alineamiento e independencia que le ha llevado
a dos gestos que son toda una enciclopedia de dignidad: la venta de petróleo
a Cuba, en condiciones mutuamente ventajosas para los dos pueblos y el acercamiento
diplomático a Irak. Pero hay algo más, Venezuela ha decidido ayudar
en la recomposición del mayor sindicato de países productores
de petróleo, la OPEP, dotándole de iniciativas que le permitan
mantener su unidad e impulsar una política que impida la caída
de los precios de los hidrocarburos. En reconocimiento a esta gestión,
un venezolano, Alí Rodríguez, ha sido elegido como su Presidente.
b) El movimiento insurgente colombiano, bajo las banderas de
las FARC y el ELN, tienen cuatro décadas de experiencia, lo que bajo
sus específicas condiciones de desarrollo entraña que son las
únicas organizaciones guerrilleras del mundo que han sobrevivido al fin
de la guerra fría; que no se desmoralizaron por la debacle del comunismo
de Estado en Europa Oriental y la URSS; que no se dejaron sorprender ni cautivar
por la ofensiva ideológica del capitalismo; que demostraron así,
que no eran expresiones ni dependencias consulares del comunismo internacional,
que sus comandantes y combatientes respondían a las necesidades internas
de una larga lucha de liberación del pueblo colombiano; que sus líderes
no eran intelectuales medios o profesionales en busca de oportunidades de inserción
en el sistema, sino, en la mayoría de los casos, rudos campesinos a los
que la Universidad de la vida y de la lucha había transformado en sabios
forjados en la enormidad de una geografía desafiante y que, por lo mismo,
lo primero que habían aprendido es a pensar y actuar con cabeza propia,
a resolver por si mismos los dilemas de la supervivencia; a reinventar, de acuerdo
a sus particularidades, las leyes de la guerra irregular y regular, transformándose
en maestros de la misma.
Esos experimentados Comandantes, secundados por una juventud heroica y maravillosa,
han decidido emular el ejemplo del Libertador Simón Bolívar haciendo
una contribución decisiva a la libertad e independencia de nuestros pueblos:
Sustraer a la enorme Colombia, con su millón ciento sesenta mil kilómetros
cuadrados de territorio, situados estratégicamente entre los Océanos
Pacífico y Atlántico, con sus abundantes recursos naturales y
con un pueblo de más de 40 millones de habitantes, dotado de una de las
diversidades culturales más ricas del mundo, sacarlo de la dominación
imperialista y oligárquica, que lo ha sumido en la violencia y el narcotráfico,
para transformarlo en un Estado nacional de hombres y mujeres libres, trabajadores,
cultos, dueños de su destino.
c) En el Ecuador, el movimiento indígena, los militares
progresistas, los movimientos sociales y sindicales, así como los segmentos
de la izquierda tradicional que han tenido el valor de la persistencia, son
expresión de una lucha difícil y compleja que busca enfrentar
y resolver los efectos acumulados de dos décadas de políticas
de ajuste estructural, del enorme desangre causado por el servicio de la deuda
externa, factores a los que hay que sumar, en los años recientes, los
efectos combinados del fenómeno del niño, de la crisis asiática
y de una ola de corrupción, sin precedentes, desatada por la minoritaria
élite bancaria y financiera, que apuesta a la subordinación total
a los dictados imperiales y al colonialismo. A ese proceso económico
que ha llevado a un empobrecimiento masivo y a la búsqueda de alternativas
de sobrevivencia en una diáspora dolorosa y enorme, hay que agregar además
las maniobras arteras de los gobiernos de Jamil Mahuad y Gustavo Noboa que,
en el ámbito internacional, nos llevaron a una paz sin dignidad con el
Perú, en la que se perdieron más de l5.000 km2 de territorio,
a la ignominiosa entrega de la Base de Manta a los Estados Unidos de América
por un período de 10 años y a la renuncia a la soberanía
monetaria, el segundo asesinato de Sucre, y la dolarización que nos pone
al mismo nivel de pequeños territorios coloniales que, al decir de Alberto
Acosta, aparecen como caca de mosco en el mapamundi.
SEGUNDO. Los gobernantes norteamericanos empiezan a ver como
el tablero democrático que habían construido trabajosamente para
imponer la globalización neoliberal se fisura y deshace:
a. En el Perú, donde la dictadura militar siamesa -
¿ o japonesa? - de Fujimori y Montesinos ha culminado en una farsa terrible
para sus progenitores. Hoy todo el mundo sabe que el poder lo tenía el
agente de la CIA y Jefe de la inteligencia peruana Vladimiro Montesinos y que
Alberto Fujimori no era otra cosa que la fachada civil para bailar tecno cumbia
en los escenarios del populismo, mientras ambos robaban a manos llenas los recursos
de las privatizaciones y coparticipaban en la empresa sucia del narcotráfico
y la venta de armas. Todo ello mientras desataban la guerra contra Sendero Luminoso
y el Movimiento Revolucionario Tupác Amaru, acusándoles de las
mismos vicios que ellos practicaban. Es difícil no reconocer que entre
los discípulos predilectos de la democracia made in USA hay individuos
a los que envidiarían los nazis por su nivel de cinismo.
b. En Bolivia que, bajo el gobierno de Gonzalo Sánchez
de Losada, se pretendió venderla como ejemplo de una modernización
neoliberal exitosa, no sólo ha hecho metástasis la salud del viejo
y asesino dictador Hugo Banzer, sino que la reactivación del movimiento
campesino e indígena ha demostrado que la destrucción manual de
los milenarios cultivos de hoja de coca le dejaron a un enorme segmento de la
población más pobre sin una alternativa mínima de sobrevivencia.
Y el pueblo boliviano tiene una larga experiencia de lucha acumulada que, a
no dudarlo, le permitirá dar con ventaja esta nueva batalla. Los meses
de junio y julio del año 2001 han presentado la imagen de una Bolivia
paralizada por la movilización de cientos de miles de campesinos que
han interrumpido las carreteras con piedras exigiendo la derogatoria de la Ley
antidrogas l008, que penaliza el milenario cultivo de la coca, la sustitución
de una absurda Ley de Reforma Agraria por otra favorezca el desarrollo rural,
el cambio de la política de libre mercado, vigente desde 1985, que ha
arruinado la producción nacional, entre otras demandas.
c. En Brasil, pese a que Fernando Enrique Cardoso es un practicante
de las políticas económicas neoliberales, hay que reconocerle
que pertenece a la única clase dominante de América Latina que
parece disponer de un proyecto de desarrollo nacional y regional, lo que entraña
un distanciamiento, aunque sea temporal, con el Imperio. El busca consolidar
el MERCOSUR y junto con la Comunidad Andina de Naciones, la CAN, unir a Sudamérica
para negociar de manera conjunta la participación en la Zona de Libre
Comercio de las Américas. Esto lo sabe Chávez, el Presidente de
Venezuela, que apoya la idea sin reversas. Brasil ha condicionado su ingreso
al ALCA a que los Estados Unidos eliminen las barreras no tarifarias, como la
declaración unilateral de dumping, las cuotas de importación.
Es decir, Brasil exige que Estados Unidos se abra a un libre comercio real con
las demás economías de América Latina, de lo contrario
Brasil no entrará al ALCA, cosa grave si tomamos en cuenta que Brasil
con sus 8 millones 500 mil kilómetros cuadrados de territorio y sus 160
millones de habitantes representan casi la mitad de América Latina.
En el Brasil, además, existen fuerzas políticas muy importantes
que inciden en el presente y que podrían gravitar mucho más en
el futuro: en primer lugar, el poderoso y sabio Partido de los Trabajadores
que, controla importantes gobiernos locales y que ha estado presente, por dos
ocasiones, en la segunda vuelta electoral del inmenso País sudamericano.
En segundo lugar, el Movimiento de los Sin Tierra que ha sacudido la conciencia
histórica de ese pueblo en demanda de una reforma agraria que, en la
condiciones concretas del Brasil, puede ser el factor detonante de una transformación
de más amplias resonancias cuya onda expansiva podría reeditar
los efectos de la Revolución agraria en México en l910.
d. La modernización neoliberal en Argentina, implementada
por Carlos Menem y Domingo Carvallo, que tuvo en las privatizaciones y la convertibilidad,
el supuesto ejemplo que debían seguir los demás pueblos de América
Latina ha llevado a ese enorme país que, un día llegó a
ser la décima economía más fuerte del mundo, a degradarse
en una nación "piqueros", dice la imagen popular, de desocupados, hambrientos
y pobres. En Argentina los neoliberales privatizaron hasta los cementerios y
los parques, hoy no queda nada por vender. Pero el espíritu del Che Guevara
y de las madres de la Plaza de Mayo por ahora resisten y aceleran la construcción
de una alternativa que ponga fin al desastre propiciado por el Fondo Monetario
Internacional y la mafia de Menem, Carvallo y de la Rúa, rescate las
enormes riquezas potenciales que aún le restan a ese gran país
y las ponga al servicio de las mayorías argentinas, hoy pisoteadas y
olvidadas.
TERCERO, el Plan Colombia sería la expresión
de la primera guerra del siglo XXI en la que se disputan recursos naturales
estratégicos. En un mundo crecientemente amenazado por la contaminación
ambiental controlar la Amazonía es una fuente de poder indudable. La
Amazonía tiene una extensión de 7 millones 800 mil kilómetros
cuadrados de territorio, que equivalen al 44 % del territorio de América
del Sur.[5] Este enorme territorio está en un 69.2 %
en Brasil, un 11.1 % en Perú, un 9.9 % en Bolivia, un 3.4 % en Colombia,
un 2.5 % en Venezuela, un l.9 % en Ecuador y el 2 % restante repartido entre
Guyana y Surinam.[6]
En ésta región se ubica el río más caudaloso y largo
del mundo: el Amazonas, en el que desembocan más de l0.000 afluentes.
Los botánicos estiman que hay más de 125 mil plantas y una diversidad
faunística integrada por varios millones de animales. EL BOSQUE AMAZÓNICO
AYUDA A REGULAR LA TEMPERATURA DEL PLANETA CONSUMIENDO BIÓXIDO DE CARBONO
Y PRODUCIENDO OXIGENO. [7] Aquí están más
del 50 % de los bosques tropicales del mundo. Una quinta parte del total de
agua dulce con que cuenta el planeta. En la actualidad, estudios científicos
demuestran que unas 3.000 plantas resultan esenciales "para la obtención
de medicamentos, pesticidas, colorantes, fibras, aceites, maderas, alimentos".
[8]
Hacia el futuro la región puede desempeñar un papel clave a la
luz de las nuevas potencialidades que se abren con la biotecnología y
la ingeniería genética. [9] pues la región
"es un centro evolutivo, que sigue formando diversidad biológica".[10]
Muchos científicos advierten que, luego del auge de la industria farmacéutica
tradicional, ocurrido entre los años l930 - 1970, se habría iniciado
un estancamiento en la década de los 80, del que buscan salir, las grandes
potencias, mediante nuevos esfuerzos en los campos de la genética y la
biología molecular, en ese campo, la información genética
en estado natural, sigue siendo un recurso decisivo, pues el hombre no crea
genes, tan sólo los manipula.
La biodiversidad, cuyo stok está concentrado en cerca de un 60 % del
total mundial en la Amazonía, se convierte en un recurso estratégico,
al que hay que sumar el agua dulce, que presenta signos de agotamiento, cuyas
reservas mundiales están en un 47 % en América del Sur. Tenemos
entonces en la Amazonía recursos que pueden sacarnos del actual ciclo
de estancamiento y/o regresión económica, pero para hacerlo debemos
propiciar un cambio en la correlación de fuerzas sociales internas que
entregue el manejo de nuestros Estados a coaliciones políticas latinoamericanistas
y bolivarianas.[11]
Más aún, el bosque húmedo tropical Amazónico que
recicla entre 6 a 7 mil millones de toneladas de agua dulce puede transformarse
" en la más importante fuente mundial de proteína animal de alta
calidad y de bajo costo, vía una piscicultura organizada y sustentable,
con el manejo racional de las dos mil especies de peces y otros tantos crustáceos
que viven allí, cuyos ciclos biológicos precisan ser mejor conocidos".
El Ecuador, aunque dispone de apenas el 2 % de la Cuenca Amazónica es
"el tercer país con mayores especies de anfibios, el cuarto de aves,
el quinto de monos, el sexto de plantas con flores y el sexto en mamíferos"[12]
de entre los países que integran la Cuenca. Desde el punto de vista económico,
nuestra región amazónica, en contraste con la pobreza extrema
y generalizada de sus habitantes, guarda en su vientre el 99 % de las reservas
petroleras y de gas, importantes minas de oro, plata, cobre, plomo, zinc y recursos
minerales no metálicos como mármol, feldespato, arenas, gravas,
fosfatos, yesos y en los minerales energéticos: uranio y carbón.
Amén de que allí se ubican más del 50 % de las reservas
de bosques naturales.[13]
CUARTO, finalmente, y englobando todos éstos aspectos,
el Plan Colombia busca compactar mejor el cemento de las columnas de sustentación
del capital financiero: activar el negocio de las armas, acelerar la dinámica
de la industria, sobre todo del sector químico, y relanzar el propio
negocio de las drogas desde el interés exclusivo de las étiles
del poder norteamericano.
Hasta la fecha en que se escribe este artículo la implementación
del Plan sigue encontrando mútiples voces de resistencia en el mundo,
así ocurrió en la Cumbre de Jefes de Estado de Brasilia en donde,
pese a la insistencia de los delegados de los Estados Unidos y Colombia, en
la resolución final no se apoya de modo explícito el Plan. Algo
similar o peor ha ocurrido en el Cuarto Encuentro de Ministros de Defensa de
las Américas, que concluyó en Manaos el jueves l9 de octubre del
2000, en el que, pese a las desesperadas gestiones del Secretario de Defensa
norteamericano William Cohen y de su homólogo colombiano Luis Fernando
Ramírez, para lograr el apoyo al Plan Colombia, en la resolución
final los ministros de los militares insisten en la necesidad del respeto al
principio de la no injerencia en los asuntos internos de los estados y no mencionan
el espinoso tema. La falta de respaldo al Plan de guerra habría determinado
que los Estados Unidos adviertan que "el Plan se ejecutará con o sin
el apoyo de ustedes", refiriéndose a los militares. Estos gestos de dignidad
e independencia deben resultar insólitos para la potencia que supone
que todos deben inscribirse en su lógica colonial[14]
Entre los que resisten al Plan Colombia, porque comprenden que se trata de la
punta de lanza del proyecto geoestratégico de dominación continental
y mundial de los Estados Unidos, están, sin duda, los gobiernos de Venezuela,
presidido por el Coronel Hugo Chávez, y Fernando Enrique Cardoso, del
Brasil, que no sólo resisten abiertamente al contenido militar del Plan,
sino que, adicionalmente, se han propuesto unir a Sudamérica, integrando
la Comunidad Andina de Naciones y el MERCOSUR, lo que conformaría un
espacio económico de más de l7 millones de kilómetros cuadrados,
341 millones de habitantes, un Producto Interno Bruto de más de l.2 billones
de dólares y un potencial exportador de 134.000 millones de dólares.
En Septiembre del 2000, en Puerto Asis, 325 participantes en el Foro El Sur
responde al Plan Colombia, en representación de otras tantas organizaciones
sociales y políticas, señalaron que el "Plan Colombia es una estrategia
encaminada a aplicar medidas represivas contra las protestas sociales, económicas
y políticas, generadas por los procesos de globalización y la
aplicación del modelo neoliberal".
Desde Europa, su influyente Parlamento, votó una resolución el
1 de febrero del 2001, en la que con 474 votos a favor y uno en contra, advierte
que "un mayor grado de militarización de la lucha contra la droga acarrea
el riesgo de una escalada del conflicto en la región", señalando
que el Plan Colombia "contiene aspectos que son contrarios a las estrategias
de cooperación de la Unión Europea".
En Lago Agrío, provincia de Sucumbíos, Ecuador, en Abril del 2001,
representantes de diversas organizaciones de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador,
España, Francia, Guatemala, México, Panamá, Perú,
Puerto Rico, Reino Unido, Suecia y Venezuela señalaron que "La aplicación
del Plan Colombia y la Iniciativa Andina y su consecuente militarización
en las zonas de frontera responden a intereses geopolíticos y económicos
de los Estados Unidos."
Aunque la guerra propiamente dicha no ha empezado, en opinión de algunos
expertos, los componentes militares están en tensión: el 80 %
de los 1.300 millones de dólares ofrecidos por la administración
norteamericana son para compra de armas y asesoramiento bélico. Más
de 400 asesores norteamericanos están repartidos en unas 34 bases norteamericanas
en Colombia donde se entrenan unos 12.500 soldados de fuerzas especiales, mientras
llegan 80 helicópteros Huey Y Black Hawk, así como radares y otros
equipos sofisticados de espionaje electrónico.
Sin embargo, la guerra norteamericana contra nuestros pueblos está en
marcha, sus primeros componentes son el terrorismo de Estado, impuesto por las
Autodefensas Unidas de Colombia, cuyo objetivo vital, al decir de Noam Chomsky,
es imponer la cultura del miedo y el silencio. Es la vieja treta de los camisas
negras o pardas, pasar de la intimidación y el terror indiscriminado,
asesinando a dirigentes de la oposición y posibles colaboradores de las
guerrillas, a la búsqueda abierta del poder político, como lo
señaló hace tiempo la maestra universitaria colombiana Clara López
Obregón.[15] Esta mecánica infernal ha traído como consecuencia
el mayor desplazamiento mundial de campesinos a las ciudades en búsqueda
de amparo y una brutal acumulación de tierras en manos de los jefes paramilitares.
El segundo eje de la guerra en marcha es la química. Millones de litros
de glifosatos fabricados y adquiridos en los Estados Unidos, son lanzados desde
aviones piloteados por norteamericanos contra miles de hectáreas de cultivos
de "plagas ilegales". Sólo entre diciembre de l999 y diciembre del 2000
se fumigaron 60.000 hectáreas de cultivos de coca en Colombia. Las fotografías
de satélite contratadas por Colombia y la ONU demuestran que, a pesar
de ello, las zonas de cultivo se incrementaron a 162 mil hectáreas, un
aumento del 60 % que evidencia el rotundo fracaso de la represión antidrogas.
Pero el Glifosato, al que se le han añadido poderosos surfactantes, ha
cumplido su misión, pues los efectos son la destrucción masiva
de la biodiversidad amazónica, la liquidación de los cultivos
agrícolas del campesinado, la muerte de sus animales domésticos
y el aparecimiento de enfermedades desconocidas entre los empobrecidos y sencillos
campesinos del sur de Colombia y el noreste de Ecuador.
Pese a la resistencia de sus elementos más críticos los militares
de Panamá, Brasil, Perú y Ecuador siguen realizando el cordón
sanitario impuesto por los poderosos jefes del Pentágono. Pero en la
actual dinámica del mundo andino las armas de los militares pueden volverse
contra sus promotores irresponsables. La guerra abierta sería una catástrofe
económica y social. Ventajosamente nuestros pueblos y sus mejores dirigentes
alternativos lo saben y por ello podemos afirmar que el último capítulo
de este drama lo escribirán, con sangre y dignidad, los defensores de
la independencia y la soberanía reeditando el ejemplo que nos legaron
el Libertador Simón Bolívar y el Mariscal Antonio José
de Sucre.
NOTAS
[1] Henry Kissinger, La diplomacia, Fondo de Cultura Económica, México,
Tercera Reimpresión, l996, p. 802 - 833.
[2] Eduardo Jiménez García, artículo "Desaceleración
del optimismo, Períodido "Trabajadores", 25 de diciembre del 2000, La
Habana, Cuba, p. 4.
[3] Intervención ante el Consejo para las Relaciones Internacionales,
El Comercio de Quito, domingo 15 de febrero del 2001, C 1.
[4] Thomas Edsall, comentarista político norteamericano, señala
que el sistema político de Estados Unidos no representa "los intereses
de las tres quintas partes de los estratos inferiores de la sociedad". Por ello,
los que no se sienten representados no concurren a las urnas. Citado por Noam
Chomsky en "Cómo se reparte la tarta". Políticas USA al final
del milenio. Icaria, traducción del inglés de Aina Alcover, primera
edición, diciembre de 1996, p. 9.
[5] Paúl E. Little anota: " Esta cuenca hidrográfica cubre una
extensión de 7'186.750 km2, o sea el 41 % del territorio de América
del Sur". Ecología Política del Cuyabeno, Ediciones Abya Yala-
ILDIS, Quito, l992, p. 34.
[6] ECORAE, Diagnóstico Integral de la Región Amazónica
Ecuatoriana, Quito, l997, p. 17.
[7] Paúl E. Little, Ob. Cit. p.p. 33-36.
[8] ECORAE, Plan Maestro para el desarrollo de la Región Amazónica
Ecuatoriana, Quito, l998, p. 13.
[9] Enrique Sierra, Ecuador: Potencial territorial, Grupo Edidac, Quito, 1997,
p. 42.
[10] Anamaría Varea y otros, Marea Negra en la Amazonía, Ediciones
Abya Yala, Quito, l995, p. 42.
[11] César Benjamín, Amazonía: Antes que sea tarde, Información
proporcionada por ALAI, 24 de octubre del 2000.
[12] Anamaría Varea, Ob. Cit. P. 54.
[13] ECORAE, Diagnóstico Integral de la RAE, p.p. 43-44.
[14] Según el cable de la AFP, el Ministro de Defensa del Ecuador, almirante
Hugo Unda Aguirre, es partidario de una solución regional al problema
planteado por el narcotráfico y la guerrilla en Colombia. ¡ Al fin asoman
los cuernos de la verdadera posición del Ecuador, lo dicho por el Ministro
implica un apoyo total a la postura de la alianza militar norteamericana con
Pastrana!.
[15] Revista Visión, 18 de septiembre de 1989, p. 12.