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Mesa Redonda Informativa
Argentina espera desesperanzada
Arsenio Rodríguez
La crisis argentina sigue condenando al hambre y a la pobreza extrema a la mayoría
del pueblo argentino, desesperado ante una situación cuya solución
no está precisamente en las exigencias que el Fondo Monetario Internacional
hace al gobierno, el que se doblega ante su incapacidad de encontrar verdaderas
soluciones.
El tema, de total actualidad, fue analizado ayer tarde en la Mesa Redonda Informativa,
bajo la habitual conducción de Randy Alonso, por los periodistas, Reinaldo
Taladrid y Eduardo Dimas, de la Televisión Cubana, y Lázaro Barredo
y Renato Recio, del diario Trabajadores.
La desnutrición y el hambre afecta sobre todo a los más pequeños
de los argentinos, que han nacido en uno de los países que potencialmente
tiene condiciones para crear alimentos para toda su población y muchas
otras, pero que pagan con su salud la culpa de quienes apostaron a las políticas
neoliberales.
Esta situación social se deteriora prácticamente por día,
con ausencia total de solidaridad para con los más sufridos, y este escenario
siniestro lo calificó el presidente de esa nación, poco antes
de partir hacia la cumbre Unión Europea-América Latina, como la
espera desesperanzada del pueblo argentino.
El desempleo crece, mientras disminuye el consumo de alimentos y medicamentos,
y unos 20 millones de personas viven por debajo del índice de pobreza,
(casi el 60 por ciento del total) tal como han reconocido las propias autoridades
argentinas.
Entre ellos 7 millones son indigentes, que ven a sus autoridades esperar el
financiamiento exterior, sin tomar medidas internas para enfrentar la crisis.
Si la situación en la capital argentina es grave, mucho más lo
es hacia el interior de esa nación.
La posibilidad de una huelga general para fines de mayo con el objetivo de paralizar
el país, y exigir al gobierno que tome medidas, es la respuesta que los
desesperados se plantean como primera medida para tratar de buscar salida a
la crisis.
Seis de cada 10 niños son pobres en la Argentina de hoy, mientras que
en el Congreso se discuten polémicas medidas que solo hacen entregar
más al país a los intereses externos.
Se recordó en la Mesa que esa misma Argentina, hace solo unos años,
era el ejemplo de desarrollo capitalista, el modelo neoliberal y la receta válida
para el resto de las naciones, aunque en la práctica sus resultados evidencian
el fracaso de tales políticas.
La devaluación de la moneda es progresiva e inevitable, como también
crece el peligro de que las empresas locales caigan en manos foráneas
a precio de remate, tal y como ha pasado históricamente en otros lugares.
Ante esta crítica situación, solo promesas, tal y como les dijeron
antes, y vienen precisamente del Fondo Monetario Internacional y otros organismos
internacionales que aumentan sus exigencias para imponer soluciones, que no
son precisamente las que beneficiarán a las capas populares.
Ahora el ex presidente Menem, aquel que decía que las relaciones de su
gobierno con los Estados Unidos eran carnales, amenaza con volver al escenario
político, llamando a la dolarización total, tesis que tiene antecedentes
y que responde a las expectativas del gobierno norteamericano.
Los organismos financieros internacionales niegan la más mínima
ayuda, exigiendo que exista la impunidad total para los políticos y empresarios
que ayudaron a crear esta crisis, y por otro lado la llamada Ley de Quiebra,
que permitiría a los capitales norteamericanos adquirir a bajo precio
las empresas en quiebra.
La idea es además darle un golpe de muerte al MERCOSUR e imponer el ALCA,
aunque como siempre la prepotencia de los representantes del Imperio y sus acólitos
no han tenido en cuenta a ese pueblo, el que ya se prepara para exigir una salida
a la desesperante situación que sufren.
Especialistas internacionales reconocen el fracaso de las políticas neoliberales
promovidas por el Fondo Monetario Internacional y los Estados Unidos, ya que
los resultados solo demuestran el incremento de la pobreza.
Como señalara desde Buenos Aires el economista Eric Calcagno, la situación
es muy grave. Ahora asistimos al final del modelo, precisó, argumentando
con cifras la gravedad de la situación. La economía argentina
vivió del endeudamiento y se derrumbó cuando no prestaron más,
dijo. Si vienen nuevos préstamos servirá solo para pagar la deuda
que tienen con el Fondo, aclaró.
En cuanto a la corrupción, se precisó que el país prácticamente
fue saqueado por los malversadores, y son múltiples los ejemplos ya denunciados
por la prensa internacional, aunque se recordó por los panelistas el
papel jugado por el Banco Central ante la fuga de miles de millones de dólares
el pasado año.
Las multinacionales de los países más ricos son los que facilitan
la corrupción en los países como Argentina, mucho más cuando
están en crisis, mediante la privatización de los principales
sectores económicos, los que fueron desnacionalizados en un período
de tiempo mínimo, gracias a los sobornos de los que tramitaron la entrega
de esas riquezas. La situación es tal que hasta los propios magistrados
son cuestionados y posiblemente sean procesados.
La posibilidad del cambio impuesto cobra cada día mayor fuerza y se habla
incluso del regreso del ex presidente Menem, quien aspira lograr una foto con
el presidente George W. Bush en un próximo viaje que el político
piensa realizar a Washington.
Ya al final de la Mesa y al comentar las exigencias del Fondo Monetario Internacional,
la periodista Estela Calloni calificó de chantaje tal posición,
pues en realidad lo que esperan es la desintegración del país
y no habrá realmente préstamos para encontrar soluciones.
Los piqueteros, sin embargo, aquellos que cada día salen a las calles
a protestar, junto con las organizaciones sindicales y el pueblo en general,
comienzan a agruparse y a organizarse en contra de los politiqueros que los
han sumido en la pobreza total.
Las masas están en ebullición y ya comienzan a discutir en las
calles y en sus reuniones el problema nacional, con una tendencia a unificar
criterios en contra del desgobierno, aunque también hay amenazas de posibles
golpes de derecha, incluso militar, para evitar las exigencias populares. Todo
es cuestión de tiempo, porque la situación ya resulta insoportable
para las grandes mayorías, y los poderosos están conscientes del
peligro.