Textos completos de los discursos en el acto central por
los 25 años de lucha de las Madres
Madres de Plaza de Mayo (Realizado el 30 de Abril de 2002 en Plaza de Mayo, luego del festival artístico.
El orden es el mismo en el que hablaron los oradores.)
Discurso de Alfonso Campos, representante del Movimiento Sin Tierra (M.S.T)
de Brasil: Estimadas compañeras y compañeros, trabajadores y trabajadoras
del pueblo argentino:
Es mucha la satisfacción que el Movimiento Sin Tierra esté hoy,
aquí, en la Plaza de Mayo, para celebrar junto con las Madres los 25 años
de dura combatividad y de resistencia frente a este sistema que intenta esconder
a todos los luchadores y luchadoras del pueblo.
Me gustaría decirles que la lucha que hacemos en nuestro país, en
Brasil, adonde luchamos, es para distribuir la tierra, acabar con el latifundio
que es usado para especular, y distribuirla para 4 millones y 500 mil familias
que viven sin tierra en nuestro país. No es diferente esta lucha a la que
los trabajadores hacen hoy en Argentina, porque nuestro enemigo es común:
el sistema que explota al trabajador brasileño es el mismo sistema que
explota y masacra al trabajador argentino.
Algunas décadas atrás todos los trabajadores se levantaron y enfrentaron
a ese sistema que está ahí. Hoy, ellos cercaron nuestra América
Latina de dictadores y derramaron sangre de muchas madres, no solamente en Argentina,
sino también en Brasil, en Uruguay, en Chile. Y hoy, esas señoras
de cabellos blancos celebran los 25 años de resistencia y de memoria de
sus hijos, a quienes el sistema no consiguió hacer que los trabajadores
borren de su recuerdo.
Compañeros: sentimos mucha honra que nuestro Movimiento Sin Tierra pueda
demostrar en este momento la solidaridad para con los trabajadores argentinos,
la solidaridad a las luchas de los trabajadores desocupados, la solidaridad con
las Madres de Plaza de Mayo. Y traigo en este momento el recuerdo para los compañeros,
de un frase que fue dicha muchas décadas atrás, pero que está
muy presente en este momento:
¡Trabajadores del mundo todo, uníos! (aplausos)
¡Patria o muerte! ¡Patria o muerte! ¡Patria o muerte! (ovación)
Discurso del Rvdo. Raúl Suárez Ramos, representante del Centro
Memorial Martin Luther King Jr., y Diputado de la Asamblea Nacional del Poder
Popular de Cuba
Compañeras y Compañeros, Hermanas y Hermanos:
Prácticamente convaleciente todavía de una operación, no
podía faltar a este acto.
Dos razones poderosas me han movido para estar con las Madres de Plaza de Mayo
y con el pueblo de Argentina.
En primer lugar, porque de esta tierra salió por toda la América
Latina y llegó a Cuba Ernesto Che Guevara (ovación).
Personalmente, siendo un hombre de identidad cristiana y de vocación pastoral,
agradezco al Che que fue el que sacudió la conciencia, allá por
el año 1960, de muchos cristianos y cristianas de nuestro Continente; como
también sacudió la indiferencia, la apatía y la tradicional
legitimación que ha hecho la iglesia de la opresión y la explotación
(ovación)
Recién había terminado mis estudios teológicos, y el esquema
religioso que nos habían traído los misioneros del Norte me había
hecho olvidar un poco mi origen social de trabajador agrícola. Y un día
oí a Ernesto Che Guevara decirle a los cristianos de nuestro Continente:
"el día que los cristianos se unan a la revolución, la revolución
será inevitable en nuestros pueblos" (aplausos) .
Y también sacudió nuestra conciencia, cuando rompiendo con un marxismo
mecanicista y ortodoxo el Che hizo uno de los grandes aportes al movimiento revolucionario
al decir que "la unidad es la religión de la revolución" (aplausos).
Y en esa dirección acertó también que nadie nace siendo revolucionario,
que tenemos un pequeño-burgués dentro de nosotros, y si queremos
ser revolucionarios tenemos que optar por la revolución, y matar al pequeño-burgués
que llevamos dentro (aplausos).
Les decía que no podía faltar a este acto, por la gratitud a ustedes,
al pueblo argentino, por habernos dado al Che, pero también por haber dado
al mundo a las Madres de Plaza de Mayo (aplausos).
En una ocasión, un adolescente compartía con sus hermanos egoístas
sus sueños de que otro mundo es posible. Y un día sus hermanos lo
veían que de lejos se acercaba a ellos y dijeron: "matemos al soñador
y se acabarán los sueños"
¡Qué brutos son los asesinos de los sueños, cuando quisieron acabar
los sueños asesinando a Azucena! ¡La pudieron desaparecer a ella, pero
jamás al germen de la rebeldía que ha dejado como legado a este
pueblo y también a las Madres que continuaron con su lucha y con sus anhelos
de seguir luchando por sus hijos desaparecidos!
Las Madres de Plaza de Mayo han puesto al desnudo - y así lo entendemos
nosotros los cubanos - que este proyecto de muerte que ha sacudido y sacude a
nuestros pueblos en América Latina fue satánicamente bien planeado.
Impusieron las dictaduras militares en nuestro Continente, y con las dictaduras
militares impusieron el sistema neo-liberal. Y añadieron también,
le dieron toda aquella cantidad de dinero para que los militares se enriquecieran
y de esa manera endeudar a nuestros pueblos. Pero no sólo el sistema neo-liberal,
no sólo la deuda que hoy corrompe a nuestros pueblos, sino que también
el sistema imperialista conocía que había surgido de las entrañas
de los pueblos nuestros, había surgido una generación de hijos e
hijas revolucionarios, que querían cambiar de raíz el sistema de
opresión en nuestro Continente (aplausos)
Y hoy vemos los resultados: pueblos endeudados, gobernantes que van a Monterrey,
no a reclamar justicia al Imperio, no a representar los intereses de nuestro pueblo,
obrero, campesino, de estudiantes, de negros, de mujeres. ¡No! Fueron a Monterrey
a mendigar, ¡como mendigos! (aplausos). A mendigar, para seguir en el poder, a
eso fueron. Y además, para obedecer al amo...
¿Y qué es lo que quería el amo en este momento? : tratar de ocultar,
de aislar una vez más a Cuba de sus pueblos hermanos (aplausos), y así
prepararon la grosera manipulación que desde hace años están
haciendo en Ginebra. Y lograron que algunos gobiernos de este Continente, sin
decencia, sin pudor, olvidando que en sus propios países la violación
de los Derechos Humanos es el pan nuestro de cada día, levantaron su mano
para condenar al pueblo que más ha hecho por los Derechos Humanos, por
los derechos de los pobres...(ovación)
Finalmente, hermanas y hermanos, me ha conmovido el sentido de fiesta que ha tenido
este acto. Porque no hemos venido aquí a rendir culto a la muerte. Hace
años que las Madres de Plaza de Mayo, hace años que nuestros pueblos
han descubierto el sentido profundo de las muertes injustas. Y hoy, como dicen
las sagradas escrituras, la Biblia, todos aquellos jóvenes y no jóvenes,
hombres y mujeres que desaparecieron en este pueblo, y en Uruguay y en otros lugares
más, son como una nube de testigos que nos rodea y que nos invitan a continuar
con paciencia la carrera que no hemos propuesto.
¡ Hay que correr! Porque estos tiempos son malos. Hay que correr porque la injusticia
está llegando al colmo la miseria la pobreza de nuestros pueblos; y a la
vez hay que hacerlo con paciencia. Y ellos nos llaman, no a derramar lágrimas,
no a traer a la memoria el dolor que ellos experimentaron, sino el dolor que se
convierte en redención, que en nuestros pueblos significa la revolución
inevitable (aplausos)
¡Cuba, ahí está Cuba, que no les fallará! (aplausos) Cuba
no ha renunciado ¡ni renunciará jamás! a la justicia social. ¡Cuba
no ha renunciado jamás a crear un mundo
de hombres y mujeres iguales! ¡Cuba no ha renunciado jamás a ser una alternativa
al capitalismo salvaje que hoy impera en nuestros pueblos!
Allá en Cuba terminamos nuestros discursos diciendo "Patria o Muerte ¡venceremos!"
, pero aquí aprendí algo más:
¡ Patria o Fondo Monetario Internacional ! (aplausos)
¡ O la Patria de nuestro Martí, nuestro Che, de San Martín, de Fidel,
de todos los grandes de nuestra Patria, o vivir de rodillas ante el Banco Mundial
o el Fondo Monetario Internacional ! ¡ Jamás ! (aplausos)
¡ Hasta la victoria siempre ! (ovación)
Discurso de Carlos Aznárez, periodista, director del periódico
Resumen Latinoamericano, en nombre de todos los Grupos de Apoyo a las Madres:
¡Gracias! queridas Madres:
Cuando hace exactamente 25 años nuestros compañeros y compañeras,
nuestros mejores hermanos eran arrancados de sus casas, golpeados en las cárceles,
desaparecidos en los chupaderos, ustedes tuvieron el coraje que no tuvieron otros,
y se plantaron en esta Plaza para decir ¡Aparición con vida! y para reclamar
con dignidad y con coraje civil el regreso de sus queridos hijos.
Después vinieron muchos años de pelea y dignidad aquí. Cuando
las "patotas" las rodeaban, las insultaban y las provocaban para que abandonen
esta Plaza. Pero ustedes se quedaron.
Después vinieron los "demócratas", los rigurosamente vigilados demócratas
por los yankis. Vino Alfonsín, con su "casa bien ordenada", y algunos se
sacaron la foto, allí enfrente. Algunos de los organismos de derechos humanos
se sacaron la foto allí enfrente y ustedes dijeron: "¡Es más de
lo mismo, queremos que nuestros hijos aparezcan con vida! ¡Nos están negociando,
nos están vendiendo!" . Y algunos no les creyeron.
Y después vino Menem, y vendió todo lo que había que vender.
Y ustedes lo anunciaron. Y algunos se sacaron la foto allí enfrente...
y ustedes dijeron: "nos están entregando el país, nos están
entregando la soberanía, están ensuciando las banderas revolucionarias
de nuestros hijos".
Después vino De la Rua, y algunos, además de sacarse la foto allí,
usaron el nombre de vuestros hijos revolucionarios para llegar a ese poder efímero.
Madres queridas, que se hicieron "piqueteras" en Mosconi. Madres queridas, que
quemaron neumáticos en esta Plaza. Madres queridas, que no transaron jamás
con el dinero que quiso pagarles el enemigo de nuestros queridos hermanos revolucionarios
(ovación) ¡Nosotros no peleamos para cobrar nada! ¡Nosotros peleamos por
la revolución, peleamos por recuperar algo que siempre quisimos y siempre
soñamos, que era el socialismo!
Quiero rendirles un homenaje, además, muy especial, que es el homenaje
al internacionalismo militante que siempre mantuvieron.
Estuvieron al lado de Cuba socialista, cuando algunos energúmenos decían
que Fidel estaba traicionando, que nos llevaba por el mal camino... ¡Ustedes estuvieron
con Cuba!
Estuvieron y están con la guerrilla colombiana, (aplausos) cuando algunos
escriben en algunos diarios que "ese no es el camino" (aplausos)
Se hicieron mujeres palestinas en Hebron, en Gaza, luchando contra el invasor
sionista que está masacrando a un pueblo que tarde o temprano, le va a
dar vuelta esa tortilla, y va a recuperar la autonomía para el pueblo palestino.(aplausos)
Estuvieron palpitando con el golpe fascista en Venezuela, y celebraron el triunfo
del Comandante Chávez, como todos los pueblos oprimidos...(aplausos)
Se abrazaron con las madres revolucionarias vascas, a pesar de la criminalización
que les hizo el gobierno español y algunos que anduvieron por aquí
marchando con el embajador español.
Y algo más, Madres: fueron más valientes que nadie, cuando el enemigo
de todos nuestros pueblos sufrió el mayor ataque a sus bases imperialistas
el 11 de setiembre, ustedes celebraban. ¡Todos los pueblos celebraban ese día!
¡Todos los pueblos celebraban, como celebramos cuando el sionismo sufre golpes
en cualquier parte, como celebramos cuando los pobres le cuentan un golpe al enemigo!
(aplausos)
¡Ustedes no especularon con nada! No quieren cargos, no quieren prebendas, no
quieren sillones...Por eso ahora, que paradójicamente hay algunos que están
firmando para que un juez represor español que se llama Baltasar Garzón
tenga el Premio Nobel de la Paz, nosotros, los revolucionarios les decimos: ¡a
ustedes les damos el Premio Nobel de la Revolución! Porque no necesitamos
la paz de los sepulcros, necesitamos la revolución para que los oprimidos
terminen ¡de una puta vez! con este gobierno y con este Imperio que nos está
manoseando y destruyendo.
¡Gracias Madres, por no fallarnos nunca...! (aplausos)
Discurso de Yvette Vega, dirigente de la Federación de Mujeres Cubanas
(F.M.C.)
Madres de la Plaza, Madres de América:
Un cuarto de siglo atrás, en este lugar, se fundó una emoción,
cristalizaron los sueños, y tomó cuerpo una verdad que conmovió
a Argentina: los hijos desaparecidos se levantaron en brazos de sus madres, para
seguir luchando.
Un cuarto de siglo después, vengo desde Cuba, tierra de mujeres y hombres
libres, patria de Fidel, a este país hermano cuna de nuestro querido e
inolvidable Guerrillero Heroico, el Comandante Ernesto Che Guevara, para decirles
¡Gracias, Madres por existir! ¡Gracias por luchar! (aplausos) ¡Gracias por demostrar
que es posible la lucha y la victoria, que el sueño de los hijos, vive
en el sueño de quienes les dieron vida!
Los asesinos creyeron que con la muerte y la desaparición morirían
las ideas, desaparecerían la convicción y la esperanza. ¡Qué
lejos estaban de imaginar en su torpeza de enterrar, ocultar e intentar arrasar
la verdad que ustedes, Madres de la Plaza, habían parido mujeres y hombre
inmortales!
Por ley de la naturaleza es habitual que los hijos sobrevivan a sus padres. La
dictadura brutal atropelló la naturaleza de la ley, pero la rebeldía
no muere... ¡Los hijos parieron a sus madres! Las Madres nacieron de las ideas
de sus hijos y echaron a andar, rebeldes como ellos, inclaudicables como ellos,
¡invencibles como ellos!
Desde que Picasso tomara la imagen de la paloma bíblica, éste ha
sido el símbolo más preciso y precioso de la paz. Pero hace 25 años
a América le nació un nuevo símbolo, tan hermoso y preciso
como aquél: el pañal de sus hijos, anudado a la cabeza.
La paz y la rebeldía silenciosa y firme de las Madres tuvieron un estandarte
que primero sirvió para denunciar una y otra vez ante el mundo a los asesinos,
a la dictadura, y hoy es un estandarte, un heraldo de las causas nobles del mundo.
Pañuelos blancos estuvieron cabeza con cabeza en la Plaza de la Revolución
de La Habana, para reclamar la devolución a su padre y a Cuba de un niño
secuestrado por la mafia terrorista de Miami.
Pañuelos blancos han estado cabeza con cabeza con las madres cubanas, para
solidarizarse con cinco jóvenes cubanos que son hoy prisioneros políticos
de los Estados Unidos.
Pañuelos blancos han estado cabeza con cabeza, oponiéndose a las
sucias maniobras de gobiernos que cambiando su soberanía por limosnas yankis,
condenan a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos. Gobiernos que por demás,
carecen de toda autoridad moral para tales posturas, que asumen a su vez contra
la opinión mayoritaria de sus pueblos.
El gobierno de EEUU, amo y señor del planeta, el mismo que aupó
la dictadura militar en Argentina, el mismo que continuó dictando las recetas
globalizadoras y neo-liberales que hoy sufren las naciones de nuestra América,
es el responsable del sufrimiento de todos los pueblos, y el máximo violador
de los derechos humanos del pueblo cubano, al que ha tratado de rendir por hambre
y enfermedades con su criminal, genocida, e inmoral política de bloqueo.
La Federación de Mujeres Cubanas, compañeras, no podía faltar
a este encuentro, porque hemos seguido, minuto a minuto, toda la lucha de ustedes.
Porque hemos sentido como propias sus tristezas y sus triunfos. Porque hemos llorado
sus lágrimas, y reído de dicha cuando cada nieta o nieto ha sido
rescatado. No podíamos faltar, porque a lo largo de estos años ha
sentido la estrecha solidaridad y el gran respeto que ustedes, Madres de Plaza
de Mayo, han demostrado hacia mi país.
En días como éstos, cuando nos reunimos para mirar hacia atrás,
sólo un momento, para repasar el camino recorrido, para sacar las experiencias,
sabemos que el camino andado es sólo el principio de la larga marcha hacia
el futuro de América.
Las cubanas vemos, en cada una de las Madres de Plaza de Mayo algo sagrado, porque
fue el cubano José Martí, hijo amantísimo, héroe nacional
de nuestra patria, quien dijo de la mujer: "Sagrado queda el seno donde palpitó
un héroe"
Ustedes, Madres sagradas de la Patria Argentina, agigantaron las calles con la
heroicidad de sus hijos y merecen honor. Las ideas justas continuarán naciendo
en la Plaza de Mayo.
¡Vivan las ideas inmortales de sus hijos! (aplausos)
¡Vivan las eternas Madres de Plaza de Mayo! (aplausos)
¡Vivan la solidaridad de los pueblos de América! (ovación)
Muchas gracias.
Discurso de Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de
Plaza de Mayo:
Compañeros y Compañeras:
Les quiero pedir que cerremos los ojos por un momento, y volvamos 25 años
para atrás, con los ojos cerrados.
Algunos no habían nacido, y otros ya tenían edad suficiente. Cerremos
los ojos y mirémosnos para adentro. Y pensemos qué pasaba en este
país, que era arrasado por los militares asesinos, la marina, la aeronáutica,
la policía, los políticos cómplices...
Cerremos los ojos, y piensen en una de nuestras casas. Entraban por los techos,
en la oscuridad, rompían las puertas, amenazaban con las pistolas, golpeaban,
quemaban.
Se llevaban de la casa lo mejor: esos hijos que habíamos parido con tanto
amor...
Cerremos los ojos, y piensen ustedes que aquel 30 de abril, aquí en este
lugar, en esta Plaza, las Madres volvíamos a parir a los hijos. ¡Sí,
sí! Se los llevaban, y los paríamos en esta Plaza nuevamente. Cada
jueves que veníamos sentíamos que los estábamos pariendo
de nuevo.
¡No pudieron, ellos, con nosotras! Primero tímidas, sin saber que hacer...
Por eso hoy, aunque sea martes, pero es el día, recuperar el momento, decirle
al mundo:
¡ Esta Plaza es nuestra, es de nuestros hijos, es de los 30.000! ¡La ocupamos
un 30 de abril, y no la dejaremos nunca!
¿Y saben por qué? Porque todas nuestras cenizas, y las de las Madres que
han muerto han sido desparramadas y serán desparramadas en esta Plaza.
¡Y vamos a estar felices de seguir estando! (aplausos)
En un momento difícil del país, en un momento terrible del país,
las Madres festejamos, ¡sí, compañeros, festejamos! ¿por qué
no? ¡25 años sin faltar un jueves!
¡25 años sin retroceder! ¡ 25 años manteniendo la coherencia! ¡25
años rechazando todo lo que el sistema capitalista ofrece para comprar
la conciencia de los que luchamos! (aplausos)
¡No consiguieron comprarnos con nada! Es ¡asqueroso! el capitalismo. La lucha
por el socialismo que llevaban adelante nuestros hijos es la misma que queremos
nosotros, es la misma del pueblo cubano ¡de ese pueblo al que amamos, porque da
ejemplo!
Las Madres nos hicimos revolucionarias a nuestra manera, a nuestro estilo. Al
mismo estilo de las reuniones de los martes.
Hoy tenemos el orgullo de que han venido las Madres de casi todo el país,
que ham venido los grupos de casi toda Europa, que han venido los compañeros
de casi todas las partes del país que también forman grupos de apoyo
a las Madres. Habernos reunido estos días, haner compartido todos los días,
todo lo que hicimos, para ¡fes-te-jar! los 25 años. ¿Y saben por qué
festejamos? Porque nuestros hijos - cuando se llevaban a uno de la casa y nos
quedaba otro - nos decián: "Mamá, para seguir luchando, hay que
disfrutar de la vida". No se puede luchar, si no se disfruta la música,
el teatro, las marchas, el sol, el amanecer, el anochecer, el amor ¿por qué
no? ¡también el amor! (aplausos)
¡Ellos nos enseñaron que para luchar hay que disfrutar, hay que saber reír!
¡Para luchar hay que saber abrazar! (aplausos)
Y ahora les voy a hablar a ellos. Un ratito, permítanme...a nuestros hijos,
que andan revoloteando, como siempre, por acá...¡los siento, se los juro!
¡Los siento acá adentro! Los siento que me andan por las venas, que me
andan por la barriga, por el corazón, por la cabeza...
¡Hijos queridos! Cuando ustedes faltaron de nuestras casas, no imaginábamos
que no los íbamos a ver más...
No los pudimos despedir. No les pudimos decir "hasta mañana", no les pudimos
decir "¡hasta la victoria!". No les pudimos decir si tenían frío,
o calor.
Sé que la pasaron mal.Pero sé que también sabían,
queridos hijos, que eso les podía pasar.
¡ Y por eso tenemos el orgullo más grande, porque tuvieron las bolas para
hacerse revolucionarios en condiciones muy precarias! (aplausos)
¡Pero no importaba, porque estaban decididos! ¡Gracias, hijos, por haber entregado
sus vidas, habernos marcado el camino! ¡Por habernos dicho: "vieja, cuando uno
tiene un hijo revolucionario tiene que aguantar muchas cosas"! (aplausos)
Por eso ¡queridos hijos! hoy, en esta Plaza que es de ustedes, en esta Plaza que
la tenemos tomada, que no vamos a abandonar - como algunos creen que vienen un
rato y se la quieren apoderar - ¡Esta Plaza es de ustedes! La tomamos las Madres
y se la regalamos. (aplausos)
Permítannos, queridos hijos, que les regalemos la Plaza. Y que en este
momento tan duro y tan difícil, las Madres sigamos creando: Universidad,
Trueque, Feria Artesanal, coros, nuevos compañeros, nuevas ideas, nuevas
formas, todo está adentro de nosotros.
Ustedes, queridos hijos, desde donde estén: ¡por favor sígannos
apoyando! ¡Por favor, sígannos dando ánimo! ¡Por favor, quiero seguir
sintiéndolos aquí, adentro, muy adentro de mi corazón! (ovación)