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Latinoamérica

Uno, busca lleno de esperanzas

Por Hugo Alberto de Pedro

Uno, se pregunta hasta cuando los legisladores argentinos seguirán comportándose como simples marionetas en aquellas cuestiones que hacen a la cosa pública como es la seguridad jurídica, la pena a los que se robaron todo y la seguridad indispensable de la patria.

Uno, no llega a colmarse del espanto al verlos legislar sobre las presiones que desde el Imperio los obligan a levantar sus manos, luego de debates vacíos de contenido, aunque sí muy mediáticos porque los medios tecnológicos de las comunicaciones les permiten llegar a nuestros hogares en vivo y en directo para darnos mayor pena verlos "actuar".

Uno, duda de analizar e intercambiar opiniones con sus propios hijos simplemente por miedo a decirles que en "ésta" democracia no se puede confiar, luego de tantos años de instrucción y de haberlos educado en el respeto a las instituciones de nuestra Constitución.

Uno, no puede convalidar que desde el Congreso cada vez más alejado de sus representados y debiendo sesionar entre rejas se pueda seguir dando la espalda al pueblo y a sus necesidades.

Uno, sigue pensando que la peor de las democracias es preferible a la mejor de las dictaduras, pero también debe pensar que se está gestando una "dictadura democrática" y es nuestra responsabilidad denunciarla y desarmarla.

Uno, pensaba que tanto a senadores como a diputados se les puede aceptar errores y compromisos partidarios mientras trabajaban por la patria, pero ese pensamiento hoy cuesta encontrarlo y solamente puede verlos como infames traidores a ella al momento de votar como lo hacen.

Uno, pretendía que sus representantes fueran dignos en sus principios, aún en la disidencia ideológica, pero verlos actuar de la manera que lo hacen únicamente puede agigantar su desprecio a una clase política que se sabe muerta por propia decisión y que en su agonía hacen todo lo necesario para arrodillar a la República.

Uno, pretende con su denuncia manifestar que nunca será cómplice con su silencio cuando lo que está en juego son los destinos de la patria.

Uno, considera indispensable poner muy alto los máximos intereses de la nación y siente un profundo dolor al ver degradado a un Poder Legislativo mudo, sordo y ciego ante la opinión de la inmensa mayoría del pueblo.

Uno, que al solo mencionar la posibilidad de un golpe de estado renueva la confianza en las instituciones tiene la obligación de manifestarse en la forma más vehemente para preservarlas, pero sin convalidar los atropellos que en nombre de la democracia se están realizando.

Uno, quiere dejar una advertencia, con el convencimiento que el escarmiento lo darán las urnas en las próximas elecciones, de que el grito y clamor popular de "Que se vayan todos" será realidad.

Uno, podrá estar equivocado en sus pensamientos, pero, sin embargo, puede caminar por las calles sin temor al desprecio, insulto, escrache o agresión por haber sido comprado en su conciencia e ideología.

Uno, que jamás alimentó los bolsillos de los punteros, ni sus bienes personales a expensas de la política y que no cambio su dignidad personal por convertirse en súbdito o empleado de un poder que asfixia, mata y cercena cualquier derecho humano dice simplemente que "No"

9 de mayo del 2002

Hugo Alberto de Pedro

Buenos Aires – Argentina