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7 de marzo del 2002
El capital aplica la doctrina de Conflictos de Baja Intensidad
del Pentágono para preservar sus privilegios
EN LA CALLE
METODOS DE CONTRAINSURGENCIA SOBRE EL PUEBLO HAMBREADO Y HARTO QUE SE ORGANIZA
"Despeje la Plaza de Mayo. No quiero ningún ataque contra la Casa
Rosada" fue la orden que el entonces secretario de Seguridad, Enrique Mathov
- aunque las instrucciones partieron del ex ministro del Interior Ramón
Mestre-dio a la Policía Federal.
Pronto y solícito el cuerpo de infantería, motorizada, a caballo,
autos particulares, carros blindados, hidrantes, desato con saña una
masacre sobre la población que, indignada exigía en las calles
la renuncia de Fernando De La Rua.
La Policia Federal no sólo argumentó que prácticamente
no conocía que hubiera muertos sino que su jefe, Rubén Santos
dijo "Nuestros efectivos no dispararon. Los que tenían armas eran los
manifestantes".
El gobierno responsabilizaba así de los sucesos, cualquiera sea su resultado,
a su antagonista, en este caso una multitudinaria manifestación popular.
El pueblo en manifestación era despojado de todo rostro humano y se le
atribuían oscuras finalidades. En cambio las fuerzas policiales quisieron
todo el tiempo evitar el enfrentamiento.
Sin embargo la investigación abierta por la juez Maria Servini de Cubría
arrojó como resultado inmediato que los cuerpos de las víctimas
en todos los casos presentan orificios de proyectiles 9 milímetros, los
usados por la Federal. Y los asesinos, de uniforme o de civil, dispararon apuntando
selectivamente a sus víctimas, así se desprende de una investigación
del diario Página/12 que "buscó, en el medio del caos posterior
a la matanza, a los sobrevivientes, a los familiares, a los testigos. Todos
salieron de sus casas convencidos de que había que tomar la calle, plegarse
a la rebelión".
Una emboscada para matar un motoquero
Gastón Riva, de 30 años, casado con María Mercedes Arena
y padre de Camila de 8, Agustina de 3 y de Matías de 2, montaba su Honda
en el grupo que arengaba y avanzaba aprovechando un repliegue policial que sería
una ratonera mortal alrededor de las 15.30 del 20 D. Cuando estaban a tiro,
infantería abrió fuego sobre los manifestantes, ahí cayó
inerme Gastón.
A diferencia de Petete, Diego Lamagna, de 26 años, no era un militante
político. Se acercó, como cientos de miles, a ocupar su lugar
en la historia, en nuestra plaza. Partió a las tres de la tarde de Sarandí,
donde vivía con su vieja. "Su caso tiene cierto parecido al de Gustavo
Daniel Benedetto (23) que salió casi a las tres de la tarde de su casa
en La Tablada enfurecido ante el televisor viendo cómo reprimían"
Por el tiempo que debe haber demorado en llegar, llevaría minutos apenas
en el campo de batalla cuando abrieron fuego desde el edificio en el que funciona
el HSBC en Avenida de Mayo al 630, entre cuatro y cinco hombres de civil con
armas cortas.
Hubo fusilados desde las motos policiales, asesinos desde autos particulares,
de civil, y uniformados. Miedo, paranoia y dolor. Y por la hora, los lugares
de las muertes, el calibre de los proyectiles y la ubicación de los disparos
en el cuerpo la matanza fue un hecho planificado y ejecutado a conciencia.
La lógica de muerte y represión, la herramienta desesperada con
que se pretende disciplinar al pueblo protestón es una maquinaria que
aceita su engranaje. Sus piezas son el crimen callejero, las torturas en comisarias,
la desinformación publica, las campañas de terror por diarios
y televisión, la negociación política, las promesas que
luego no se cumplirán.
Durante la noche del viernes 25 de enero, mientras a pesar de la lluvia sucedía
el primer cacerolazo nacional organizado masivo en plaza de mayo (nuevamente
la plaza), la policia se dedicó a practicar el deporte que mejor le sale.
Disparar con saña y placer a la multitud armada de cacerolas, banderines,
mojada, cansada, empobrecida, manoseada.
El secretario de Seguridad Interior Juan José Alvarez intentó
justificar la represión describiendo un supuesto arsenal usado contra
los agentes: fierros afilados que giraban como bumerangs, honderas con bulones,
petardos con encendedores atados.
Pero las imágenes mostraron inclusive a una abuela de 70 años
que sangraba en una pierna.
Siembran miedo en la indefensión de la noche, por las salidas oscuras
de la plaza de mayo para que no queden ganas de volver. Un síntoma de
los nuevos tiempos.
Los milicos no son bobos aunque sirvan para todo
Horas antes de la jornada del 25, el puente Pueyrredón, al sur de la
Capital Federal, estaba ocupado por mas de tres mil familias de desocupados
que exigían el cumplimiento de las promesas de gobierno, la libertad
y desprocesamiento de los luchadores populares ente otras medidas.
"Desde la mañana los titulares de los diarios e informativos radiales
anunciaban: "Cuidado con los violentos", El gobierno prevé incidentes",
"Fuerte dispositivo policial", "Asueto desde la tarde para empleados de los
organismos del estado", "temen un viernes negro". Para esa estrategia, apeló
el gobierno también a las Instituciones Intermedias como la CAME, que
representa a pequeños empresarios del comercio que habían participado
en anteriores cacerolazos, y que durante la tarde llamaban a "no movilzarse
a Plaza de Mayo", "hacer sonar las cacerolas en los balcones o las esquinas
de sus casas, para no dar lugar a los violentos".
Incluso Radio 10 mentía desinformando que las asambleas vecinales pedían
no movilizar a la Plaza de mayo.
La prédica del grupo Clarín y Radio 10, que buscaba oponer la
"legítima protesta de las cacerolas" a "los piquetes, que tienen otros
métodos más violentos" se desvaneció en el momento exacto
en que unos mil vecinos de la asamblea de Avellaneda llegaba al puente al grito
de "piqueteros carajo".
El secretario de Seguridad del Gobierno, declaró a las 21hs que "los
manifestantes del Puente Pueyrredón resolvieron suspender la protesta
y la situación está tranquila". En ese momento un triple cordón
de infantería cubría el ancho del puente, lanzagases e itaca en
mano mientras aceleraban los motores de las motocicletas policiales y un helicóptero
sobrevolaba la zona.
Ningún gran diario y menos algún canal televisivo estaba presente.
Tan solo los medios barriales e independientes.
En la bajada del lado de provincia personal de la bonaerense hizo del sitio
una ratonera. Los servicios de trenes a Capital estaban interrumpidos y las
luces del puente fueron cortadas por la policia para sembrar terror y obligar
el desalojo.
Luego, el martes siguiente en Lanús, en horas de la mañana, Nicolás
Lista, integrante de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados, fue amenazado
de muerte. Ese mismo día, "en reunión que sostenían miembros
del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Almirante Brown con funcionarios
del municipio, ante la negativa de entrega de alimentos y la posible realización
de un corte de ruta, el funcionario advirtió: "¿qué pasaría
si ante el corte que ustedes hagan, se juntaran 100 vecinos muy enojados en
contra de lo que hacen y los enfrentaran?".
Cuarenta y ocho horas después, en Hurlingham, los manifestantes del Movimiento
Independiente de Jubilados y Pensionados fueron emboscados. Quedaron 20 heridos,
y secuestraron por dos horas a Nina Peloso, esposa de Raúl Castels.
El pueblo esta fuera de la ley cuando protesta y los golpes que recibe por su
osadía acusan en vidas, presos y heridos. Los grandes medios de comunicación
que se enriquecieron bajo este sistema son cómplices. Embanderado en
la causa nacional, patriótica el gobierno emprende su cruzada sangrada
contra los traidores. Pero el pueblo va creando en la practica concreta de resistencia
su propia identidad y las herramientas políticas para construir un mundo
nuevo.
Periodico EN LA CALLE, organo de difusión del anarquismo organizado
Argentina, febrero de 2002.