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26 de mayo del 2002
La Biotecnología Cubana
Heinz Dieterich Steffan
Los centros de biotecnología
y medicina desarrollados en Cuba en las últimas décadas han ayudado a millones
de personas en todo el mundo a protegerse de peligrosas epidemias, como la
meningitis B y la hepatitis B, o de recuperarse de severos daños a la salud.
Por eso han de considerarse un patrimonio de la humanidad que debe ser defendido
contra las agresiones del gobierno de Estados Unidos.
El ex presidente de México, José López Portillo; familiares del ex presidente
Carlos Saúl Menem de Argentina; el famoso boxeador estadounidense Muhamad
Alí; la estrella futbolística Diego Maradonna; la cantante mexicana Lucha
Villa y el cantautor argentino Alberto Cortés, entre otras personalidades,
encontraron curación o alivio en la isla, cuando en sus países habían fracasado
los intentos de tratamiento. Pero, no sólo las celebridades internacionales
se han beneficiado de los avances de las ciencias biomédicas cubanas, sino
también múltiples enfermos con escasos recursos y luchadores sociales, que
sufrieron torturas y mutilaciones en sus países.
Y más allá de esa ayuda directa se enseñan gratuitamente los conocimientos
y métodos médicos en la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, donde
alrededor de 8000 mil estudiantes de 24 países, que no tienen recursos para
financiar esa costosa carrera en sus países de origen, disfrutan de becas
para realizar sus sueños humanísticos-profesionales. Entre esos estudiantes
se encuentran casi 40 ciudadanos estadounidenses que por carencias económicas
o por el deseo de estudiar en un sistema de alta calidad profesional y profunda
ética humanística, solicitaron y obtuvieron las becas cubanas. Esas actividades
que podrían entenderse como una función pública internacional de salud y educación,
son complementados con misiones internacionales de personal médico cubano
en el exterior, muchas veces en cooperación con organizaciones globales de
la salud, que han sido reconocidas a nivel mundial por su profesionalismo
y abnegación.
Esas actividades internacionales se basan en 40 años de experiencias en la
salud pública nacional que han resultado en dramáticos avances en la reducción
de la mortalidad infantil, la mortalidad materna y la protección inmunológica
de la población infantil, entre otros parámetros, de los cuales los demás
países latinoamericanos se encuentran a años de luz y que, de hecho, son mejores
que en muchos barrios de la capital de Estados Unidos, Washington, D.C.
Es ese amplio sistema de medicina y educación general que explica también
la excelencia de los centros de investigación y producción bio-médica en la
isla, cuya capacidad es comparable a la de las más grandes empresas transnacionales
de Occidente. Con recursos humanos de casi cinco mil investigadores y especialistas
de alto nivel, que trabajan interdisciplinariamente en el llamado "Polo
científico del oeste de la Capital", y disponiendo de una infraestructura
física, cuyo valor monetario alcanzaría en una economía de mercado alrededor
de quince mil millones de dólares, esos centros de ciencia y tecnología avanzada
han generado innovaciones terapéuticas y preventivas que son únicas en el
mundo.
Entre esos logros destaca la primera vacuna eficaz contra la meningitis meningococcica
B, desarrollada y producida por el Instituto Finlay, patentado en 19 países,
que protege a decenas de millones de niños en todo el mundo de esta temible
enfermedad; la primera vacuna en el mundo contra la garrapata de ganado, desarrollada
por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología; una vacuna contra la
hepatitis B, patentada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se
utiliza en muchos países; una nueva técnica en la cirugía estereotáxica contra
la enfermedad de Parkinson, basada en un marco estereotaxico y el correspondiente
programa de computación (software) cubanos así como innovadoras terapias de
tratamiento y rehabilitación, basadas en la neuroplasticidad humana, logrados
en el Centro Internacional de Restauración Neurológica; la primera vacuna
polivalente (contra todas las cepas) eficaz contra la leptospirosis, desarrollada
en América Latina; vacunas contra el cáncer de la cabeza y del cuello, elaboradas
por el Centro de Inmunología Molecular que se encuentran en la fase final
de ensayo clínico en diversos países como Canadá y Gran Bretaña y que serán
comercializadas a finales del año en curso; en total se trata de ocho vacunas
preventivas o terapéuticas ---entre ellas la EGF contra el cáncer de pulmón---
que se encuentran en fase de ensayo clínico; el trabajo de investigación de
una eventual vacuna contra el SIDA, emprendido hace alrededor de doce años,
ha recorrido también un buen camino y pese a las enormes dificultades de encontrar
una vacuna contra este virus, hay probabilidades de que alrededor del año
2007 se cuente ya con una vacuna preventiva o terapéutica eficaz; otros candidatos
a vacunas se refieren a la cólera, el dengue y la tuberculosis, encontrándose
el de la cólera en un estado muy avanzado y con perspectivas muy prometedoras.
Esos avances ---que se manifiestan también en el insólito caso de transferencia
de alta tecnología del "sur" al "norte", por ejemplo,
a Canadá, Suiza, Estados Unidos y Gran Bretaña--- no hubieran sido posibles
sin el uso de los métodos más modernos de la biotecnología, incluyendo la
creación de animales y plantas transgénicos (modificados genéticamente), para
facilitar las pruebas de toxicidad y eficacia de los nuevos medicamentos,
antes de que sean aplicados en ensayos clínicos con seres humanos, que produce
el mayor centro de producción de animales de laboratorio en América, el CENPALAB,
con una producción anual superior a los dos millones de especimenes.
La producción de medicamentos en los fluidos corporales de animales, por ejemplo,
en la leche de conejas, es uno de los resultados más benéficos de estas tecnologías,
porque permite producir las sustancias terapéuticas (por ejemplo, proteínas)
dentro del "laboratorio" natural de esos animales, sin requerir
costosas instalaciones industriales.
El desarrollo y la producción de sistemas computerizados de diagnóstico, por
ejemplo, de la resistencia a antibióticos de microorganismos patógenos, como
los que ha comercializado en muchos países el Centro de Inmuno Ensayo (CIE);
los importantes avances en la terapia de ozono y en el tratamiento de la retinosis
pigmentaria, son otras contribuciones de las ciencias bio-médicas cubanas
a la salud y calidad de vida mundial, hecho por el cual debe ser defendida
de la política de destrucción de Washington.
La Asociación Americana para la Salud Mundial (AAWH) que sirve como el comité
estadounidense para la Organización Mundial de la Salud (OMS), concluyó en
una investigación de 1996, que " el bloqueo de Estados Unidos contra
Cuba ha afectado dramáticamente la salud y la nutrición de gran parte de los
ciudadanos cubanos comunes (...) Es nuestra opinión como expertos médicos,
que el bloqueo de los Estados Unidos ha causado un aumento significante en
sufrimientos y, hasta muertos, en Cuba."
Motivado por el dinero y los votos de la camarilla anticubana en Florida,
el presidente George Bush II ha entrado en un nuevo paroxismo de agresión
contra Cuba que incluye mentiras de índole fascista sobre un supuesto "programa
de armas biológicas ofensivas" del gobierno cubano, pronunciadas el 6
de mayo por el subsecretario de Estado para el Control de Armas y Seguridad
Internacional, John Bolton.
Ya hace tres años, aprovechando a un coronel ruso desertado y degenerado moralmente,
habían fabricado las mismas mentiras que Bolton, en ese gobierno que no conoce
el sentido del concepto "ética". Si Bolton se preocupa por las "armas
biológicas ofensivas", no necesita ir a buscarlas a otros países: su
gobierno es el arma biológica más ofensiva que existe en la tierra.